39.

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Capitulo treinta y nueve.



Ellen



—¿Qué quieres decir?



Parpadeo varias veces y Elena huye de mi mirada, detrás de ella varias mujeres bajan sus ojos al suelo. Tenemos varios espectadores viéndonos a lo lejos y seguramente escuchando nuestro intercambio de palabras. Aunque nada de eso tiene importancia en este mismo instante.



—Tienes que elegir Ellen, y creo que sabemos cuál es tu elección, aunque sé que no es algo que aceptes.



—No puedo dejar a mis hijos Elena—niego varias veces.



—Según la ley, podrás venir todos los días, quedarte, pero no puedes descansar en este lugar.



—No entiendes...



—Ellen—volteo a ver a Sonia viéndome—. Si tú te quedas, estarás aceptando sus palabras. Estarás diciéndole a él, a todos aquí y a todos los demás, que sus palabras son aceptadas y que estarás libre. Libre para él y nadie podrá negar eso. Ni siquiera Haniel después de tal declaración pública.



Respiro agitadamente y miro a todos lados posibles deseando que cualquier opción aparezca, que la solución venga y se me presenté, pero nada de eso pasa, nada de eso puede pasar y en cambio, solo tengo ante mí al grupo de mujeres que me está diciendo que debo irme. Que debo buscar un nuevo hogar donde descansar lejos de mis hijos.



—El no hará esto—Niego varias veces intentando auto convencerme—. Yo puedo hablarle, sé que si le pido no me...



—Ellen—Me detengo cuando Haniel toma mi antebrazo haciendo que lo vea—. Quiero hablar contigo un momento.



Y el hecho de que todos parecen no entender o no querer entender sus palabras, nos tiene a ambos caminando lejos de todos, cada uno sumergidos en sus pensamientos.



—Me disculpo por lo que cause—Miro en silencio al hombre que parece ser abandonado por toda esa aura de seguridad y firmeza que mostraba ante todos—. No creí que fuera capaz de hacer esta declaración, no esperaba causar esto. Sólo, estaba enojado y mis impulsos me ganaron, aun cuando no deberían, perdón Ellen solo...



—No tienes que disculparte—Lo interrumpo suspirando—. Y te agradezco que quieras defenderme. Pero tú pelea no es la razón por la cual Dante me está sacando de aquí. Era algo que esperaba, aunque no tan pronto, pero sabía que cuando me viera lejos, me acorralaría.

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