11- Ánimo

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Algunas semanas después, Imaushi lucía decaído, como si su cuerpo y mente estuvieran separados dándole vueltas a un asunto que lo hacía fruncir el seño mientras pensaba en completo silencio, cosa que Benkei no podía pasar por alto fácilmente.
Su amigo se distraía fácilmente y en más de una ocasión le había atinado un golpe accidental cuando olvidaba la secuencia de la rutina que estaban siguiendo.
Quizá los únicos momentos de lucidez que había visto en él eran cuando tenía su móvil a la mano, texteando sin detenerse  y sonriendo bobamente a su pantalla.
Era entretenido, hasta divertido verlo suspirar con el puente de la nariz sonrojado. Pero en cuanto guardaba el aparato, parecía disociarse del mundo con esa expresión seria en el rostro.

—Oye Waka— Dijo el moreno mientras hacían una pausa antes del próximo circuito —¿Todo está bien?
El rubio lo miró sin entender, bebiendo de su botellón de agua mientras el sudor le escurría por las sienes.
—¿Si?— Intentó, pero el más alto no sacó su vista de él —No es nada
Le sacó la vuelta, yendo hacia la oficina a hacer el tonto como cada vez que no quería hablar de algo, pero tal y como lo hacía su colega los días de corte en los que faltaba alguna cuota que Imaushi había perdonado a alguno de sus alumnos, el chico se plantó de cara a él, con los brazos cruzados y esa mirada severa que demandaba una explicación.

—No quiero hablar, es algo estúpido. Se me va a pasar.
Se encogió de hombros, tratando de salir de aquel hoyo en el que él mismo se había metido, sin oportunidad alguna, ya que el de barba se había recargado contra la puerta a la primera señal de huida.

—¿Es por lo de las chicas otra vez?— Preguntó con cuidado —No necesitas una novia perfecta Waka, necesitas a alguien que en serio te quiera.
Imaushi bajó la mirada al suelo, no queriendo hablar del tema.

—Oye, ni siquiera cuando eras un mocoso eras tan exigente, tienes cientos de chicas lindas detrás de ti— Le habló con preocupación —Que te obsesione la única chica que no puedes tener no es bueno para ti

Wakasa levantó la mirada, sabía de lo que hablaba, pero en realidad, no era aquello en lo que estaba pensando.
Si, la esposa de Shinichiro le gustaba desde que ellos eran novios, pero el tiempo y la abrumadora felicidad de su amigo era mucho más importante que los sentimientos que hubiese llegado a tener por la chica. La quería, si, pero como una extensión de Shinichiro, como la madre de los hijos de su mejor amigo.
Así que no podía simplemente seguir con ese triángulo amoroso toda la vida y, a decir verdad, desde que los preciosos caireles dorados de la estilista habían aparecido delante suyo, los residuos de esa obsesión habían disminuido como nunca antes.
No sabía si en realidad se había encaprichado con Ren, pero le emocionaba pensar en que podía tener una oportunidad con ella.

Sonrió bobamente, bajando sus comisuras en cuanto recordó que su amigo seguía delante de él.
—Estoy bien Benkei, gracias por preocuparte— Le palmeó el hombro, pidiendo silenciosamente que se apartara de la puerta —_______ es mi amiga, pero ya no tengo esas intensiones con ella

Su expresión de ojos cansados se suavizó, haciendo dudar al moreno, quién le abrió paso inconscientemente.
—¿En serio?— Preguntó sorprendido —Has pasado los últimos años detrás de ella. Hay otra persona que te interesa ¿Verdad?
Analizó, haciendo reír a Imaushi, quién simplemente se rió, asintiendo hacia la gran muralla.
—Ni siquiera he podido invitarla a salir dos veces.
Murmuró, haciendo reír al moreno.

—¿Y quién es?
Preguntó con una sonrisa sincera, alegre de escuchar que su amigo al parecer solo estaba pensativo sobre su nuevo interés amoroso.
—Se llama Ren, trabaja en la peluquería a la que fuí hace unos días— Explicó, trayendo a su mente la imagen de la chica —Tiene ojos bonitos... Y su cabello es como... Increíble
Suspiró, cruzándose de brazos y apoyando la cabeza contra la pared, sonriendo completamente perdido en sus visiones de la chica haciéndole el shampoo.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now