10.

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Capitulo diez.



Ellen



Acaricio en silencio la cabeza de Daniel mientras se posiciona entre mis piernas y se recuesta contra mí. Sus pequeñas manos aun sostienen la pequeña figura tallada en madera que le obsequio Dante hace tan solo unos minutos. Se que, al igual que sus hermanos, quedo fascinado por la figura de un lobo, pero a diferencias de ellos, no lo demostró.



Mas allá de nosotros, Gabriel sonríe mientras pasa trazando un recorrido su lobo por las piernas de su padre. Dante se entretiene observando el juego de Gabriel mientras mira furtivamente a la niña sentada sobre una de sus piernas, Maite sostiene con fuerza su regalo mientras lo gira de todos lados mirando cada pequeño detalle.



Aun no he tocado el tema de Maite, pero ya era demasiado claro que mi pequeña hija había sacado más de mí, era algo que podría haberme alegrado, pero considerando la diferencia que suponía eso a comparación de sus hermanos, me entristecía.



—Son muy parecidos a los Lacroix—despejo mi mente mientras miro más allá de nosotros, Keira y Elena miran con completa atención a los pequeños que están en la sala.



—Ciertamente—coincide Elena asintiendo. Ninguna vuelve a decir algo por lo alto y, aun así, no puedo evitar quedarme viendo a Keira.



Era una extraña situación, estar reunidos todos juntos en este lugar como si nada. Como si en un pasado, Keira no se hubiera encaprichado en hacerme la vida miserable y Elena no la hubiera apoyado en absoluto. Desde mi primer día en este lugar, las había conocido. Eran personas importantes e influyentes en Dante. Elena como la mujer que lo había criado como un hijo, cuando los padres de Dante murieron dejando a sus hijos pequeños.



Y Keira como la mujer que se había criado cercana a la familia, para nadie era un secreto que se esperaba una unión entre ellos. Ella era hija de una mujer de descendía alfa. Por lo tanto, en su sangre contenía algo de eso. Una hembra digna y fuerte, para un Lacroix.



Como era de suponer, mi llagada a este lugar había desestabilizado esos planes. Por lo tanto, no había hecho una amistad con Keira como Dante esperaba, es más, ella misma se había propuesto devolverme al mundo donde pertenecía. No podía asegurar que todo lo que había pasado y la razón de abandonar este lugar había sido su culpa, pero si había sido una gran influencia.



Un destello de movimiento me saca de mis pensamientos y solo puedo respirar hondo cuando la veo sentarse al lado de Dante, dándole una caricia a la nuca de Gabriel. Mi pequeño la mira en silencio dejando de jugar en las piernas de su padre. Noto a Dante darle una mirada profunda mientras intentar jugar con Maite.

My Wolf BabiesWhere stories live. Discover now