21.

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Capitulo veintiuno.



Ellen



—Estoy muy feliz de tenerlas a todas aquí conmigo—no ignoro la mirada que comparte Sonia conmigo mientras escuchamos en silencio—. La verdad es que no quería hacer algo por este dia—todas guardan silencio—. Hoy desperté con la misma edad que tenia mi madre al morir. Desperté sin ellos y me sentí sola.



—Oh, Keira—escucho el susurro de Elena mas los jadeos tristes de las mujeres.



—Gracias por hacer este dia, un dia feliz—noto una sincera sonrisa en ella—. La he pasado muy bien y espero que todas ustedes también.



Noto el murmullo que empieza a levantarse ante sus palabras, muchas coinciden, otras la alaban y otras las apoyan, no podía negarse eso, Keira era parte de ellos.



—No debes sentirte sola cariño, nos tienes, a todos nosotros tu familia—dice Elena mirando a todas las presentes—. Se que nadie puede remplazarla, pero cuando tu madre nos dejó, todas quisimos darte lo mejor. Y hoy viéndote aquí, viendo la hembra en quien te has convertido, creo que ella estaría orgullosa de su cría.



—Creo que todas aquí podemos decir y asegurar, que te has convertido en una gran mujer—escucho con atención las palabras de una de las mujeres mas vieja presente, Yren—. Desde muy joven has adquirido responsabilidades muy grandes, has trabajado para hacer de nuestro hogar, el mejor. Has dirigido y acompañado en cada paso que dimos, hoy Keira, hoy debes sentirte completa. Eres una gran mujer, no solo para nosotras, sino también para el hombre con quien decidas unirte. Hoy, solo es un año mas en la vida que llevas y que esta en tus manos, un año más de triunfo.



* * *



—¿Qué haces aquí? —la pregunta me sobresalta y solo por costumbre volteo a ver.



Dante cierra la puerta de la entrada trasera mientras no deja de verme, su ceño fruncido me hace suspirar antes de volver a ver mi objetivo. La luna esta completa, completa y llena en una noche muy estrellada, una noche muy bonita.



El leve viento nocturno se cuela por debajo de mis pantalones, recorriendo mis piernas, era demasiado tarde, podía asegurar eso. Los trillizos de habían dormido apenas los había dejado sobre la cama y yo, yo no podía conciliar el sueño. No podía solo cerrar mis ojos y dormir.



—¿Ellen...



—Una vez me dijiste—lo interrumpo suavemente—. Que, si me sentía sola, triste, perdida o confusa, mirara a la luna—recito mirando directamente al cielo—. Que ella era mi compañera, mi guía y mi salvadora. Siempre estaría presente en la oscuridad de la noche, siempre estaría siguiéndome en cada paso a oscuras y nunca me dejaría.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now