8- Cita

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La calle había encendido sus farolas para iluminar un poco la acera después de que el sol se hubiese ocultado.
Eran eso de las 8:00pm para cuándo la hora de la salida de la rubia había llegado.

Se aseguró de guardar bien todos los cepillos límpios, ordenando su espacio laboral religiosamente.

Adoraba su trabajo, pero detestaba la cara larga de la hija de la dueña en recepción, mirándole como si quisiera sacarle los ojos.
—Oye Ren— Le llamó una de las estilistas con una sonrisa —¿Tu sexy cliente es el que está afuera?

La chica parpadeó, mirando hacia la entrada al muchacho recargado contra una motocicleta negra, acomodándose por inercia el borde de la falda.
¿Iba en serio con lo de la cita? Todavía no podía creerselo

—Que suerte tienes, es tan guapo— Completó otra de sus compañeras —Si fuera tú, le daría un poco de amor esta noche.
La rubia se encogió de hombros, negando entre risitas mientras escuchaba los nada sutiles comentarios de sus compañeras sobre su cita.

—Ren— Le llamó la malhumorada chica tras el escritorio, agitando un llavero hacia ella —Te toca abrir mañana temprano
Le arrojó las llaves para fastidiarla.

La chica miró el llavero en sus manos, frunciendo el entrecejo.
—Pero yo abrí toda la semana pasada.
Replicó, notando hacia donde iba la molestia de la más joven.

—No puedo abrir mañana, tendrás que acostarte temprano— Se colocó el costoso bolso sobre el hombro, sin darle tiempo a negarse —Y asegúrate de limpiar todo el salón antes de que lleguen las citas de las 8:00.

El resto de las estilistas miraron mal a la hija de la dueña, notando enseguida el ego infantil que la hacía actuar de aquella manera.

—Aoi es una bruja
Le dijo una de las estilistas.
—Está celosa porque el chico volvió a verte a ti y no a ella.
Le animaron para que no resintiera el encargo.
—No dejes que arruine tu momento con ese bombón— Le guiñó un ojo la mayor del grupo —Yo me encargo de abrir mañana.
Tomó el llavero de sus manos, haciendo que la chiquilla sonriera.
—Gracias Ann

Se despidió del grupo, mirándose rápidamente en el espejo para repasar sus rizos y asegurarse de que tuviera en su sitio el maquillaje.

En serio estaba por volver a verlo después de haberse decepcionado tanto porque era el chico más guapo que había conocido y creía que nadie mejor iba a coquetearle nunca.

Tomó aire, saliendo por la puerta principal para encontrarse con el guapo chico al frente de la tienda.
—Hey, estás aquí...
Dijo a modo de saludo, observando al chico enderezarse.

Tenía el mentón marcado, y los centímetros que le llevaba le daban un ángulo asombroso.
Joder, que guapo era.

—No podía dejar de pensar en que quería volver a verte— Dijo él sin pensarlo mucho —Una cara tan bonita es difícil de dejar ir.

Ren se sonrojó ante el cumplido. Le habían dicho que era bonita muchas veces, pero eran pocas las en que realmente se había interesado en alguien con quién apenas y había cruzado media palabra, sin una gota de alcohol de por medio.

Podía recordar perfectamente a su yo adolescente suspirando por los rincones al ver al grupo del tercer grado bajando las escaleras a la hora del almuerzo siendo encabezados por Shinichiro Sano.
Todos eran tan geniales, pero ella siempre tenía una pequeña preferencia por el chico albino de otra escuela que siempre caminaba a su lado con el saco del uniforme sobre los hombros.

Ni una sola vez se había atrevido a hablarle, pero ahora lo tenía delante, recargado en su motocicleta esperando a que saliera del trabajo...

—¿Y a dónde tienes planeado que vayamos?
Preguntó con curiosidad, buscando desviar el tema antes de que los bonitos labios del chico la volvieran más fácil que la tabla del uno...

Wakasa pensó por un segundo. Siempre usaba su plan improvisado de coquetear e invitar al cine para poder besar a sus citas rápidamente, pero en ese momento, ninguno de los planes con los que había conquistado a sus ex parejas sonaban atractivos. Así que tuvo que usar su imaginación para pensar en algo.

—Tengo algo en mente, pero vayamos a donde la princesa quiera que la lleve.
Vió el ademán de una pequeña sonrisa en los labios de ella.
El "princesa" nunca fallaba con las mujeres y, verdaderamente, la que tenía delante lucía como una princesa con su pelo rubio rizado y sus mejillas enrojecidas por el frío de la noche.

"El frío" claro... Toda princesa necesitaba a su caballero. Y él tenía muy bien ensayado el protocolo de uno.

—Ten— Se sacó la chaqueta, agradeciendo el cuello de tortuga que había elegido para ir a buscarla —En la carretera hace frío
Le señaló la motocicleta, sacando a su vez el casco para el pasajero del asiento.

Ren miró la chaqueta en sus manos. Era más pequeña de lo que normalmente usaría. Ni de chiste sus tetas entrarían en una unitalla.

—Gracias...
Dijo pasando un brazo por la manga, siendo inmediatamente auxiliada por Imaushi.
Ese chico sabía enteramente como conquistar y esforzándose, era igual a un caballero con armadura brillante.

—Bueno ¿A dónde quieres ir?— Preguntó dándole un par de golpecitos al asiento —Lo que tú quieras

Ren miró hacia el cielo. Bien, restando el hecho de que conocía mínimamente a Wakasa y que él le estaba dando vía libre para hacer lo que ella quisiera ¿Qué  era lo éticamente correcto?
¿Decirle que fueran a cenar Ramen como cualquier cita improvisada o admitir lo mucho que quería que la llevara a un Motel?...

Se rió nerviosa desde su posición, sintiendo la cara tan caliente por sus pensamientos que tuvo que pensar rápido.

—Sorprendeme
Dijo al final, observando la sonrisita traviesa del otro mientras encendía la marcha y enderezaba el vehículo para que pudiera subirse también.

—Lo voy a intentar.
Le sonrió, mirando al frente mientras esperaba a que la chica maniobrara con su falda para acomodarse.

Lo había hecho bastante rápido, así que muy seguramente no era la primera vez que se montaba en una motocicleta.
¿Tendría un aterrador ex pandillero? Tenía que asegurarse de que ningún loco obsesivo estuviera detrás de ella.

Una vez que ambas piernas se ajustaron a sus costados, tiró del brazo de la chica, teniendo su pecho instantáneamente contra la espalda.
La respiración de Ren se detuvo al tener a Wakasa a medio centímetro del rostro, con el halo cálido de su aliento sobre los suyos.
—Agárrate fuerte
Dijo antes de soltarle, haciendo rugir el motor.
La chica parpadeó ante el repentino acercamiento, pero mantuvo las manos entrelazadas sobre el pecho del rubio.
Wakasa quitó el pedal del pavimento, echando a andar la moto.
Tenía el camino libre y sabía de muy buena fuente que había una cosa que hacía caer a las chicas a los pies de cualquiera...

—¿Te gustan los festivales?
Preguntó sobre el ruido del viento, sin duda ir en moto podía no ser la mejor idea para charlar.
—Hace años que no voy a uno.
Gritó también, optando por cambiar la posición por una que no le aplastara el pecho. Sujetándose de la parte trasera del asiento como hacía normalmente.

—Te va a encantar
Giró entre las calles, adentrándose hacia el estacionamiento del santuario en donde Benkei recientemente había comentado que había ido con su novia.
¡Bendito fuera el moreno!

Si conseguía pescarle un pez dorado, seguramente obtendría un beso... U otra cosa... Después de todo, ya no eran adolescentes ¿No?

Sonrió para sí mismo, como un niño planeando hacer una travesura.

Estaba dispuesto a ganarse otra de esas sonrisitas tímidas con todas sus fuerzas.
Así que iba a hacer todo lo humanamente posible por ver feliz a esa preciosa mujer que llevaba en en asiento trasero.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now