57- Abrir los ojos

1.9K 212 78
                                    

Ren apenas podía con su enorme barriga y sus pechos hinchados que mataban su espalda todos los días.
¿Cuánto peso había ganado ya? ¿Diez kilos?
Se sentía como una pequeña bomba, propensa a estallar en cualquier momento.

Sin embargo, entre más crecía su vientre y sus tetas almacenaban tanta leche como si fuese a alimentar a un ejército, Imaushi más la consentía.

Prácticamente le había delegado todas sus tareas a los chicos del gimnasio después de que el doctor le hubiera indicado a Ren descansar por lo difícil que podían ponerse las cosas al final del embarazo.

Wakasa apenas había estado pasándose por el gimnasio durante los últimos días previos al parto, llevando y trayendo a Ren por cada cosa que le hacía falta.
Tenía la enorme ventaja de que South estuviera tan interesado como él en qué mantuviera su culo cerca de su prima, porque ambos querían tener un ojo sobre ella e Ima las 24 horas del día.

Las últimas semanas antes de la programación del nacimiento, Wakasa había estado pegado a ella como una sanguijuela, colmándola de besos y caricias mientras repetía lo mucho que la adoraba, ya que, si Ren era una bebé llorona en lo cotidiano, con las hormonas del embarazo habían tenido que bloquear todas las películas tristes del catálogo en línea para que no matara el tiempo mirando filmes tristes que la hacían llorar por una semana.

—¡Waka!
Imaushi prácticamente había tirado el trapeador cuando el grito de su prometida había llegado a sus oídos.
Se había tropezado con la cubeta, colgándose la pañalera que estaba junto a la puerta y corriendo dentro de la habitación, creyendo que la bebé podía adelantarse.
La mirada de asombro de Ren, con ese precioso brillo y la sonrisa mientras tocaba su vientre y le pedía también poner su mano sobre el, consiguió calmarlo un poco.

—Está pateando otra vez
Esperó a que la pequeña huésped creciendo dentro suyo repitiera la acción, sonriendo al notar la pañalera en el hombro de su novio siendo olisqueada con curiosidad por su perro.

Un toquecito, casi imperceptible en la palma de Imaushi casi lo hace llorar instantáneamente.
—¡Me pateó también!— Se emocionó, agudizando el timbre de su voz —¡Hazlo de nuevo!
Se rió, compartiendo aquella felicidad con la mamá de su hija y el labrador alegre saltando por la recámara, siendo la primera vez en los nueve meses que Ima decidía acomodarse dentro del vientre de su mamá mientras él estaba en casa.

Su pequeña invasora terminó de girarse y se mantuvo quieta por el resto de la tarde, pero eso no evitó que su papá se la pasara besando sobre el vientre de Ren con cariño, acariciando en pequeños círculos mientras le hablaba.

—Papi te ama, Ima
Decía recargando su oreja contra el estómago de su esposa, sintiéndose tan tranquilo y en paz que por poco se quedaba dormido.

—Ha estado inquieta desde la mañana— Se acarició la barriga para calmar la molestia que sus entrañas siendo aplastadas le causaban —______ trajo a los niños y Shinji le habló toda la mañana, quizá es por eso

Wakasa hizo un mohín, sacando el labio inferior en desacuerdo.
—Nada de novios jovencita— Regañó su barriga el rubio —Papi es el único hombre con quién puedes salir hasta que tengas 18.

Bo ladró moviendo la cola, cómo si secundara a Wakasa.

—Waka...— Se rió la muchacha, acariciando a su mascota, quién sacaba la lengua con alegría —Shinji es el niño más dulce del mundo, no es como si estuviera enamorado de nuestra bebé.
Buscó algo sobre la cómoda, parándose sobre sus rodillas y tomando uno de los libros de pasta dura.
—Mirq, es así de dulce, me regaló una flor.
Le mostró la pequeña manzanilla seca entre las páginas, irradiando felicidad.
—Dijo que le recordaba a mi, porque era bonita.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAWhere stories live. Discover now