1

2.3K 278 40
                                    


Si Minho tuviera que resumir en una frase su vida sexual sería... ni siquiera se le ocurría una frase para hacerlo, y es que no tenía una vida sexual, bien, si la tenía, más o menos, su vida sexual constaba en ir en su auto a la una de la mañana y recoger a una persona atractiva para llevarla a un motel y esperar a que se desnudase. Y despues... despues nada, se quedaba viendo y sudando como un idiota, incapaz de moverse o dejar que la otra persona acercarse. Les quitaba dos horas de su tiempo intentando darse ánimos y diciéndoles que de cualquier forma les pagaría.

                     
Al principio era comprensible, Minho se sentía temeroso y primerizo, pero conforme fue pasando el tiempo fue patético. La gente ya lo reconocía un poco en algunas zonas como alguien raro que solo les pagaba por estar ahí viéndolo sudar y temblar. Podría contar como un pervertido, o algo así, pero no como un fetiche, era demasiado ridículo como para contar como un fetiche. Incluso una de las chicas le pregunto que si tenía pena de pedirle algo obsceno, pero no, Minho solo quería coger y ya. Nada fuera de lo común. Un mete y saca cotidiano.

                     
Ya no era gracioso, era miserable. La primera vez que contrató a alguien fue a un hombre, era atractivo y grande, tenía ojos confiables que le hicieron creer que lo cuidarían. Así que lo llevó a una habitación de motel, lo dejó desvestirse... y se asustó. Se asustó porque el pene en cuestión podría medir un antebrazo suyo, y Minho no quería que su primera vez fuera con algo del tamaño de su antebrazo, si hacia las cuentas no le cabía. Y si las hacia bien le moverían los órganos. Así que se puso nervioso y lo invitó a comer.

                     
Lo apodó como chico pene de antebrazo. Con un poco de suerte le saldrían mini dedos en la punta del pene.

                     
Ah. No, de nuevo estaba pensando en esas cosas raras.

                     
De cualquier manera, la segunda vez que contrató a una persona fue a una chica, ella era preciosa y Minho le pagó por adelantado y la llevó a un hotel pensando que el cambio de ambiente sería mejor. En cuanto la chica se quitó la ropa y se acercó a Minho él comenzó a temblar y a sudar tanto que ella se asustó y llamó a un doctor. Minho pasó esa noche tomando un jugo de uva en la sala de emergencias de un hospital.

                     
La chica le regresó la mitad del dinero.

                     
La tercera vez fue con un chico twink bastante bonito, lo subió a su auto y le pidió un trabajo oral sencillo y rápido, no quería verlo desnudo y acobardarse de nuevo. El chico tan solo asintió y justo cuando bajó la cabeza para comenzar con su labor Minho tuvo una pequeña reacción en su cuerpo y lo golpeó en la cara con la rodilla. Le pagó el doble y lo dejó ir sin obtener nada.

                     
La cuarta vez fue con una chica masculina. En resumen corrió de ella y se encerró en el baño.

                     
Y así, el cuarto se volvió el quinto, el quinto el sexto y el sexto el séptimo, hasta que perdió la cuenta. Y para cuando aceptó que tenía un verdadero problema ya habían pasado cinco años de eso y tenía al chico pene de antebrazo comiendo frituras en su sillón. Pero fue su culpa, porque realmente se hizo amigo suyo.

                     
—¿Qué le pediste sexo a quien?— Preguntó Changbin y Minho suspiró. Bien ¿Cuál sería la nueva anécdota ahora?

                     
                     
.
.
.

AMO la amistad de Minho y Changbin, lo juro

                                 

Touch [Minsung]Where stories live. Discover now