27.

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 Capitulo veintisiete.



Ellen



Bueno. Había situaciones incomodas que uno siempre intentaba evitar, muchas situaciones incomodas en las cuales siempre se buscaba una forma u otra para evitarla. Bueno, esta era una situación incómoda, yo estaba en una de esas situaciones en las cuales solo tenía que hacerme la ignorante con respecto a todas las miradas que estaban puestas en mí, o como el silencio que había caído en la casa no era por mí.



Para recordar el contexto, bueno, para aclarar la situación, la última conversación con Dante donde" hablábamos muy calmadamente" el hecho de porque Haniel volvería a visitarnos, se nos había escapado un poco de las manos, a tal punto a ignoramos como nuestras voces se habían hecho "demasiado fuertes", lo suficiente como para que las mas de treinta criaturas sobrenaturales con oído super sensible que Vivian en esta casa escucharán mas de lo necesario.



Claramente con la bonita suerte que tenía, no habían sido participes de todo, como educadas personas que no escuchaban conversaciones ajenas, sino que solo tenían una línea de todo lo que habíamos hablado, mas específicamente: Yo teniendo hijos con Haniel.



Así que si, la situación se había tornado mas que incomoda en los últimos días puesto que solo tenía a muchas mujeres y hombres viéndome como la maldita loca que los traicionaría.



Aja.



No los culpaba, porque bueno, nada en la situación me podía evitar ser señalada así, pero aun con todo eso, me pesaba. Pesaba que nunca entendieran o vieran todo el panorama de lo que verdaderamente estaba pasando.



Aunque no era algo que verdaderamente pudiera llegar a importarme menos que lo que piensen personas que no pueden ver más allá de lo que de verdad creen. Aun así, era incomodo, y no en el sentido figurativo, era incomodo tener que estar trabajando en la cocina y que mi o mis acompañantes de tarea se me queden viendo como bobas buscando tal vez alguna respuesta a lo que "pensaba hacer", era incomodo tener que llevar su atención para que dejaran de estar metidas en sus pensamientos y vuelvan a la realidad.



Dejo de pensar cuando la puerta de la cocina se abre dejando pasar a una de las mujeres que hoy debía estar ayudándonos, llegaba horriblemente tarde y el sonrojo en sus mejillas apenas ve a todas es clarísimo.



—Lamento mucho llegar tarde—se disculpa mirando a todas las presentes—. No entiendo que paso, sentí despertar a Silas, pero no me mantuve despierta y acabo de levantarme—cuenta Anna.



—No te preocupes, ayer habíamos adelantado lo suficiente, así que no tenemos mucho trabajo hoy—miro a Donna—. Pero que no se repita.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now