Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADA

32- Sincerarse

Saber que había llegado a casa de los Akashi no podía ser de otra forma que escuchando gritos y una pelea dentro.

-¡Ya estoy harto de que te portes como un imbécil! No tienes dos años- Abrió la puerta el pelinegro -Hola
Le saludo, haciéndose a un lado para que pasara.
-¡Dale esa mierda a Senju por cinco minutos o ninguno lo va a tocar en un mes!
Vió a Haruchiyo tirarle el control de la xbox a su hermana, quejándose y subiendo por la escalera.

-Iré por tus llaves- Le dijo el de la cicatriz -Ayer por poco rompes las de Benkei tratando de meterlas en el encendido.

Entró en la casa, indicándole seguirlo mientras pasaban a su habitación.
Takeomi estaba bastante tranquilo, como si nada raro hubiese pasado con él la noche anterior, pero Wakasa todavía no superaba al sumiso adulto jugueteando con su novia como si fueran los mejores amigos de toda la vida.

Se mantuvo en silencio, meditando cuál sería la pregunta correcta par iniciar sin que el otro fuera a ofenderse, ya que le conocía a la perfección como para saber que iba a exagerarlo todo.

-Oye...
Frunció el entrecejo, todavía sin plantearse la metodología adecuada.

-Quieres saber qué pasa con tu novia- Suspiró el pelinegro -Siéntate

Wakasa seguía sin comprender cuál era el nexo que los unía tanto.
Su novia era un ser dulce y bondadoso, digno de subir al cielo en el Apocalipsis.
Y Takeomi...
No había muchas explicaciones para decir que no era una de las mejores personas que conocía, así que ¿Por qué tanto misterio entre ellos dos?

No le gustaba que Ren le diera besitos a modo de saludo, ni que él le sonriera tan estúpidamente, así que era un buen momento para hablar de aquello sin tapujos.

Su orgullo se veía comprometido, pero podía soportarlo un poco con tal de averiguar algo, así que apretó los labios obedeciendo a regañadientes para escuchar la explicación que el otro le ofrecería.

Ocupó el sitio en la cama de su amigo, esperando mientras él abría la ventana y encendía un cigarrillo para ponerse a fumar con una expresión pesarosa, como si lo que iba a decir llevara años guardado en su consciencia.

-Estábamos en tercer grado cuando la vi llorando mientras comía su almuerzo en la azotea
- Dió la primera calada -Le habían roto las gafas y no veía más allá de sus narices... Solo estaba en primer año
Recordó con amargura, divisando claramente sus manos regordetas sosteniendo el sandwich y el como se limpiaba las mejillas completamente rojas.
-Ren es un blanco increíblemente grande para la gente estúpida
Intentó esfumar aquello de su mente, sin siquiera poder ver a Wakasa a los ojos mientras se perdía en sus recuerdos.

Acercó el cenicero, dejando caer las pequeñas partículas sobre el vidrio.
-De vez en cuando hablaba con ella en los descansos... Cuando no estaba escondida en la biblioteca o almorzando en el baño- Negó con ironía -Tenía sobrepeso, pero era bonita. Nunca se lo ha creído... Incluso ahora duda que sea verdad pero es hermosa

Wakasa sintió sus labios apretarse ante el comentario, pero trató de decirse a sí mismo que aquello simplemente era algo obvio, que así como él había notado la belleza de su novia, el resto de los mortales también podía hacerlo.
-La chica con la que salía... Esa que es igual a la esposa de Shinichiro...- Dejó salir todo el humo con pesadez -Esa... Perra la usó de saco de box solo porque nos vió juntos y no quise seguir su juego estúpido de burlarme de su peso.

El pelinegro dió otra inhalación al tabaco entre sus dedos
-Intenté que la dejara en paz, pero dijo que no saldría con un perdedor que no sabía divertirse- El remordimiento en su rostro hacía creer a Wakasa que no había un final feliz para eso -Dejamos de vernos después de que terminamos la escuela. No sé qué pasó después de que Shinichiro y yo nos graduaramos.
Miró a un punto ciego en la pared, reflexionando que había muchas cosas más que podía haber hecho, pero que la intensión ahora no valía nada.
-Yo me olvidé de ella, pero años después nos encontramos en un bar y... Bueno, ella había cambiado mucho.