Spin off: Baby Dragons

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Crecer al lado de la persona que amabas era la bendición más grande de todas, pero también el infierno cuando por más intentos que hacías, esa persona apenas y se daba cuenta de tu existencia.

La pequeña florecita del matrimonio Imaushi había salido de su botón a muy temprana edad, siendo la muchacha concebida en Japón más hermosa de la historia.
La apariencia hermosa de sus padres había sido probablemente la herencia más valiosa que había tenido al nacer.

Era muy bonita, de curvas prominentes y hebras doradas que solo podían haber sido heredadas por parte de su mamá.
Tenía un carácter tranquilo, un poco perezoso, pero bastante tierno para alguien con un IQ de 167.

Sus ojos apagados idénticos a los de su padre mostraban un brillo infantil ante las cosas que le hacían ilusión, utilizando poco su sonrisa, pero teniendo una de las expresiones de alegría que conseguía cautivar a los pocos que conseguían admirarla en su rostro.

Quizá, la persona que más conseguía ver esa bonita sonrisa era precisamente ese amor imposible al que la rubia miraba bajo sus largas y rizadas pestañas mientras hacían el amor.

Shinjiro apenas y podía respirar adecuadamente mientras más cerca estaba del orgasmo con la muchacha rubia saltándole sobre las piernas.
Su imponente 1.98 volviéndose pequeño y sumiso ante la que alguna vez había llamado su "prima" durante la infancia.
Ahora tenía 23 años y era el vivo retrato de su padre; Su cabello oscuro y grandes ojos curiosos, amabilidad desbordante junto a ese carisma único que hacía a todo el mundo seguir sus pasos, incluso si estos los llevaban a problemas colosales o a las aventuras más divertidas que hubiera tenido Tokyo.

Había estado muy ocupado toda la semana con asuntos de la disputa de territorios entre varias pandillas locales, pero su pequeña novia había insistido en querer verlo y ahí estaba él, imposibilitado para decirle que no a esos labios rosados y mejillas sonrojadas. Tampoco había podido evitar que le subiera la playera en busca del calor de su cuerpo.

—¿Cuándo se termina esta tontería de treceava generación?— Preguntó un poco molesta la muchacha —Quiero poder ir al cine sin que un tonto trate de subirme a una moto para amenazarte.
Le puso ojitos de cachorro, viéndolo mirar hacia el techo para evadir la respuesta que ella ya sabía que iba a darle: No va a ser pronto.

Zanjó el asunto para no discutir con él, recargando su pecho contra el suyo para poder subir y bajar por la erección para estimular mejor a ambos, ya que de todas formas, esos eran los pocos minutos que conseguía robarle y un noviazgo dónde solo se buscan para pelear no estaba en su radar.
—¿Podríamos terminar una cosa a la vez, amor?
Rogó por piedad, sintiendo que discutir algo tan delicado mientras se concentraba en no venirse era lo más inadecuado del mundo.

Quizá Ima podía dividir su atención sin dificultad, pero a él le costaba respirar y hablar el mismo tiempo, así que tenían que cambiar rápido o colapsaría.

Sujetó su cintura con ambos brazos para mantenerla en su lugar, porque ya la había visto asentir y tener ese reflejo de alejarse cuando las cosas se habían puesto serias; Podía identificar perfectamente ese pequeño tironcito de la muchacha, cerrando la boca y perdiendo ligeramente el ritmo cuando estaba por terminar. Entonces ahí comenzaba la tortura para él mientras ella cerraba las piernas buscando que llegaran juntos.

Ima continuó moviendo sus labios de la barbilla al cuello, besándole la oreja con devoción, volviéndolo loco con los cortos gemidos satisfechos que dejaba salir al sentirse invadida.

—Shin...
Le suspiraba indicando que pronto iba a terminar, buscando la proximidad de sus labios mientras el ritmo desenfrenado de la cadera del muchacho luchaba por ir más a prisa, ciñendo los dedos sobre su piel, dándole esa sensación de dominancia sutil que tanto le gustaba.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now