IX. Idilio.

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Después de la noche del primer beso todo cambió, Jung Kook y Ji Min se volvieron más unidos que antes, por supuesto, estaban saliendo y no se molestaban en ocultar su amor, como era lo normal entre un alfa y un omega que sentían la emoción de los primeros días de enamoramiento. Esa noche Jung Kook fue a buscar a Ji Min a su casa para llevarlo a cenar a un restaurante donde ordenó una mesa que estuviese un poco alejada de las demás, aunque no les molestaba demostrar su amor en público, disfrutaba de la privacidad de sus conversaciones; mientras cenaban, como siempre, hablaban de diversos temas, siempre intentando mantener interesante la conversación.

- Tu ex es un idiota. –dijo Jung Kook, oyendo la historia del amor frustrado del omega.- tú mereces algo mejor que eso.

Ji Min asintió con una pequeña sonrisa y tomó un sorbo de su copa de vino servida sobre la mesa, sin apartar la mirada del alfa frente a él.

- ¿qué hay de ti? No me has hablado de tu pasado. –dijo Ji Min.-

- No es algo de lo que disfrute hablar. –contestó Jung Kook.-

- Ya veo...

Hubo silencio en la mesa por un momento, Jung Kook miró fijamente a Ji Min y soltó un leve suspiro, dejando los cubiertos sobre la mesa para hablar y que el omega le entendiera claramente.

- Verás, yo trabajaba para un hombre... todo iba bien hasta que me enamoré de su hija. –dijo Jung Kook.- a él no le quedó más opción que aceptarlo, tal vez solo por cumplirle el capricho a ella.

Nuevamente un suspiro se escapó de los labios de Jung Kook, mirando los atentos y curiosos ojos brillantes de Ji Min.

- Para no aburrirte con detalles, solo te diré que eso ya se acabó y ya no trabajo para ese hombre. –tomó su copa, al igual que el omega, para beber de ella.-

Aunque se moría de curiosidad por saber más sobre lo que había sucedido entre ellos, Ji Min entendía que si no se lo decía por su cuenta, no debía preguntárselo, de modo que solo asintió con su cabeza y continuaron con la cena tranquilamente hasta haberla acabado, salieron del restaurante y fueron al auto del alfa, el cual condujo hasta la casa de Ji Min y juntos se adentraron a la misma, dejando sus abrigos colgados en el perchero que estaba cerca de la entrada.

- ¿quieres algo de tomar? –preguntó Ji Min.-

No tuvo respuesta, Jung Kook se acercó lentamente a él y lo abrazó por la espalda, depositando un beso suave en el cuello del contrario, lo que hizo que se estremeciera y volteara su cabeza para verlo, sintiendo su corazón acelerado por la repentina acción del alfa.

- ¿qué sucede? –susurró Ji Min.-

Otra vez solo obtuvo silencio de parte de Jung Kook, quien besó sus labios, haciendo que Ji Min se distrajera de sus propios pensamientos, solo para corresponder al suave movimiento de sus labios sobre los suyos, mientras sentía las manos del alfa pasearse por su torso y colarse por debajo de su camisa para acariciar su piel erizada por una corriente que recorrió su cuerpo, sus dedos estaban fríos, pero sus caricias no podían haberse sentido mejor. Ji Min se dio vuelta para continuar con el beso, subiendo la intensidad del mismo a medida que lo hacía la temperatura de sus cuerpos, haciéndolos sentir calientes; el beso se tornó húmedo, la camisa de Jung Kook terminó rodando por el suelo en un dos por tres, dejando al descubierto su abdomen bien trabajado, el cual hacía suspirar de deseo a Ji Min, subieron a la habitación del omega, donde sus prendas fueron cayendo una por una hasta haber quedado por completos desnudos frente al otro, Ji Min se recostó sobre la cama, teniendo el cuerpo de aquel formidable alfa sobre suyo, su corazón estaba acelerado, tenía tanto miedo como lo tenía la primera vez que hizo el amor.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora