3- Amiga

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Nada había marchado bien en su semana y para colmo, necesitaba urgentemente un retoque en las mechas justo cuando su barbero de confianza había movido su local a la otra punta de la ciudad.

No era que le tuviera mucho amor a su cabello de todas formas. Quizá era momento de sacarse las mechas púrpuras y dejar crecer sus rizos rubios nuevamente.

Tenía tantas cosas en mente por resolver que definitivamente, si no hubiera sido por la voz de la esposa de Shinichiro hablándole por la acera, ni siquiera se habría dado cuenta de la chica cargando a la pequeña rubiecita delante suyo.

—Hey, estás por las nubes Waka
Le sonrió a unos metros.

Tenía el pelo oscuro suelto y usaba un hermoso vestido, luciendo tan maravillosa y perfecta como solo _______ podía ser.

Llevaba consigo a su glamurosa bebé con el mameluco más costoso que había visto en su vida.

—Lo siento ¿Cómo estás?— Sacó las manos de los bolsillos para tocarle la nariz a la hija de Shinichiro, viendo como la bebé se reía a pequeñas carcajadas balbuceantes.

—¿Tienes el día libre? Hace mucho que no hablamos— Preguntó ella acomodando la faldilla de su bebé —¿Quieres que tomemos un café? Benkei me contó sobre cómo te pusiste el otro día.

Imaushi abrió la boca, sintiéndose un poco apenado.
¿Arashi le había contado cómo había estado lloriqueando en el bar? Esperaba que no le hubiera contado a detalle...

—No es nada...
Trató de restarle importancia, metiendo una mano a su bolsillo en busca de alguno de sus caramelos para aligerar su ansiedad mientras ella le tomaba por la solapa de la chaqueta.
—Nada que no puedas contarme entonces— Dijo muy convencida —Vamos, te invitaré una rebanada de pastel con el café.

Wakasa no pudo protestar más, ya que si algo conocía de la esposa de Shinichiro, era que no cedía fácilmente. Así que no le quedó de otra que ir tras sus pasos hasta el dojo y contarle sus preocupaciones románticas, omitiendo ciertos detalles acerca de lo muy obsesionado que estaba con ella.

La chica le había escuchado atentamente, malabareando la rebanada de pastel, su café y el biberón de la niña recostada cómodamente en sus brazos.
Todo sin dejar de lucir como si tuviera el control de cada cosa.

—Ya veo...— Dijo al verlo dejar de hablar  —La crisis de los 30
Le dió palmaditas en la espalda a Rinnie.
—Suena patético
Picoteó los restos de betún de chocolate en el plato

—Claro que no... Has tenido una vida divertida y no habías querido estropearla— Escuchó el eructo de la bebé, regresandola a sus brazos —Solo que estar soltero ya no es tan importante como tener a alguien a tu lado

Le tomó la mano sobre la mesa
—Le preguntaré a las chicas de la pastelería si conocen a alguien.
Ofreció la pelinegra amablemente, siendo tan atenta como siempre.

Imaushi asintió.
—¿No tienes una hermana gemela o algo así?
Preguntó desanimado.

Ella le dió unas palmaditas en el dorso con media sonrisa, buscando el chupete de su bebé para ponérselo entre los labios.

—A menos que quieras salir con Ran, no hay nadie disponible en mi familia.
Observó la mueca de Imaushi ante la posible visión de su hermano usando uno de sus pomposos vestidos.
No pudo evitar reírse con la imagen mental, viendo la sonrisa socarrona y coqueta de su hermano mostrando una pierna en un sexy ligero dentro de sus pensamientos.
—Te encontraremos a alguien— Dijo compadeciendose —¿Las prefieres altas, rubias, de piel bronceada?

Imaushi se recostó contra el comedor, acercando una mano a la bebé y sacándole el chupete distraídamente.
—Amables... Atentas...— Comenzó a describir —Me conformaría con que me dieran algo de tiempo de calidad.
Vió la expresión de ojos cristalinos de la bebé y el puchero en su boca, advirtiendo el llanto que había provocado la retirada de su tetilla plástica.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now