Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADA

1- Date una oportunidad

—Deja de berrear, Shinichiro es feliz
Le regañaba Takeomi mientras el chico se ahogaba en sake, teniendo el puente de la nariz y las mejillas tan enrojecidas que no tardarían en echarlos del sitio.

—Es que me gusta tantoooo
Lloriqueaba el chico de mechas púrpuras mientras Benkei le palmeaba la espalda.

—¿Por qué no dejas que Takeomi te presente con alguna de sus amigas?
Le cuestionó el de piel morena, sin saber que más podían hacer por él.

—No quiero a una de las "amigas" de Takeomi. Quiero algo enserio— Pegó su cabeza contra la mesa deseando con todas sus fuerzas tener la misma suerte que Shinichiro —Quiero una chica amable y divertida... Que pueda cocinar decentemente o al menos que se preocupe por qué no muera de hambre como hace ______ con Shin-chan.

Golpeó el puño contra la mesa, demasiado ebrio para causarle cuarteaduras.

—Ya ya Waka— Intentó de nuevo el más alto —Le preguntaré a Aki si tiene alguna amiga soltera para que vayan a una cita.
Hizo referencia a su novia, consiguiendo solamente un nuevo trago del de ojos púrpuras ante el sútil recordatorio de que ahora todos eran tan felices con sus parejas y él simplemente no podía salir a tres citas seguidas con la misma persona.

Hasta Takeomi había cambiado un par de veces de pareja en los últimos años, cosa que ya era de por sí deprimente para el chico.

—Quiero una novia

Admitió finalmente, pero por más insistencia que había de parte de sus amigos, Imaushi no conseguía llenar el vacío en su apuñalado corazón.

¿Era demasiado pedir? ¿Debía ser rechazado veinte veces seguidas como Shinichiro para encontrar el amor verdadero?
Quizá esa era la verdadera lámpara del genio a la que necesitaba darle oportunidad...

Dió otro sorbo a su sake, sintiéndose mareado y nauseabundo.
—Wakasa, en la mesa no
Dijo Takeomi apenas lo observó inflar el pecho, llevándolo a rastras al baño para que potara todo de una vez.

¿Desde cuándo se habían convertido en el club de los 4 alcohólicos que se daban palmaditas y se sostenían el cabello cada que se emborrachaban?
¿Tan viejos se estaban volviendo?

Benkei estaba viviendo una etapa estable con su novia Aki (la cuál había conocido en el restaurante de ramen que frecuentaban), Shinichiro estaba que miraba flores por todas partes con su pequeña hija y Wakasa renegaba de su soltería como un viejo amargado.

Takeomi detuvo las mechas del chico antes de que se cubrieran de vomito mientras hundía la cabeza en el retrete.
Temía lo muy similar al Shinichiro de hacía algunos años que era el comportamiento de Imaushi, llorando por los rincones al no encontrar a alguien para tener a su lado.

Quizá a él no lo rechazaban las mujeres (o los hombres), pero nunca nadie era suficiente para él, gracias a la esposa de Shinichiro, de quién estaba ciegamente idiotizado. Aunque ya comenzaba a pensar que era más una obsesión por los comportamientos de la chica, que ya era madre de los dos hijos de su ex líder de pandilla.

No le agradaba para nada ______ desde el inicio y con lo mucho que hacía sufrir a Wakasa manteniéndolo a su lado como una sanguijuela, siendo jodidamente peligroso para su amistad de años con Shinichiro el que llegara a pasar cualquier cosa entre ellos, realmente aborrecía a esa pequeña pelinegra.

—¿Por qué no insistí un poco?
Se lamentaba, recordando que cuando Shinichiro y su esposa llevaban poquísimo tiempo de conocerse, él se había topado con la chica en un salón de videojuegos, siendo rechazado inmediatamente.

Volvió el estómago una vez más, tratando de acostarse en el piso luego de dejarse medio pulmón en el retrete, por lo que Takeomi determinó que ya era suficiente, levantándole como a un chihuahua por la chaqueta, poniéndolo en pie y arrastrándolo al lavabo para mojarle la cara.

—Para. Te conseguiremos una novia.
Dijo abriendo el grifo y quitando los restos de vómito ácido de su boca.
—Harás una cita con el peluquero mañana para que arregle el nido de pájaros que tienes en la cabeza y vamos a conseguirte una puta novia

¿Cuántos cadáveres con el corazón roto tenía que levantar? Solo le faltaba que Benkei rompiera con la mesera y su espalda no iba a aguantar el peso de esa montaña de músculo de dos metros.
Más le valía a Aki tratarlo bien y darle muchos hijos que lo mantuvieran ocupado.

—Tienes que dejar de ser tan exigente— Le dijo mientras sacaba toallas de papel —Si no te das tiempo de conocerlas, nunca sabrás si son mejores que ______.

Imaushi no estaba convencido, pero tampoco estaba en sus cinco sentidos para alegar nada.

Ciertamente, era un poco cabrón a la hora de elegir.
Se aburría fácilmente y con las comparaciones que hacía a todas sus posibles conquistas, se estaba quedando sin oportunidades.

Debía aclararse él mismo primero, porque sabía lo que quería, pero no era como si sus parejas debían cumplir todas y cada una de sus expectativas.
Pero ahí estaba... Llorqueando debajo del lavabo de un bar, balbuceando cosas inteligibles mientras Takeomi se disculpaba con los encargados y trataba de ponérselo sobre el hombro para llevarlo a casa.

Esa noche Takeomi se encargó de llevarlo a su departamento, meterlo en la cama y girarlo para que no se ahogara con su propio vómito mientras dormía.

Llamó a Benkei para avisar que estaban bien, encomendándole la misión de conseguirle un par de citas al chico lo más pronto posible.

Si planeaban jugar a Cupido, tenían que hacer un buen trabajo.
Si lo conseguían, él iba a ser el único soltero del grupo, pero era un sacrificio que estaba dispuesto a aceptar si eso le evitaba cuidar de esos tontos borrachos y sus impulsos de muerte al ponerse al borde de un acantilado por un par de tetas.

Wakasa iba a conseguir una novia, si o si tenía que dejar esa faceta depresiva y patética que era tan irritante. Prefería mil veces su sonrisa boba y la vocesita patética al teléfono todo el día a ese saco vacío en el que se había convertido.

Necesitaban al Imaushi seguro de sí e iban a traerlo de vuelta, así tuvieran que sacarlo del infierno en el que estúpidamente había entrado por su propio pie.
De eso se encargarían ellos.