20- Amor

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El moreno lo había bajado apenas una calle después de que lo había comenzado a cargar. No sin antes regañarlo hasta que prácticamente se había quedado sin voz.

—Tienes que tomarte esto en serio Waka— Le dijo suavisando su expresión —También quisiera dejarlo todo y estar con Aki, pero el gimnasio es la prioridad ahora

—Lo siento
Dijo Imaushi, comenzando a andar sobre sus pies.
No se sentía con ánimos para pelear, así que solo volvería sin protestar.
Todavía tenía ciertas dudas acerca del avance que tenía con Ren después de todo.
Amaba estar a su lado, escuchar su risa y sentir su diminuta cabeza recargándose en su hombro al sentarse en el parque, pero ni siquiera se había atrevido a preguntarle si quería ser su novia.

Benkei lo notaba bastante apagado, incluso para Wakasa, quién era increíblemente serio y su mirada siempre parecía aburrida de todo lo que pasaba a su alrededor, sabía que no estaba del todo bien.

—¿Qué pasa?— Se animó a preguntar, pasando por alto su enfado inicial —Creí que ibas a ver a tu chica ¿Por qué estabas con Shin?
Caminó a su lado, esperando por una respuesta que no llegaba. Entonces sospechó que todo estaba peor de lo que imaginaba.

—No me digas que te mando al diablo— Sus pensamientos salieron por si solos, arrepintiendose instantáneamente —No quise decirlo así...

—¿Mmm? ¿Dijiste algo?
Preguntó el rubio, sin haber escuchado absolutamente nada de lo que Benkei le hablaba por estar dándole vueltas a las reacciones de Ren en su interacción.

—¿Todo bien con la amiga de Takeomi?
Preguntó nuevamente, teniendo la atención de Imaushi.

—Eso creo
Dijo sin muchos ánimos, no teniendo idea tampoco de su situación con exactitud.

—¿Se enojaron?
Mencionó el más alto

—No, solo tuvo que irse porque su primo le llamó.

Frunció el seño, comenzando a pensar en que necesitaba preguntarle muchas cosas a Ren sobre su primo.
La había escuchado hablando un par de veces en otros idiomas y definitivamente los mensajes que escribía en su móvil no podían ser japonés.

Recordaba haber estado en el supermercado con su mamá cuando era niño, hablando con una cajera que tenía un acento similar al de la chica, pero la mujer tenía la piel más oscura en comparación con Ren.

Tenía curiosidad por saber si realmente era extranjera o sus padres eran quienes se habían mudado a Japón.
Su apariencia no era nada típico, por lo que no le sorprendería saber que venía de algún lugar fuera de Asia.
Sus piernas gruesas y el generoso culo que tenía solo podía ser genética de algún otro rasgo genético.
Y sus pechos... La maldita perdición que no se podía sacar de la cabeza cada vez que intentaba mirarla a los ojos después de haberla visto desnuda tocándose a sí misma.

Sus pensamientos divagaron de pronto, sustituyendo su conciencia de la calle por dónde caminaba  para repasar imágenes de  Ren parándose de puntillas sobre el mostrador de la heladería mientras su pecho se recargaba contra el vidrio de la vitrina y robaba toda la atención del chico de preparatoria tras la barra que los atendía.
No era el único perro babeante, por muy inmaduro y estúpido que se sintiera al no poder alejar sus ojos.

Sonrió inconscientemente, meditando en lo muy afortunado que era porque una mujer tan bonita como ella estuviera soltera al momento de conocerla.

¿Por qué no tendría novio?
No era presisamente una adolescente, ni tenía un carácter de mierda que espantara a todos los chicos.
Quizá solo era que su generación estaba llena de idiotas que no podían apreciar la belleza debidamente... Y viendo la situación actual, el era parte de esos idiotas. Porque no había podido siquiera mencionar la palabra "compromiso" teniéndola delante.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora