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—Señor, ha pasado más de media hora y Leah no sale de ese laberinto, ¿no cree que es momento de buscarla?

Nadie entendía porque Cedric estaba tan alterado. Nadie parecía creer que algo malo le hubiera sucedido a la chica.

Nadie excepto cierto platinado.
—Draco, ¿podrías dejar de moverte y dar vueltas por todos los lados?— le preguntó Blaise aburrido.

—Si, Leah saldrá en cualquier momento, no tienes que preocuparte por nada. Ya sabemos que te gusta, ahora relaja.— comentó Pansy rodando los ojos.

—Si, mejor me voy, no puedo estar con vosotros.— murmuró este molesto, alejándose de su grupo de amigos los cuales no parecían creerle en absoluto.

Al bajar las escaleras de las gradas, se fijó en Harry el cual también parecía preocupado. Por segundos, se sintió culpable de lo que le podía pasar a la chica. ¿Y si no volvía?

Sabía que había hecho mal en no decirle nada, pero no pensaba que aquello llegaría tan lejos.
—Malfoy.

—Nott...

Draco miró a Theo y suspiró con pesadez. Sabía que era el único que podía sospechar algo y también sabía que era suficientemente listo como para creerle.
—La tienen ellos, ¿verdad?

Este solo asintió y se apoyó en la barandilla de la escalera, sin saber que hacer.
—No se como puedo ayudarla, solo se que mi padre está ahí, ahora. Y tengo un mal presentimiento.

El castaño frunció el ceño, pensando y concentrándose bien para poder buscar algún tipo de solución. Después de eso, los gritos y quejas de Cedric lo volvieron a la realidad.
—¡Diggory!

El chico no perdió tiempo y fue con el Hufflepuff quien parecía nervioso aún.
—¿Dumbledore no hace nada?— preguntó Theo a lo que este negó.

—Algo está ocurriendo, y tengo el mal presentimiento de que Leah no está bien.— explicó este a lo que Draco frunció el ceño.
—¿Como sabes eso? ¿Que te hace pensar que ella no está bien?

—Cuando nos juntamos por última vez... ella estaba muy rara, Viktor y Fleur también lo han notado, tenía los ojos amarillos... y se comportaba de manera extraña.
—¿Ojos amarillos?— preguntó el castaño.

—Si, por eso... yo, necesito saber que todo ha ido bien, pero ha pasado ya tiempo y nadie hace nada.— siguió diciendo el Hufflepuff.

Draco iba a intervenir cuando de la nada, junto con el traslador apareció la chica, cayendo y golpeándose con el suelo.

Todos empezaron a aplaudir, la banda empezó a tocar y la gente a gritar de emoción.
—¡Esa es mi chica!— gritaban Fred y George contentos al igual que Harry quien empezó a bajar las escaleras para ir a abrazarla.

Theo, Draco y Cedric no tardaron en ir con la chica la cual no parecía moverse.
—Ey, Leah...— empezó a decir Theo colocándose a su lado.

—Dime que respira.— dijo Cedric preocupado a lo que el platinado rodó los ojos.
—Claro que respira... tiene que respirar porque lo digo yo.— decía este mientras le tomaba el pulso.— Si respira, no des esos sustos.

Seguido ese acto, Leah se incorporó del suelo de un susto, sintiéndose desubicada y desorientada de lo que sucedía.
—¡Has despertado!— dijo Theo abrazándola con gran felicidad.

La chica por otro lado vio a Dumbledore el cual no decía nada y solo la miraba. Se levantó con gran enfado y apuntándolo con el dedo acusador fue donde este.
—Usted, usted lo sabía todo. ¡Y no ha hecho nada! ¡Usted sabe todo lo que está pasando y no hace nada! ¡En primer año, segundo incluso sabía lo peligroso que era el torneo, y no le ha importado en absoluto!

—Leah, tranquilízate...— le pedía ahora Cedric el cual intentaba calentar la situación.

La chica no obstante buscaba ahora la mirada del platinado el cual no había dicho nada.
—Y tú... tú lo sabías. ¡Tú sabías que Voldemort iba a volver y no te ha importado nada!

—¿Qué?— dijo este algo confuso, o al menos intentando parecerlo.

—¡Leah! ¡Tranquilízate!— le gritó Harry alterado.— Para de decir mentiras.
—¿Mentiras? Harry, ¡Dumbledore te está usando!— decía esta muy nerviosa.— ¿Cómo puedes decir eso? ¡Tu mejor que nadie deberías saber que ha vuelto! ¡Dumbledore te está llevando directo a tu muerte!

—¡Cállate! No hables de Dumbledore se esa manera. Acabas de ganar un torneo, ¿que más quieres?— le decía este.
—Lo hago porque me preocupo por ti, ¿es que no me crees?

El azabache miró a su alrededor y se fijó en que todos cuchicheaban. Todos los miraban juzgándolos.
—Deja de llamar la atención, me estás avergonzando Leah. Vamos a otro sitio.— pidió este ahora en voz baja.

La chica se apartó de este y miró a Draco el cual se mordía la lengua, ya que no podía hacer nada para ayudarla. Quería que todos le creyeran pero no era el indicado para decir algo. No podía traicionar a su familia de esa manera.
—Leah... tienes que ir a enfermería...— empezó a decirle Cedric intentando calmarla.

—¡No! ¡Aléjate!— gritó ella.— ¿Es que acaso pensáis que estoy loca? ¡No lo estoy!

Nadie parecía enfatizar con la chica, y tanto profesores como alumnos la miraban de manera extraña. Claramente no le creían.

La Slytherin miró al platinado con rabia. Pero más que rabia... era decepción.
—Te odio. ¡Te odio Draco Malfoy! ¡Os odio a todos! ¡Que os den!

La chica, fuera de control, se fue de ahí delante de todas las miradas sorprendías y juzgada por los presentes. ¿Se había vuelto loca?

Harry dudaba si seguirla o dejarle su espacio. Su hermana se había comportado de una manera muy extraña y no entendía porque culpaba a Dumbledore.
—Creo que es mejor que recapacite y piense ella sola, Harry.— le aconsejó el director con voz tranquila.

El platinado por otro lado solo lo miraba con cierta rabia. Sabía que parte era culpa suya, aún así, no le agradaba nada el anciano.

Y mientras todos hablaban sobre el tema, Leah se encerró en el baño el cual nadie buscaría ni iría allí. Se sentó en el suelo y se abrazó a sí misma.

"Cuando te des cuenta de que el idiota de Dumbledore está usando a tu hermano para traérmelo a mi... entenderás porqué estarás de mi lado, pequeña."

El hecho de que las palabras de Voldemort empezaran a tener razón, la enfadaba aún más.

"Se parte del bando ganador, no seas ilusa, podemos ganar en esto."

El señor tenebroso no había intentando matar a la chica, al contrario. Intentaba convencerla de que estar a su lado sería lo mejor. Quería tener a Leah Potter de su lado.

Y por cada acción que el director hacía en contra de ella, más confundida estaba la chica de cual bando sería mejor. Leah se empezaba a replantear si realmente habían bandos.

Bueno, malo... ¿que era lo correcto? Al fin y al cabo, la Slytherin solo tenía una cosa clara.

No morir iba a ser su prioridad.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora