50.

4.1K 590 80
                                    



50.



Ellen



—Eres muy bonita.



Sonrió sin fuerzas, Haniel se toma el tiempo de acariciar mi cabello alejándolo de mi rostro. Mi cuerpo se sentía extremadamente cálido y dudaba que eso fuera solo por estar entre sus brazos, completamente recostada sobre su cuerpo. Las últimas horas de la noche habían sido extremadamente raras, no por Haniel ni por todo lo que había pasado entre nosotros. Sino por todo lo que se estaba creando dentro de mí.



Había olvidado lo que se sentía estar unida a alguien, sentir ese lazo que te decía que esa persona estaba bien y estaba cerca. Aunque no era la primera vez que sentía esto, si era todo nuevo para Haniel, quien, al nunca reclamar a su verdadera compañera, nunca había sentido lo que era realmente el lazo completo.



—¿Porque no hermosa? —Pregunto sin fuerzas por mera diversión.



—Bonita queda más suave, tierno y pequeño—Alzo mis cejas ante tal descripción—. Así te veo a ti.



No había mucho que pudiera decir contra eso cuando estaba sobre él y ni siquiera llegaba a tocar sus pies. Mi cuerpo apenas era la cuarta parte de todo el. Niego logrando robarle una pequeña sonrisa antes de volver a apoyar mi mentón contra su pecho, me gustaba estar así de cerca. Era esto lo que acallaba todas las sensaciones que me dominaban cuando no tenía a Haniel cerca.



Era algo con lo que tarde o temprano tendría que afrontar y controlar, pero mientras tanto solo necesitaba esto, mi piel contra la suya.



—¿No estás cansada?



—Mucho. No hemos dormido y pronto amanecerá—Le recuerdo—. Pero no quiero dejar de ser consciente de esto, de ti.



Haniel me abraza y solo guardo silencio intentando procesar todo lo que había pasado en las últimas horas. La ceremonia había sido hermosa, había podido llegar a disfrutar muchos momentos felices con todos los que estaban antes de que la media noche nos golpeara y tuviéramos que venir aquí. No diría que todo el entumecimiento y uno que otro morado que había en mi cuerpo había sido por mero descuido. Nuestra necesidad de sentir al otro era desesperante y más en los primeros momentos, así que no me habría sorprendido notar a Haniel más salvaje de lo normal.



Ninguno de los dos había podido pegar un ojo así que no era de extrañar que nos hubiéramos entretenido con otras cosas. Mas allá de eso, todo estaba tranquilo y en paz. El afuera seguiría mientras nosotros nos estancaríamos aquí uno con el otro durante tres días.

My Wolf BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora