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La chica frente a él era la razón por la que trabajaba en un club nocturno; cada persona ahí era una nueva oportunidad para perder su tan odiada castidad. Eran jóvenes, apuestos, escandalosos, borrachos hasta el culo y con las hormonas alborotadas. El tipo de personas que aceptarían a Minho sin pensarlo mucho y sin cobrar. Aunque solo había un problema: Había estado haciendo eso por siete años. Siete años en los que no sirvió de nada a pesar de haberse escabullido a los baños con algunos de ellos y no lograr nada. siete años... hace siete años no se veía tan mal. Ahora si lo hacía.

Minho ya no tenía los veintisiete años de hace siete años.

Lo peor era que se quedó en ese empleo porque le gustó el trabajo. No tenía necesidad del dinero, pero le gustaba tener algo que hacer además de aplastar su trasero en el sillón o la silla y escribir por horas.

Ahora que tenía a una chica coqueteándole se sentía estresado y fuera de lugar. Además, ella se veía demasiado joven, quizás veintiún o veintidós años. O quizás menos. Si la imaginaba desmaquillada ella tendría...

—Realmente no me importa pero si eres menor de edad tendrás que irte.— Le dijo quitando su mano de ella.

—¿Por qué tan serio?— Preguntó la chica haciendo un puchero con los labios.

En una chica mayor ese gesto sería atractivo, lo convencería de intentar coquetear o solo ceder e ir a un lugar más oscuro ignorando su deber en el trabajo. La barra no se quedaría sola, ya había un remplazo para Chan porque siempre había un remplazo para todos los nuevos que se iban rápido. Minho era el único constante. De cualquier forma. El gesto de la chica no le parecía atractivo, solo le hacía querer regañarla y mandarla a su cuarto como un castigo, ponerla a estudiar para sus clases de mañana.

—¿Cuántos años tienes? ¿catorce? Lo siento, no sociabilizo con menores de edad. Ahora vete al otro lado del club o pediré que te saquen de aquí.

—Apuesto que consigues muchas chicas con esa actitud de mierda.— Ella bromeó. —Creí que los hombres preferían mujeres jóvenes.

—Mujeres, no niñas.

—A ellos no les importa.— La chica señaló a los hombres con los que había bailado minutos antes. Ellos sí eran mayores de edad. —Aparte, no soy una niña, soy más mujer que muchas las que están aquí, ellos me prefieren.

—Si, porque prefieren a una niña estúpida y manipulable antes que una mujer con un poco más de cerebro.— Respondió irritado. ¿Por qué se tenía que topar con niñas y no con mujeres? Las mujeres eran atractivas, las mujeres de su edad eran más atractiva. Y las mujeres que apestaban a perfumes de catálogo y toppers eran lo mejor. Por alguna razón. Ah... se detestaba a sí mismo. —Regresa aquí cuando tengas edad para votar y lo consideraré. Ahora vete.

—El que sea joven no me hace idiota.— Se defendió la chica con el rostro enrojecido. —Tengo la madurez suficiente para...

—¿para creer que eres mejor únicamente porque un montón de babosos te lo dicen para cogerte? Mira hacia atrás niña, ellos solo quieren cogerte porque eres lo suficientemente idiota como para caer ante sus palabras bonitas.— Minho la miró directamente. ¿Por qué ella parecía querer llorar? —Tú no te los estás jodiendo. Ellos a ti sí.

La niña lo abofeteó para despues irse molesta. Minho suspiró llevándose la mano al rostro e intentando regresar a sus labores, su nuevo compañero lo había mirado entre confundido y sorprendido por la conversación. ¿Qué más tenía que hacer? Ella era demasiado joven, Minho no quería quitarse la molesta castidad con una chica joven que creía conocer el mundo. Era vergonzoso. Si iba a ser humillado que fuera con alguien mayor.

—¿es así como coqueteas? No me sorprende que sigas virgen.— Reconoció la voz al instante y giró hacia uno de los asientos de la barra.

Jisung le sonrió.

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Minho ya es señor aquí JAJAJSJSJ
                                 

Touch [Minsung]Where stories live. Discover now