31- Domingo

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La sensación de su cama manteniéndola caliente entre las mantas el fin de semana le encantaba.
El aroma masculino llegando a sus fosas nasales a primera hora del día era algo que agradecía infinitamente.
Renegó un poco para estirarse, notando el cuerpo presionado contra ella deliciosamente, recordando el divertido momento que había compartido anoche con el chico que ahora dormitaba pesadamente contra su espalda.
Abrió los ojos por inercia, sintiendo su cuerpo cómodamente cansado contra la almohada.

Se movió un poco, notando las grandes manos de Wakasa amasándole el pecho, manteniendo su entrepierna contra su espalda.

¿Hacía cuánto que no despertaba en su cama con un chico sin querer salir huyendo en cuanto abría un ojo?
Suspiró, girándose y acomodándose en el pecho del chico para descansar un poco más.
Si estaba soñando, no tenía intensión alguna por despertarse.

-Buenos días- Le habló una voz ronca y adormilada todavía, enredando su pierna sobre su cuerpo para atraerla todavía más -¿Qué hora es?
Preguntó dejando un beso sobre su cabeza, sintiendo los efectos de la resaca apareciendo cuando intentaba abrir los ojos.

Las cortinas delgadas de la habitación de su novia ayudando poco a su estado jaquecoso.

-Temprano para que estemos despiertos
Dijo ella al notar la escasa luz afuera, adivinando que tendrían que ser eso de las 7:00 u 8:00 de la mañana por el alegre trinar de los pájaros afuera.
Miró hacia su reloj, notando los números verdes fosforescentes que, efectivamente, todavía no llegaban a las dos cifras.
Vaya, su novio si que era un madrugador. Aún con resaca, estaba al pie del cañón bastante temprano.

-Amor- Le llamó aún soñoliento -¿Dónde están mis nenas?
Preguntó con una risita profunda ante la ausencia de las tetas en sus manos, buscando tocarle el trasero para compensar.

-Ima
Se rió ella, besándole el cuello y el inicio de la mandíbula.

Wakasa estaba cansado y le dolía la cabeza. No tenía idea de donde estaba acostado, pero su idea de un domingo perfecto debía tener una buena dosis de sexo matutino para dejarle satisfecho, así tuviera que dormir hasta el medio día después de eso.

Levantó una de las piernas de su novia hacia su cadera, rosando su entrepierna contra ella, avisándole que se había despertado un tanto "juguetón".
-Oye, no hagas eso...
Se rió Ren dándole la espalda nuevamente, evitando que se la metiera a secas sin un preservativo.
-Vuelve aquí
Le tomó por la cintura el chico, quejándose más dormido que despierto, con los ojos todavía cerrados, sin tener la suficiente fuerza aún para obligarla a quedarse en aquella posición. Así que se conformó de momento con mantener su miembro calentito entre los cachetes de su culo.

-Dijiste que era muy temprano
Se quejó entre pequeñas risitas la chica, dejándose meter mano bajo la camisa otra vez.

-¿Puedo?
Preguntó, tirando del elástico de su ropa interior para hacerlas a un lado.
-Es muy temprano bebé- Le masajeó la frente al notar una arruga pronunciada en su entrecejo -Descansa primero.
Se dió la vuelta, acomodándose contra su pecho, respirando tranquilamente contra su cuello.
Un pequeño bulto presionandose en su abdomen la hizo abrir nuevamente los ojos, inspeccionando bajo las sábanas y dándose cuenta del nada "pequeño problema" que tenía su novio ahí abajo.
Las erecciones matutinas podían representar un problema cuando estaba solo en casa, pero teniendo a su preciosa novia al lado, iba a ser muy útil (y divertido).

Ren se sonrojó completamente, notando a Imaushi refregándose contra ella.

Oh, maldita tentación

No tenía condones en casa y sinceramente se sentía incapaz de resistirse a su novio en estado cariñoso (o simplemente resistirse a él, cualesquiera que fuera su estado).

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now