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Capítulo sesenta y dos.




Ellen




—¿Crees que él llegue a odiarme?




Mi pregunta resuena en medio de la madrugada esa misma noche, mi cuerpo desnudo extendido sobre el torso de Haniel es apenas lo suficiente para cubrirlo a medias. Mi hombre era demasiado grande, incluso en estas circunstancias. Sé que escucha mi pregunta por las constantes caricias que suben y bajan por mi espalda baja, su calidez se extiende con facilidad por mi cuerpo.





—¿Eso cambiaría algo? —su pregunta suena después de mucho tiempo en el que me había convencido que no contestaría, el tono bajo y el desinterés fingido es visible para mi.





—No—niego sin dudar—. Aun cuando él siente cosas infundadas, no estoy en ese camino. Hace tiempo dejé de estar ahí.





La tensión que se sentía en su cuerpo parecía bajar un poco a mis palabras. No podía culparlo, Dante había plantado la semilla a sus oídos. Había dejado en claro que para su persona, nada estaba olvidado, nada había cambiado y a sus ojos, siempre sería yo.





Si la historia hubiera sido cierta, si nuestras vidas no hubieran tomado rumbos diferentes, al igual que nuestros sentimientos, nunca hubiera venido aquí, nunca hubiera aceptado a Haniel, sintiendo algo por otro hombre. Si todavía quedaba algo entre nosotros, en mi, hace tiempo había desaparecido todo. Y que el sienta que aun esta ahi, solo era su propia tortura y decisión.





—Te elegí, te elegiré siempre, ¿Recuerdas? —murmuró alzando mi rostro de su piel, la imagen de Haniel viendo al techo es reconfortante. Mis labios dejan un suave beso sobre su pecho, sobre su corazón, antes de volver a recostarme sobre él.





—En la vida, hay pérdidas y aceptaciones, la mayoría sigue, acepta y revive, es así el ciclo de la vida. Pero hay casos especiales, en los cuales uno se aferra, se aferra a todo lo pasado y termina hundiéndose en él. Puede que Dante no lo sepa hoy, pero si sus palabras son ciertas, se aferrara a lo que él quiere y se hundirá en eso. No hoy, ni mañana, pero la frustración de todo eso, puede llegar a convertirse en algo más.

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