Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADA

44- Preocupado

Para las 6:00pm, estando libre de todos los deberes del trabajo, Wakasa sólo podía pensar en una cosa; Contarle a Shinichiro sobre su bebé.

Recientemente había descubierto su emoción por el nuevo ser que había entrado a su vida y era cuestión de tiempo para que la ropa holgada dejara de funcionar para que Ren consiguiera ocultar a su pequeño.
Estaba tan contento porque ahora no solo tendría a su pareja esperándolo en casa como siempre había deseado. El pequeño bulto en su vientre también estaba ahí, creciendo más cada vez que le besara la barriga cuando se fueran a dormir.

Tenían poquísimo tiempo de saber sobre la existencia de su hijo y el muchacho comenzaba a adoptar algunas costumbres que le daban una idea de lo muy sobreprotector que iba a ser con su pareja mientras estuviera en cinta; Ya no podía dormir lejos de ella, pensar en que podía perderse cualquier mínimo detalle del proceso le hacía gruñir el estómago.

Todavía tenía en mente la primera vez en que había puesto sus manos sobre el vientre de Ren, esa sensación tibia y el escalofrío de ella cuando la apoyó de espaldas sobre su pecho, pasando las manos por su cintura y dejándolas descansando bajo su ombligo.
Le había besado el pelo toda la noche hasta que se había aprendido todas las notas suaves de su shampoo, quedándose dormido solo cuando pudo escuchar el leve silbido de su nariz que indicaba que estaba descansando.

Quería compartir tanto esa felicidad y su mejor amigo debía ser el primero en saber.
Le había texteado varias veces para preguntarle si estaba libre y tras una afirmación sobre poder hacerse un tiempo para recibirlo, el chico se había dirigido directamente hasta la tienda.

Shinichiro podría comprenderlo mejor que nadie, porque él ya era padre y había revoloteando de emoción al saber de la llegada de su primer hijo.
Wakasa se preguntaba si él también tendría un hijo varón para que se peleara con Shinji y conquistara a la pequeña Rinnie aún siendo menor que ella. O si, en el mejor de los escenarios, tenía una preciosa princesa que tuviera toda la cara de Ren...
¿Una niña? Se le iluminó la mirada.
¿Tener otra princesa como Ren con su propia sangre?
No tenía idea de que le emocionara tanto la posibilidad de que su pequeño bichito fuera una niña.
Podía visualizarse perfectamente a sí mismo grabándola vestida de abejita en los festivales del jardín de niños, arreglándole las calcetas o felicitarla ñor dibujar un par de muñecos deformes a los que les pondría "mamá y papá".

Entre más lo pensaba, más posibilidades encontraba, incluso podía decir que le entusiasmaba pensar en todas las cosas que podría vivir con su hijo o hija. Recoger a un niño a la escuela montado en una motocicleta haría alucinar a sus pequeños compañeros. Y él no sabía que quería dar esa imagen del papá más cool de todos hasta que se planteó la posibilidad de realmente criar a un pequeño Imaushi.

Bueno, si es que terminaba por ser un chico flacucho que tomara la genética de su familia...
Todavía no quería preocuparse sobre si su hijo heredaría los genes Terano en el sentido equivocado y terminara pareciéndose a South, deseaba que no, pero la genética era misteriosa.

Lidiar con dos locos en la familia... Bueno, al menos Ren ya sabía cómo manejar ese carácter de mierda.

Estacionó el coche a unas calles de su destino, bajándose y echando el cerrojo para caminar los metros que le hacían falta para llegar donde Shinichiro.
Hizo su camino dentro de S.S Motors,, haciendo tintinear la campanilla de la entrada.

—¡Hey!
Le saludó Shinichiro con una sonrisa cansada, como si hubiese estado durmiendo hasta que entró
—Volviste a tu color natural— Hizo la observación sobre su cabello —¿Por eso la insistencia?

Wakasa parpadeó, dándose cuenta de lo poco consciente que el cansancio tenía a su amigo. Hacía meses que le había dicho lo mismo cuando se había cortado el pelo, pero aquellas oscuras ojeras bajo las pestañas inferiores le daban una idea de lo muy cuestionable que estaba siendo el sueño de su amigo últimamente, así que no lo juzgaría e ignoraría el pequeño detalle.