29.

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Capítulo veintinueve.



Ellen



Cuando eres madre, y madre de tres cositas contenedoras de toda la energía posible al mismo tiempo, te adaptas a descansar al mismo tiempo de ellos o simplemente no lo haces. Así que como es normal en el día, los trillizos sostienen una interminable cantidad de euforia hasta después de la cena y su baño.



Podría señalar que saltee mi cena para no tener que ver a nadie en específico luego de la partida de Keira. Así que después del baño los niños habían caído tan rápidamente que tuve que arrastrarlos por la cama hasta poder ponerlos bajo la colcha. La misma sobre la cual me había acomodado solo para cerrar mis ojos un momento. Sin embargo, es la primera diferencia que noto apenas mi cuerpo empieza a despertar.



Si había algo con que siempre tendría cuidado era con dormir alrededor de niños que al mínimo gran movimiento abrían sus ojos dispuestos con toda la energía que podrían recuperar en tan poco tiempo. Aun así, mientras abría mis ojos y notaba la inmensa oscuridad que había en la habitación, algo estaba mal. Algo estaba fuera de su lugar. Y creí que esa era yo, porque solo debía correr mi mirada para ver a mis tres hijos descansando de un lado de la cama. Quise convencerme de eso, quise creer que no.



—Deja de tensarte tanto—respiro hondo escuchando la profunda voz detrás de mí.



Y sólo así, me doy cuenta de la fuente de calor corporal que está detrás de mí, esa que apenas termina de pronunciar palabra empieza a rodear mi cintura, atrayéndome a él.



—Dante.



Confirmo su presencia aun cuando desearía no hacerlo. Se que esta ahí y mi cuerpo reacciona a cada sensación posible que pueda existir.



—Duerme Ellen—pide suavemente—. Déjame disfrutar esto.



Y por segundos mi mente se nubla, se nubla y quiere hacer justamente eso, disfrutar el momento que pasa junto al hombre que una vez hizo magia en mí. Aquel que hizo que mi corazón palpitara y dejará de ser mío. Ese que una vez me tomo como mujer y me sostuvo como suya.



Pero solo son segundos en los que me permito dominarme por todas esas sensaciones que solo me llevan a un mar de olvido. Solo son segundos en los que quiero solo dejar de luchar antes de moverme. Evitó decir algo y el bajo gruñido de su parte me es suficiente mientras lo rodeo saliendo de la cama. Les doy una mirada a los trillizos que por suerte están profundamente dormidos antes de abandonar mi habitación.



Cierro la puerta detrás de mí antes de abrazarme a mí misma, mis manos recorren mis brazos intentando borrar ese hormigueo que nació y salió de mí. Sensaciones ajenas a mi mente y razón sobresalen y me hacen sufrir por segundos mientras espero. La desesperación poco a poco empieza a brotar causando que rasque una y otra vez mi piel.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now