19.

24.6K 2.4K 268
                                    


Capitulo diecinueve.



Ellen



—Ellen...



Creo que vuelvo a parpadear cuando Dante me llama. El silencio reina entre nosotros y solo me dedico a respirar mientras nos sostenemos la mirada. Dante espera pacientemente alguna respuesta de mi parte y solo niego queriéndome alejar de él.



La sorpresa de mi huida lo detiene hasta que estoy fuera del lugar, escucho nuevamente su llamado al momento en que cierro la puerta detrás de mí. No detengo mi paso y creo que todos en la casa han decidido esconderse, porque mientras sigo mi camino escuchando a Dante seguirme, no cruzo absolutamente a nadie.



Logro llegar al principio de las escaleras antes de sentir el tirón en mi cintura, no doy otro paso y solo bajo la mirada a ver la mano de Dante extendida sobre mi abdomen, no debo esperar mucho antes de que camine y quede frente a mí.



—Deberíamos...



—No—lo corto—. No haremos esto. No hare esto—aclaro—. No me harás sentir culpable por lo que paso, no me hare esto a mi misma.



—No es lo que quiero de...



—Basta—lo detengo—. No quiero hablar contigo. Me canse de esta situación. Te di todo lo bueno e importante que tengo en mi vida, te los di y confié en ti. Cedi mucho, deje mi casa, deje mi gente, deje mi mundo y volví aquí, agache la mirada, cerré mi boca y colabore en todo para que no tengamos problemas y podamos establecer una buena relación. Una buena vida para mis hijos. Ya está. Ya entendí, no has superado una mierda. No has perdonado nada y lo peor de todo, nunca has entendido lo que paso Dante. Pero no dejare que eso sea tu maldita excusa, el pasado es el pasado y no tiene por qué mezclarse con los trillizos.



—No es lo que quise decir, no has...



—Lo que escuche y entendí fue suficiente, quisiste que ella cambiara, hiciste todo esto solo para ella lo hiciera y tu única excusa es el maldito pasado—estoy mas que dispuesta a seguir mi camino, cuando se interpone, no tengo que verlo para saber que no está para nada amigable.



—Ellen...



—No. Se un maldito hombre, con lo que según tienes para demostrarlo y acepta la verdad. Te equivocaste, hiciste mal, pusiste en riesgo a una niña que es tu hija, le hiciste daño, la pusiste en una situación que nadie merece estar. Y no te arrepientes, no ves, no entiendes y lo único que escucho es que metes el pasado—mi dedo choca contra su torso señalándolo—. Si fueras un poco más inteligente, si vieras más allá de tus malditas restricciones, entenderías que nada de lo que dices tiene mínimo sentido.



Respiro hondo meditando mis palabras bajo su silenciosa espera.



—Dante, debes separar mi historia con nuestros hijos, yo fui joven, vine aquí ilusionada, dejé toda mía vida sin saber nada. Llegue aquí, me arrastre, rogué por aceptación, trabaje dia y noche y nada fue suficiente. Tenía diecisiete años Dante, a esa edad debía estar en el maldito colegio, estar disfrutando con amigas, con mi familia, tener un noviazgo casual, lidiar con problemas adolescente. No estar aquí, frente a todas las mujeres que me miraban como miran a una hormiga, intentando dirigirlas. No aquí, marchitándome mientras estaba a la espera de tu regreso. Me dejaste sola, y no te estoy culpando, entendí que tenías tus responsabilidades, entendí que apenas habías asumido todo, pero no fue fácil. Fue mucho, demasiado y nunca entendiste eso. Nunca entendiste que aquí nadie iba a respetar a una niña que ni siquiera conocía la palabra trabajo. Nunca te fijaste en como todos negaban aceptarme. Nunca aceptaste que no era la indicada para ese puesto, no era una mujer. Era una niña, una niña que se desvivía por querer llenar tus expectativas, algo que nunca iba a lograr. No me fui porque no te amara, o porque no fueras suficiente. Lo intentaste, lo intentamos, pero muchas cosas nos jugaron en contra y hay que aceptar ese fracaso—respiro hondo—. Es pasado. Entiendo, tengo una idea de cómo te sientes, porque también me embargan sentimientos viejos, rencores y cosas del pasado, sabíamos que pasaría y tendremos que lidiar con eso. Pero no hay que mezclar las cosas.



—Se eso.



—Entonces empieza a implementarlo. Ya no se trata de mi o de ti. Se trata de tres niños que dependen de nosotros y si no estas listo para eso, dímelo. Pero no juegues con ellos. Soy una madre, he sido madre por casi cuatro años. Y se que tu no, se que impedí eso, así que quiero ser comprensiva y todo eso, pero ya deja de jugar Dante, porque no dejare que lo hagas con ellos—suspiro audiblemente mirando toda la sala vacía—. ¿Te has puesto a pensar en porque todas están enojadas contigo? ¿Por qué cada hombre involucrado esta siendo vetado de su propia casa? Maite no es una humana que llego de sorpresa y que fue impuesta en un lugar, ella ya tiene su lugar aquí. Es tu hija, tiene tu sangre, la sangre de todos aquí. Nadie la ve diferente, aunque lo sea, aunque no pueda cambiar, todos saben que sigue siendo su familia. Todos menos tu.



Creo que mis palabras calan fuerte dentro de él, al menos lo suficiente para que pueda pasarlo sin problemas, aunque me detengo apenas piso el primer escalón y miro su espalda, no se había movido.



—Mientras ella sea amada, entendida y te tenga, no te dejara, así no es la vida. Y si ella, el dia mañana quiere irse, volverá, porque uno siempre vuelve a su hogar.



Esas son mis ultimas palabras antes de dejarlo solo al final de las escaleras. 




Ya arregle el problema del link del grupo, deberían poder encontrarlo en mi perfil <3

Ayudan mucho dejando su comentario/voto

Sigan nuestro instagram (:

Pd: No hay otra historia anterior a esta.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now