56- Sueños hechos realidad

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Wakasa mordisqueaba su segunda caja de caramelos de menta con tantos nervios mientras Shinichiro y Takeomi trataban que no sufriera un infarto.
—Te van a doler los dientes Waka— Le quitó el paquete el más alto, dándole un golpecito en la cabeza con el —Ren va a venir, no sé por qué estás tan nervioso.

—No lo entenderías
Dijo mirando una vez más hacia la entrada del salón, deseando tanto que al menos su pequeño ahijado o Rinnie estuvieran ahí para distraerse con sus ocurrencias, pero ambos se habían quedado en casa junto a sus tíos para dejar que sus padres se divirtieran.
—¿Y si South la convence de dejarme y llevarse a mi Ima?
Se preocupó, imaginando lo terrible que sería jamás conocer a su hija y que el día en que fuera mayor y lo buscara, creyera que había abandonado a su mamá.

Takeomi le golpeó la nuca.
—No digas estupideces, Ren te adora

Shinichiro lo secundó, peinándole los cabellos que habían salido de su lugar.
—Ella te ama Waka, ni South ni nadie podría hacer que ella te deje.

Le dieron apoyo moral, esperando a que las personas terminaran de acomodarse, hablando sobre los detalles que habían elegido y los adornos que el lugar había puesto para reenfocar la atención de Imaushi.

Sus padres le habían pedido tener una boda tradicional, e incluso se habían ofrecido a pagar el lugar para la ceremonia.
El templo era un lugar precioso, pero le preocupaba que Ren ya comenzaba a cansarse fácilmente y las vestimentas que su madre pretendía hacerla usar eran demasiado para su ya no tan pequeña barriga.

Ming prácticamente había ido una semana antes para preparar a su nueva hija para la celebración, obsequiandole tocados que habían pertenecido a su familia por generaciones, joyas de fantasía en tonos rojizos y dorados para que estuviera ad hoc con la ceremonia y le había hablado de tradiciones que Wakasa jamás en su vida había escuchado.

No había tenido tiempo suficiente para hablar con ella, ya que su suegra la dejaba tan cansada a la hora de dormir que apenas tocaba la cama, terminaba exhausta y profundamente dormida. Ni una sola vez se había quejado, pero quizá solo era la amabilidad que la caracterizaba.

Lo que más le inquietaba en ese momento, era que no tenía ni la más mínima idea de cuál era el resultado final de todos los colguijes que terminaría llevando su prometida para esa ocasión y, más importante, si de sentiría cómoda llevándolos.

—¿Qué tal si se asustó por todos los rituales? Ni siquiera yo recuerdo todo y eso que nací aquí— Dijo nervioso —Mi mamá puede ser mucho que manejar.

—Ya olvidate de eso— Le aconsejó Takeomi al verlo morderse las uñas—Ella está feliz de tener a tu mamá encima porque nunca había tenido una figura materna.
Asintió, acomodándose la corbata roja que combinaba con el tinte de su novia, sentada en la segunda fila junto a las compañeras de la estética de Ren, cotilleando tan amenamente que parecían amigas de toda la vida.

Wakasa trató de calmarse, respirando como su terapeuta le había indicado en alguna ocasión, distrayendo su mente pensando en otra cosa.
Había conseguido mantenerse bastante ocupado por sí mismo hasta que vió a sus padres entrar al recinto.

Ming irradiaba felicidad mientras se acercaba a felicitarlo por el bonito yukata azul marino que estaba usando. Justo el que ella le había elegido.

—Mi bebé— Se acercó a tomarle las manos —Estas guapísimo, mi cielo
Le acomodó el cabello como cuando era niño, maravillandose con la imagen de su hijo en el traje de boda.

—Elegiste una mujer hermosa, mi amor— Le dijo con una gran sonrisa —Luce preciosa.
Le aseguró, viéndose obligada a pasarle los brazos por la espalda en un abrazo.
Vaya, Ren también les había enseñado un par de cosas sobre demostraciones de afecto.

Flor de loto [Wakasa Imaushi] TERMINADAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن