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—Quédate en el auto.— Le pidió bajándose de este, pero Jisung abrió la puerta y también bajó. —¿tus oídos están mal?

Apartó el celular de su rostro, había estado mandando diez mensajes por minuto, pero era hora de parar.                   
—No. Quiero ir contigo.— Jisung caminó hasta él tomándolo de la mano. —Me siento mejor si estoy contigo.                     

Oh. Dio un largo suspiro entrelazando su mano con la de Jisung. No debería de estar haciendo eso, no debería de estar queriéndolo como lo hacía. Jisung solo estaba allí para tener sexo y luego irse, no iba a quedarse, no iba a ser su pareja y tampoco buscaba una, sin embargo allí estaba él, tomándole de la mano y queriendo estar cerca suyo. Bien, no le importaba, solo caminó al interior del lugar sintiendo las ansias de volver al auto.

Cuando abrió la puerta y pasó por el corto pasillo alguien la cerró justo detrás, y tuvo que jalar a Jisung cerca. Intentó convencerse de que no era nada malo, pero sus alertas estaban encendidas, incluso Jisung había comenzado a acercarse aún más, sosteniéndolo con ambas manos. Se detuvo en medio del pasillo y respiró, Jisung hizo lo mismo.                   

—Deberíamos irnos.— Murmuró el omega. —No me gusta este aroma...                   
—¿Cuál aroma?— Respondió dando los pasos aún más lento.                    

—Son lobos... Deberíamos irnos, ahora.                   

—Estoy de acuerdo.

Se giró aun sosteniendo la mano del omega y comenzó a caminar de regreso, su corazón latía con preocupación y el malestar en su estómago no desaparecía, lo único bueno en esos instantes era la cálida mano de Jisung aferrándose a la suya, queriendo salir tan rápido como fuera posible. ¿Por qué había llegado tan lejos sin estar seguro? Porque su jefe siempre fue una persona amable y coherente, queriéndose meter en asuntos que no le concernían pero nunca obligó a sus empleados monos a hacer más de lo debido. Y confió en ello.                  

—¡Minho!— Escuchó la voz del hombre y se detuvo en seco girando. Él estaba allí, vestido como siempre, y con un rostro amable. —¿puedes venir aquí? ¿Quién es tu acompañante?

—No podemos, y no te importa.— Respondió el omega jalándolo de nuevo hacia la salida.                   

Alguien se interpuso entre ellos, un hombre grande con la mirada profunda que hizo retroceder a Jisung, y Minho también retrocedió jalando al omega a su lado. Bien, el brinco que dio su corazón no podía ser normal, y el horrible sentimiento que cruzó como un rayo tampoco lo era. Estaba mal, y quería salir, irse en su coche y nunca volver.

—Por favor, hablemos en el segundo piso.— Dijo su jefe con total calma.

Minho respiró profundo y miró a Jisung. No eran lo suficientemente como para pelear contra el hombre frente a ellos, y contra los hombres de la puerta, tampoco. Así que solo les quedó resignarse y subir, con el miedo corriéndole por las piernas y haciéndolo temblar, la incomodidad en su pecho y garganta. De alguna manera Jisung lo reconfortó, porque estaba a su lado, porque lo sostenía, porque su agradable aroma aún estaba allí.

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El siguiente capítulo es pura felicidad, nada de drama, para nada.

                                 

Touch [Minsung]Where stories live. Discover now