37.

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Capítulo treinta y siete.



Ellen



La vista de la gran casa de la manada de Haniel no hizo más que empeorar el nudo que se había instalado en mi estómago desde que emprendí viaje para aquí. No todos los días debías venir a hablar con el hombre que ignoraste durante días luego de haber aceptado más junto a él. No era sencillo, más que nada por todo lo que había pasado a mi alrededor. Rasco nerviosamente mi brazo derecho mientras considero las mil situaciones que se forman en mi mente. Ninguna de ella era suficientemente buena para mí.



El hecho de que aún podía sentir y sabía que estaba ahí, la marca en mi rostro, resultado de todo lo que venía siendo mi carga durante estos días, no me ayudaba en nada. No me calmaba en nada y nada ni nadie lo haría, eso era cierto.



Con esa resolución en mente fue que toque la puerta, con esa resolución en mi cabeza fue que espere estoica frente a ella a que abrieran. Pasan unos minutos considerables antes de que escuche pasos apresurarse a la puerta con rapidez, la mujer que me abre está jadeante mientras me regala una pequeña sonrisa. No estaba cien por ciento segura, pero no se me hacía cara muy conocida, aunque considerando que había miles de mujeres aquí que solo conocí en un día, no podía confiarme en eso.



—Hola, soy Ellen. Vine a visitar a Haniel, si es que está—Murmuró logrando que abra aún más la puerta.



—Sé quién eres—No me pierdo la sonrisa divertida que tiene mientras me deja pasar—. Soy Mireia. Hoy estoy en la cocina, no estoy muy segura de dónde está Haniel, pero podremos preguntar hasta encontrarlo.



Agradezco mientras la sigo en dirección a la cocina, no me paso por alto el hecho de saludar a varias mujeres que están esparcidas por la casa terminando sus quehaceres, la gran mayoría para mí remordimiento se detiene a verme y saludarme, eso era vergonzoso. Más que nada porque aún muy en el fondo de mi seguida con ese pensamiento, todas ellas estaban viendo la marca en mi rostro.



Me detengo en el marco de la puerta apenas logro ver la cocina, al igual que la manada Lacroix su cocina era tan espaciosa y con muchas mesas grandes, un lugar donde muchas personas podrían moverse sin molestias. Trago en seco intentado dar la mejor sonrisa que puedo poner mientras todas esparcen un silencio mientras levantan su mirada a verme. Devuelvo el suave saludo que todas me dan mientras Mireia se para a verme con una sonrisa, podría apostar que mi cara era todo un poema.



—Ellen está buscando a Haniel, ¿Alguien sabe dónde está?



—¿Entrenando?



—Podría estar con Penny, dijo que iría a verla.


My Wolf BabiesHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin