33- Irreconocible

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Ren lo miraba los ojos cerrados de su pareja al besarla, intentando entender qué se había perdido las últimas horas para que su novio viniera derrapando su moto hasta su puerta.
—Ima, me preocupas...
Dijo en cuanto dejó de besarla, agachándose sobre su hombro y abrazándola con tanta fuerza que parecía que algo malo le había pasado.

—Vamos a mi departamento— Dijo volviendo a darle besitos por toda la cara —Mañana te llevaré al súper, pero quiero hacerte el amor ahora mismo.

La rubia parpadeó, casi desencajándose la mandíbula al escuchar la propuesta tan directa.
Tartamudeó, intentando pedir una explicación que Imaushi evidentemente no iba a proporcionarle.
La ayudó a subirse a la motocicleta aún en shock.
—Aquí— Pidió tomándole ambas manos sobre su abdomen —Abrazame

Ren no alcanzaba a comprender aquellos extraños comportamientos, pero se limitó a obedecer, enrollando sus brazos y recargando su mejilla contra su espalda, dirigiéndose hasta el hogar del chico en el más extraño de los silencios.

La alta velocidad a la que manejaba el chico apenas y le permitía tener abiertos los ojos cuando intentaba mirar sobre su hombro, su cabello revoloteaban por todas partes y el frizz le haría una melena de león seguramente. Pero no podía dejar de pensar en que podían haberle dado una mala noticia, que algo fuera mal en el gimnasio o quién sabía que cosa había sido lo suficientemente mala para ponerlo así.

Wakasa estaba terriblemente extraño, sin decir una sola palabra, pero besándola a la mínima proximidad cuando llegaron al estacionamiento.

Subieron al departamento después del viaje en ascensor más caliente de todos, en el que Imaushi solo se había frenado un poco al meterle mano cuando un par de vecinos entraron al elevador con ellos. Siendo Ren, la chiquilla se moría de vergüenza ante las miradas curiosas cuando el le besaba cariñosamente el pelo o le abrazaba con demasiada proximidad junto a los orientales. Incluso había dejado su mano en su trasero durante todo el viaje.
La pobre estaba tan roja como un tomate al bajar del elevador.

—Waka...
Intentó frenarlo al salir de ascensor, únicamente consiguiendo que la llevara ahora a rastras sin pensarselo.

Cuando cruzaron el umbral a tropicones, Imaushi ni siquiera pudo esperar a que dejaran los zapatos en la entrada, la cargó haciendo que enredara las piernas en su cintura, haciéndola dar un gritito en el proceso.

—Wakasa, esto es demasiado rápido ¿Qué pasó?

El apretó los labios, pero no sé detuvo hasta ponerla sobre la cama, hundiéndose en su cuello y haciéndole la espalda cosquillear con los besos.

—Imaushi— Trató otra vez, tomándole la cara para que la viera —¿Qué te pasa?

Se mordió los labios, visiblemente afectada por los besos y caricias repentinos, pero sin querer ir más allá hasta no saber que todo estaba bien.

—Quiero estar contigo
Dijo él con la voz temblorosa

—No me asustes así ¿Pasó algo con Omi?
Le peinó los cabellos.
Aquella posición, con él entre sus piernas y su cara a la altura de su pecho era algo extraño, pero Wakasa parecía tan afligido que era lo de menos.

Para el chico, la mención de Takeomi terminó por hacerlo sentir peor.

No estaba segura, pero sus ojos parecían cristalinos, como si estuviera aguantando las ganas de llorar.
—Perdón— Le dijo el muchacho escondiéndole la cara—Soy patético haciendo esto ahora

La rubia sintió su pecho mojarse ligeramente y para cuando escuchó el tenue sollozo, todo su deseo sexual retomó el rumbo de la preocupación.
—¿Ima?
Se levantó de inmediato a pesar de las protestas, buscando verle la cara y sintiendo su pecho estrujarse cuando las lágrimas contenidas resbalaban por las mejillas enrojecidas de su novio.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora