24- Furioso

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Wakasa no iba a dejarla subirse a un taxi e ir a enfrentar la situación ella sola, así que se ofreció a llevarla directo hasta su hogar.

Conocía la reputación de South, pero no sabía hasta donde llegaba la sobreprotección con su prima, así que no se iba a arriesgar a dejarla irse y que ese animal le pusiera un dedo encima.

Sospechaba de la actitud que Ren tenía, exactamente igual a alguien que sufre violencia: Le temblaba la voz, intentaba complacer a su primo en todo y cuando cometía un pequeño error, se moría de la angustia.
No iba a dejarla en casa de ese montruoso mocoso en bandeja de plata.
Si le ponía una mano encima a Ren, iba a darle la paliza de su vida.

—Oye, tranquilizante
Le tomó la mano cuando subieron a la motocicleta, notando sus dedos temblorosos sobre su pecho, girando un poco la cabeza para poder hablarle.
—Estamos juntos en esto ¿Bien?— Le aseguró para calmarla —Si se sale de control te traeré de vuelta al apartamento hasta que se controle

Ella asintió, susurrándole un "gracias" apenas perceptible.

Arrancó la motocicleta, sabiendo que su perfecta y maravillosa cita había terminado como la mierda.
Condujo por la ciudad a una velocidad considerable, esperando que las cosas no se tornaran terriblemente mal.

Al llegar al piso de la chica, Ren ni siquiera pudo esperar para saltar del asiento e ir a la puerta. Olvidando por completo el casco en su cabeza.

—Gracias por traerme
Dijo sacando sus llaves para abrir la puerta.
Wakasa fue tras ella inmediatamente, saltando de dos en dos por las escaleras para adentrarse al edificio junto a ella.

—Te dije que estábamos juntos en esto
La alcanzó en el asesor, deteniendo la puerta y entrando también con el casco colgando de su cuello.

—Ima, no tienes que...
La besó, interrumpiendo sus protestas, consiguiendo aminorar la presión que tenía sobre si misma.

—¿Mejor?
Le tomó por el mentón, obligándole a verlo únicamente a él mientras el ascensor cerraba sus puertas.

—A South le gusta mucho gritar y está enojado
Le advirtió, buscando que retrocediera, pero Wakasa solo se giró a ver el tablero con los números en relieve.

—¿A qué piso vamos?
Preguntó con una sonrisa ladeada, provocando que ella también le sonriera tímidamente al sentirse respaldada por alguien.

Ren suspiró pesadamente, confiando en él y oprimiendo por sí misma el botón para comenzar a subir.

Le preocupaba mucho la reacción de su primo, pero al sentir la mano de Imaushi entrelazar con la suya, un sentimiento de valentía se instaló en lo más profundo de su pecho.
No había hecho nada malo después de todo.
Entraría por esa puerta y le diría a su primo que vería una película con su novio...

Calló en cuenta entonces... Wakasa no era su novio. Al menos no todavía.
Por lo tanto, no tenía nada que hacer ahí.
Se había dejado llevar por lo que había pasado la noche anterior, pero él había sido tan insistente con acompañarla que su cabeza estaba sumamente confundida.

El ascensor se detuvo, e Imaushi tiró de su mano para salir, pero ella no se movió.

—¿Te equivocaste de botón?
Preguntó bastante tranquilo

Ren apretó el puño de su mano libre. Debatiéndose sobre lo que iba a hacer.

—Wakasa— Apretó la mandíbula, sabiendo que lo que iba a decir probablemente iba a provocar que él se fuera —No tienes que hacerlo

El chico volvió a sonreírle, tirando de su mano para sacarla de la caja metálica.
—Ya te dije que no voy a dejarte sola

Ren le soltó la mano, plantándose sobre sus pies firmemente, mirando el número de su apartamento antes de indicarle cuál era.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt