22.

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Capitulo veintidós.



Ellen.



—Tomarte a ti, de nuevo. Sería la opción que nos haría felices Ellen.



—Lo sé—asiento—. Volver a tener ese lazo, me devolvería todo lo que nos quitaos cuando lo rompimos. Volvería a sentir, pero no quiero volver a sufrir todo lo que pase cuando lo tuvimos, no soy tan fuerte para eso. No quiero volver a tener un lugar que capaz no fue hecho para mí. Volver a intentar algo que fracaso, hoy, ahora, si no funciona, destruiría muchas cosas.



—Es cierto—concede—. No podremos anteponernos a todo lo que conlleva eso—lo miro en silencio—. Sin embargo, algún dia hay que dar un paso y no quiero quitarte esa decisión. Te ame Ellen, te ame y nunca te olvide. Si nunca quieres volver a dar un paso a mi lado, lo entenderé y cumpliré mi deber. Pero, si quieres...



No son necesarias las palabras que el viento se lleva. No son necesarias mas conversaciones para saberlo. Dante me mira en silencio y solo puedo sonreír. Creo que se tensa al momento en que doy un paso en su dirección, afirmo mis pensamientos cuando rodeo su cintura pegándome a su cuerpo, solo cuento hasta cuatro cuando me abraza contra él.



Podía sentir, podía sentir mi piel erizándome, mi temperatura aumentar, mis nervios colapsar, mi corazón palpitar. Solo por un momento, así con él, podía sentir. Sentirme viva y completa. Solo un momento.



* * *



—¿Reinmond? —repito deteniéndome, suelto el cabello de Maite logrando que mi pequeña se queje y huya corriendo a sus hermanos, despeinada.



Sonia me devuelve la mirada apenas volteo a verla, me ve curiosa y como se mira a alguien que pregunta algo muy evidente.



—¿Dijiste Reinmond? —vuelvo a preguntar y asiente.



Detengo todos mis pensamientos y quiero recordar, sin embargo, el griterío de los trillizos me descentra demasiado. La sala de estar de la gran casa principal estaba vacía salvo por nosotras. Hoy tenía descanso y no me tocaba ayudar.



—¿No te resulta conocido? —Sonia ladea su cabeza a un lado mirándome fijo, asiento confusa—. Es la manada que hace cinco años estuvo en guerra con los Lacroix.



Me tenso inevitablemente y creo que algo en mi hace detener el griterío de mis hijos. Los viejos recuerdos me invaden y el miedo del pasado vuelve a asaltarme como lo hizo en su momento. Nunca iba a olvidar lo asfixiante que había sido sentirme tan intimidada por la guerra. Apenas había llegado a este lugar cuando mi vida fue plagada de muertes, tristeza y amenazas.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now