Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADA

10- Solo

Ambos volvieron a montarse en la motocicleta para dirigirse al edificio dónde Ren vivía.
Los fuegos artificiales estallando detrás de ellos en cuanto la marcha del motor había resonado, haciéndolos mirar apenas unos segundos al cielo antes de emprender el camino de regreso.
La pirotecnia estallaba en un millar de colores que ninguno de los dos podía apreciar bien por el viento.

Wakasa maldijo por lo bajo. De no ser por South, probablemente podría estar besando a Ren en ese momento.
El espectáculo de luces siempre daba un ambiente romántico, así que podría haber aprovechado para hacer su jugada y avanzar un par de pasos con ella.

Pero no, estaba conduciendo hasta su casa cuando apenas eran las 11:15pm. Sin siquiera un pequeño pico de la chica.

No había mucho que pudiera hacer en ese punto, así que apenas llegaron y ella se bajó de la moto, suspiró con resignación hacía sus adentros.

—Gracias... Por todo— Dijo ella jugando con sus llaves —Fue... Una linda cita.
Le sonrió, recordando que todavía tenía su chaqueta puesta,  apresurandose a devolvérsela.
—Ren...— Rosó sus dedos mientras intentaba no dejarla ir —¿Puedo invitarte a salir de nuevo?
Preguntó, sintiendo un nudo en su garganta.
¿Por qué no era tan sencillo como con sus otras novias? Ya no podía solo decir "Yo te llamo" después de que ellas insistieran en verse pronto.

—¿Ah? Claro Wakasa— Le dijo tomándole la mano con mucha familiaridad —Me divertí mucho hoy.
El chico se tranquilizó al escuchar aquello. Observando sus mejillas sonrojadas al dejarlo ir rápidamente.

—Prometo no volver a tratar de impresionarte con juegos— Se rascó la nuca —Es patético.
Apretó los labios, sintiendo su orgullo dolido al regresarla a casa con las manos vacías.

Pero contrario a lo que esperaba, la chica se acercó a él, besándole en la mejilla cariñosamente, consiguiendo sonrojarla por primera vez en quince años con un solo beso.

—Gracias por intentarlo— Le sonrió, acercándose hasta el portal —Fue muy lindo de tu parte.

No pudo articular palabra, consiguiendo únicamente agitar su mano a modo de despedida cuando ella le dijo adiós para entrar en la recepción de su edificio.

Cuánta calidez...

Se tocó la mejilla en cuanto creyó que ella no podía verle ya, riéndose del tierno gesto que lo tenía por las nubes.

Ren Terano... Lo tenía como un adolescente inmaduro mirando a su guapa vecina por primera vez después de que le pidiera una taza de azúcar.

Había obtenido un  beso —en la mejilla— pero un beso al fin y al cabo.
Tenía que contárselo a los chicos.
Probablemente omitiría la parte de como había fallado rotundamente en varias ocasiones, pero tenía que sacar la picazón en su pecho de decirle a alguien que había conocido a la mujer más hermosa del mundo.

Encendió nuevamente el motor, dirigiendose a su hogar para descansar.
Había tenido una buena noche después de todo y estaba emocionado por ello.

Se montó en la motocicleta, bastante más satisfecho de lo que esperaba después de que sus planes fueran frustrados por el primo de la chica.
El distrito de Ren no estaba mucho más lejos que una estación de tren del suyo, eso era algo bueno, quizá podría visitarla en sus días libres andando.

Estacionó en su lugar, poniendo la cadena en la moto y cortando la marcha para que ningún ladrón listillo pudiera encenderla fácilmente.

Sacó sus llaves, saludando al portero en la entrada que miraba la TV tranquilamente (quién ni siquiera le prestó atención por cortesía) adentrándose hacia el asesor, oprimiendo el botón del séptimo piso.