28.

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Capitulo veintiocho.



Ellen



—Supongo que no fue el mejor momento para venir—dice Haniel rompiendo el silencio que había entre nosotros.



—Te esperaba en unos días—admito mientras sigo caminando a su lado, era hora del almuerzo, así que no había nadie rondando cerca.



—Me puse ansioso—confiesa y lo miro de reojo—. Cuando te hice la propuesta y dijiste que necesitabas tiempo, creí que era un no definitivo—ríe—. Pero Dante llamo hace poco y por la forma en que hablo, me hizo sentir como que nada de esto estaba siendo un no.



Guardo silencio mientras seguimos avanzando por el precario camino de piedras que nos lleva a adentrarnos al bosque, sabia que mis hijos habían quedado bajo cuidado de todas esas mujeres, así que no era una verdadera preocupación.



—¿Por qué me hiciste esa propuesta? —pregunto volteando a verlo—. Y no me des la tonta razón de porque tuve trillizos—advierto cuando veo su intención de contestar enseguida.



Sus ojos caen sobre los míos y me hace tragar la seriedad en su mirada, Haniel deja de verme para mirar al cielo, los rayos de sol bañan su rostro por momentos que lo hacen ver, perfecto.



—Siempre escuche de ti—admite sin verme—. Escuche de la bonita hembra humana que Dante había encontrado, escuche mucho de ti—sonríe—. Y cuando te fuiste, se habló mucho, hubo muchas historias y muchas cosas malas sobre ti—se encoge de hombros—. Estuve de tu lado sin siquiera quererlo, se y conozco a la gente de este lugar. Supe cual historia era la razón de tu ida. Y me enoje, me enoje mucho, con Dante, con la vida, con mi destino—lo escucho en silencio—. Porque el si tuvo una verdadera oportunidad y no la cuido.



Comprendo el peso de sus palabras, aunque con solo el dolor que había empezado a hablar era suficiente para saber que Haniel no estaba tomándose esto a la ligera.



—Siempre quise respetar a Lena, y tener hijos con alguien de su especie, sonaba como la mejor forma. Ella quería niños—lo veo sonreír—. Aun cuando era una niña, quería muchos muchos hijos. Aun cuando sabia los prejuicios de mi raza a la tuya—guarda silencio—. Cuando supe que volviste, muchas historias circularon, pero que Dante te tenga aquí, sin ser su mujer. Que aun sostenga su relación con Keila, que estes aquí como otra mujer, dice mucho.



—¿Lo suficiente como para hacer esa propuesta?



—Lo suficiente como para pensarla—admite.

My Wolf BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora