8.

36.1K 3.1K 160
                                    



Capitulo ocho. 



Ellen



—Estarás aquí con los niños, hasta que puedan acostumbrarse al lugar y tener su propio cuarto.



Miro en silencio la gran habitación, como todo en la casa dominaban los colores tierra y cremas. Debía admitir que aun con los años que habían pasado, me recordaba de memoria cada tramo de esta casa y estaba muy segura que solo a unas puertas estaba la habitación principal, aquella que una vez fue mía y de Dante.



La imagen de Dante cargando a Maite en sus brazos completamente dormida, me tenia nerviosa. Una parte de mi quería apelar al hecho de que el y yo no debíamos estar tanto tiempo juntos, sino queríamos traer malas consecuencias. Pero otra solo me decía que era yo, yo ablandándome al ver al padre de mi hija, completamente embobado con ella.



—Te arriesgas demasiado—me atrevo a decir atrayendo su mirada, de reojo vigiló a los cansados niños que miran la habitación—. Podrías perderlo todo.



—¿Y eso te complace? —enarca una de sus cejas viéndome.



—Sabes que no.



—Entonces no me digas cosas que ya se—pide mientras se acerca a la gran cama y deja extremadamente despacio, a Maite sobre ella—. Agradece que lo hago.



Guardo silencio. Porque por mucho que me pesara, tenia razón. Dante podría haber hecho todo muy diferente, podría haber tomado a sus hijos y yo nunca más los podría haber visto. No me era desconocido el hecho de que nadie, ni siquiera yo, conocía la ubicación exacta de cada manada, incluyendo la de él.



Dante era fuerte y compartía un lazo conmigo lo suficientemente fuerte, como la dominarme y hacer su voluntad. A pensar de todo, no me quedaba mucho más que agachar mi cabeza y rezar a todo lo conocido, para que el fuera lo suficientemente capaz para aguantar todo lo que vendría.



—¿Y por cuanto tiempo debo agradecerte? —la pregunta brota sin pensar—. Algún día te cansaras de mí.



—No tientes a tu suerte Ellen—advierte antes de pasar por mi lado directo a la salida—. Te vere mañana, el desayuno sigue siendo como siempre.



Sus ultimas palabras quedan resonando en mi mente mientras me centro en dormir a los otros dos niños que se niegan a dejar de investigar el nuevo lugar que tienen para recorrer. Un par de horas después cuando tres pequeños cuerpos invaden la mitad de la cama gigante, nuestro equipaje ya esta completamente acomodado y mi cuerpo listo para dormir, no puedo hacerlo.

My Wolf BabiesМесто, где живут истории. Откройте их для себя