15- Agradecido

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Se sentó con ella sobre su regazo,  comenzando a sentir su cuerpo arder en cuanto las manos traviesas de la chica se metieron por la camiseta y tantearon su piel.

Los abdominales eran una zona muy sensible para Imaushi, ya que llamaban mucho la atención femenina y tener los delicados dedos explorando entre los pequeños bloques le producía corrientes eléctricas en la espina dorsal.

—¿Puedo?
Preguntó ella levantando un poco la camiseta, haciendo tintinear la hebilla del cinturón.

Wakasa solo pudo sacarse la prenda superior él mismo, mostrando por completo su torso desnudo.

—No preguntes— Dijo hundiendo la cara en su cuello, mordiendo suavemente la piel —Haz conmigo todo lo que quieras esta noche

El quedo gemido que escuchó fue tan satisfactorio que tuvo que detenerse un segundo a ver la expresión de Ren.

Beso su hombro, bajando el tirante de su sostén y revelando un poco de las enormes tetas que más de una vez le habían robado un suspiro.
Era consciente de que las curvas de Ren eran algo nada usual en Japón, pero sus prominentes pechos se estaban volviendo una de sus partes favoritas entre más tiempo las miraba.

Deshizo el broche en su espalda, haciendo que la prenda saliera del camino entre ambos.

Se tomó su tiempo para mirarla, poniendo un poco de distancia entre ellos para admirar el torso desnudo delante suyo.
La respiración se le cortaba solo de ver las puntas de los pezones erectos asomándose.
Agradeció a todo lo que le había llevado hasta ese momento entonces, deseando poder morder un poco la abundante carne como un bebé hambriento.

—No me mires así
Dijo ella con la cara sonrojada, alejándose un poco y cubriéndose parcialmente de la visión del rubio, solo consiguiendo que mirara más fijamente sus curvas.

Imaushi estaba completamente ido. Las manos temblandole con anticipación al ver a su preciosa muñequita masajear sus perfectas tetas enfrente suyo.

—Eres preciosa
Se relamió los labios, dirigiendo una mano a su pecho, apartando una de sus palmas y arrancándole un gemido al comenzar a chupar el pezón.

La posición cambió entonces, con Imaushi hundiéndose en su pecho como un niño, mordisqueando un pezón y pellizcando el otro, haciendo que la creciente humedad en la intimidad de la chica creciera, al mismo tiempo que sus gemidos se intensificaban y su rostro se tornaba escarlata.

Si ya le había parecido tierna en el pasado, escuchar sus encantadores gemidos ahogados lo estaba terminando de hipnotizar.

Se colocó entre sus piernas en cuanto su hambre fue momentáneamente satisfecha, dispuesto a sacar las bragas de su camino.

Tanteó sus pantalones, terminando de quitarse el cinturón que Ren ya había deshecho con anterioridad, sacando los pantalones por sus piernas y quedando únicamente en boxers.
Desvió la mirada un segundo, dándose cuenta de como Ren mordía su labio inferior mientras observaba con las pupilas dilatadas el bulto en sus calzoncillos.

Oh, maldita tentación...

Ella también estaba tan ansiosa como él.
Entonces no tenía que hacerla esperar más.

Enganchó los dedos en el encaje de sus bragas, dispuesto a revelar su feminidad.
¿Tendría el vello tan rubio como su cabello?
La solo idea de ver pequeñas hebras doradas entre sus piernas le hacía palpitar la erección, pero antes de que pudiera observarla un poco siquiera, la chica detuvo su avance, sujetándole la muñeca con expresión preocupada.

—Espera...
Le pidió lamiéndose los labios, saliendo de debajo suyo.

¿Una virgen? Siendo tan bonita, realmente le sorprendería si seguía siéndolo a su edad.
Había estado con chicas vírgenes en más de una ocasión, pero las cosas se tornaban mucho más difíciles en esas situaciones. Tenía que ser sumamente cuidadoso y la mayoría de las veces ni siquiera conseguían venirse por los nervios.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAOnde histórias criam vida. Descubra agora