45.

4.4K 708 57
                                    



Capitulo cuarenta y cinco.



Ellen



Había pocos momentos de los cuales una mujer siempre recordaría con un torrente de sentimientos acompañándola, para mi este, definitivamente sería uno de esos. Un recuerdo que no compartiría con nadie más que conmigo misma, que solo quedaría grabado en mi mente, cuerpo y alma.



Haniel sonríe mientras exhalo audiblemente al segundo en que la última prenda que había en mi cuerpo termina de caer deslizándose por mis piernas. Lo veo repetir la misma acción de esperar a que salga de ella antes de tomar la tela entre sus dedos y sacarla de mi campo de visión. Casi como yo, toda prenda que estaba sobre su cuerpo había desaparecido hacia minutos dejándolo solo con la pequeña tela que ocultaba poco y nada la dureza que se estaba marcando en su entrepierna.



Pocos momentos se catalogarían como únicos, pero bueno, yo ahora mismo pondría esa etiqueta aquí, en la imagen que daba Haniel de rodillas frente a mí, contemplando mi desnudez con extrema concentración. Mis manos vuelan a sus hombros cuando toma una de mis piernas alzándola, un suave beso es dejado en la cara de interna de mi muslo antes de que él maniobre lo suficiente para dejar mi pierna por sobre su hombro. Es vergonzoso encontrarme a mí misma ansiosa mientras los ojos de Haniel inspeccionan mi centro, aun así, no podía dejar de ver cualquier reacción que emergiera de él.



La posición en si es incómoda, pero no había hebra de mí que quisiera moverse, contengo mi respiración al momento en que acerca demasiado su rostro rosándome, lo veo inhalar profundamente mientras cierra sus ojos.



— ¿Puedes abrirte para mí, pequeña Ellen?



Mi mente tarda en procesar su petición mientras aún continúo viéndolo, sus ojos se abren para verme con aquel brillo dorado mientras una de mis manos se cuela entre mis piernas. El solo hecho de hacerlo con su rostro a escasos centímetros de mi hace cosas en mi cuerpo que se evidencian frente a sus ojos.



Un sonido bajo y amortiguado sale de el antes de que acorte cualquier distancia entre nosotros. Y lo tengo que admitir, los siguientes minutos hacen que cualquier tortura sea poca, Haniel no es lento ni delicado, va directo a su punto y objetivo, nada en mi es tranquilo mientras me retuerzo sobre él. El equilibrio deja de tener alguna importancia cuando sus manos apresan mi cadera directo sobre él.



La agonía, excitación y deseo empieza a colarse por cada poro de mi piel cubierta por una leve capa de sudor mientras los sonidos vergonzosos y húmedos que empiezan a retumbar en el cuarto a causa de mí y su boca nos acompañan. Llegar al punto de estremecerme y jadear sobre su rostro deja caer el límite de mi decencia, el sudor que me empapa, los minutos en los cuales me pongo más y más húmeda, más todos mis gemidos y jadeos dejan de importarme verdaderamente.

My Wolf Babiesحيث تعيش القصص. اكتشف الآن