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—¿Qué? ¡¿Qué?!

Leah se asustó ante la reacción de Blaise al igual que Theo el cual prestó atención a la conversación.
—¿Que pasa?— preguntó ella algo confusa.

Los Slytherin se encontraban en el patio de Hogwarts, tranquilamente esperando a la hora de la cena. Tenían tiempo libre así que decidieron hablar sobre que le habían dicho a Leah por el incidente de quidditch.

—¿Como que que pasa? ¿Acaso no lo sabes?— siguió diciendo este sin poder creérselo.
—Si lo suspira no te lo estaría preguntando.— respondió ella con tranquilidad.

El moreno iba a hablar de nuevo pero fue interrumpido por Draco el cual parecía una furia.
—Pasa que los de primer año no pueden entrar en el equipo, tendrán que esperar hasta segundo año para hacer las pruebas.—mencionó este con molestia.

La chica lo miró con cierto sentimiento confuso. Este también la observaba pero como si fuera inferior, la miraba de una manera haciéndola sentir reprimida, incomoda por lo que apartó los ojos de él.

—¡Es genial! Leah, ¡estoy feliz por ti!— exclamó Pansy abrazando a la chica con gran felicidad y emoción.
—No, no es genial.— le paró el platinado.

—¿Y eso por qué?— preguntó Daphne sin entender.— ¿Acaso no estás contento por ella?
—Si... es un gran logro.— siguió Blaise rascándose la cabeza intentando entender el comportamiento de su amigo.

Draco seguía mirando con cierto asco a la chica la cual no había dicho nada. Tenía mucha rabia en ese momento, y no era por ella... bueno, un poco si.
—¿Por qué se tienen que saltar las normas por ellos?— preguntó a lo que todos se quedaron callados.

—Pero, no es culpa de Leah.— murmuró Theo.
—¡Me da igual! Al final será igual que su hermano, dice que Harry Potter es quien se lleva la atención pero es todo mentira.— siguió diciendo con más rabia.

Y Leah, solo lo escuchaba.
—Draco, no seas así, ella es nuestra amiga.— pidió Blaise sintiendo lástima por la chica.

—Será la vuestra por que la mía no es. Solo es una niñata en busca de atención.— soltó sin pensarlo dejando sin nada que decir a nadie.
—Eres repugnante.— murmuró Leah.

El platinado la miró sorprendido de que hubiera dicho algo, y que sorpresa, era para insultarlo.
—¿Yo soy el repugnante?— le preguntó directamente.

—¿Que culpa tengo yo de que McGonagall y Snape me pidieran formar parte del equipo?— preguntó ella ahora enfrentándolo.— Vamos, dime, Malfoy.

El chico se cruzó de brazos sin decirle nada. No quería bajar la mirada porque tampoco quería perder la batalla, pero claro, no veía ningún argumento para debatirle.
—Exacto, ninguna. Tampoco es que te tenga que dar explicaciones de nada, si he aceptado es porque me lo han pedido y quiero, tu no tienes que decir nada con eso.— soltó de tirón.

Draco siguió sin decir palabra, solo miraba a Leah, lleno de rabia pues, él siempre había soñado con tener el puesto de buscador. Ahora que estaba ella... sería prácticamente imposible que alguien le sustituyera, y es que el platinado sabía que la chica tenía talento.

Lo supo desde que la vio subirse a la escoba.
—Así que te pido que dejes de molestarme y ponerme de mal humor por algo en lo que no tengo nada que ver.— terminó por decirle antes de irse de allí.

—Te has pasado.— dijo de repente la peli negra.— Has sido muy cruel, y lo sabes.
—Deberías haberlo pensado antes de decirle eso.— apoyó Daphne a su amiga.

Leah, sin embargo, caminaba a pasó rápido para llegar lo antes a su cuarto. Ignoraba a todos y solo se centraba en no empezar a agobiarse.

—Te dije que eran malos.— fue la clara voz de Harry quien la sacó de sus pensamientos.
—Deja de meterte en mi vida, ¿quieres?— respondió ella de manera brusca.

La sala común de Slytherin estaba a menos de diez metros y Leah sabía que Harry había escuchado toda la conversación con sus amigos. Cuando se giró a mirarlo, vio como Hermione y Ron se escondían unos metros más lejos de ellos.

—¿Por qué me tratas tan mal? Se supone que somos hermanos y que debemos ayudarnos.— dijo este acercándose a ella.
—Oh vamos, no te victimices.— murmuro ella ahora sintiéndose rara.

Cuando Harry la abrazó, Leah sintió cómo su corazón latía con rapidez, y tenía aún más ganas de llorar.
—Tranquila... puedes desahogarte conmigo.— le dijo este intentando consolarla.

Leah negó con una sonrisa algo triste mientras se separaba. Miró a su hermano y levantó la ceja mostrando frialdad hacia sus abrazos.
—No creías que no se que haces todo esto para que mañana te deje ganar.— comentó esta de manera desinteresada.

El azabache cerró los ojos y bufó.
—Vamos Leah, a tu no te importa tanto la victoria como a mi equipo. Oliver... Oliver quiere que ganemos como sea.— explicó este.

—¿Y que sugieres?— preguntó esta sin poder creérselo.— ¿Quieres que te deje atrapar la snitch?
—¿Podrías hacerlo por mi?— preguntó inocentemente.

—¿Pero qué?— soltó Blaise ahora flipando al igual que Draco el cual cada vez se enfadaba más.
—Te dije que era una sucia traidora.— dijo atento a la conversación de los hermanos.

Ambos chicos habían seguido a la chica pues tenían curiosidad de que haría a continuación, no obstante nunca se imaginaron algo así.

—¿En serio me estás pidiendo eso?— preguntó ella sin poder creerse lo que oía.— ¿En serio te sientes tan inferior como para pedirme eso?
—No me siento inferior a ti.— replicó el azabache.— Solo te estoy pidiendo un favor... como hermano.

—No voy a hacer eso.— respondió ella cruzándose de brazos.— Lo siento pero no voy a anteponerte en esto. Esto... me lo he ganado yo, y no voy a decepcionar a mi casa.

Harry suspiró.
—Bien, suerte mañana.— dijo extendiéndole la mano a lo que ella la aceptó como buena jugadora que era.

No obstante cuando se dieron la mano, el chico le apretó y la tiro hacia el para acercarla.
—La necesitarás.

—Algunos más que otros.— respondió ella mirándolo de arriba a abajo con arrogancia.

El azabache miró a su hermana con cierta rivalidad, y aunque no lo quisiera admitir, algo asustado.
—No te tengo miedo Leah.
—Deberías.

Dicho eso, la chica se fue a su sala común, sin ni siquiera despedirse, dejando a Harry algo nervioso e inseguro.

Blaise y Draco por otra parte se miraron entre sí. El moreno le sonrió burlonamente.
—Te dije que no nos traicionaría.
—Cállate y espera a mañana.— respondió el platinado apartándose de este.

Mañana, se vería todo en el juego. El quidditch lo decidiría. Los hermanos Potter se enfrentarían entre sí, y como dijo el sombrero seleccionador, aumentaría su rivalidad.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora