29

3.4K 399 76
                                    

⚜️⚜️...⚜️

Harry, el cual se encontraba leyendo una revista vieja en su cama, pensando en todo lo que había sucedido con Leah suspiró y decidió dormir.

Fue en vano pues alguien llamó por la ventana.
—¿Ron? ¿Qué haces aquí?— preguntaba este muy emocionado, abrazando al pelirrojo el cual le correspondió de seguida.

—Vámonos ya, mamá y papá no saben que he venido solo.— dijo con prisa, tirándole del brazo para que subiera al coche.
—No... aún no, tengo que avisar a Leah, ella... también tiene que venir.— dijo el azabache cargando las cosas en el maletero de este.

El pelirrojo bufó y miró a su amigo, luego vio el desorden de la habitación para volver a mirar a Harry el cual acariciaba a Hedwig.

—Otra pelea de hermanos, ¿cierto?— preguntó haciendo que el nombrado asintiera.— No quiero ser mala influencia pero, ¿no crees que os peleáis demasiado? Como si no os entendierais.

—¿Y exactamente que quieres que haga?— dijo este mirando hacia la puerta.— Leah es cabezota, nunca me hace caso y siempre quiere tener la razón.

—Te recuerdo que está en Slytherin. Harry, tenemos que irnos, si quieres, la pasamos a buscar más tarde, o mañana, pero no puedo esperar mucho más.— explicó este con obviedad.

Irse y dejar a Leah sola... ¿sería buena opción? Al fin y al cabo ella misma dijo que estaría mucho mejor sin él ni su compañía. Pensándolo bien, tendría tiempo de reflexionar y tendría una noche la habitación para ella sola sin nadie que la molestara.

Harry sabía que era arriesgado pero decidió darle un pequeño susto a la chica. Tomó un papel y escribió, que la vendrían a buscar al día siguiente. No podía pasar nada malo, ¿verdad?

Miró a Ron el cual asintió, preguntándole con la mirada si quería realmente hacerlo. El azabache solo subió al coche con sus cosas y desapareció hacia el mundo mágico.

Lo que ninguno de los dos chicos sabía era que escaleras abajo, Leah se encontraba en un gran problema.

—Así que te gusta escupir, eh... bueno, veamos, si vas a hacerlo, me aseguraré de que tengas la boca limpia.— le decía Vernon arrastrándola hacia el baño.

La chica cerró los ojos cuando el hombre le metió la pastilla de jabón, "limpiándole" como decía este mientras ella sollozaba en silencio y trataba de respirar, pues se le empezaba a dificultar.

El hombre se veía que lo disfrutaba y nadie podía impedirlo. No estaba Harry, Dudley se reía de ella y Petunia se encontraba en la cocina.
—Mejor, ¿verdad? Bien, pues no he acabado.— le siguió diciendo ahora arrastrándola hacia su cuarto, a la fuerza.

Su salvación, pensó Leah pues cuando Harry viera aquello, no dudaría en ayudarla.

Lástima, que para cuando su tío abrió la puerta de su cuarto, solo en él, se encontrara un Nero asustado en la ventana.
—Pero que tenemos aquí, si es tu hermano, que te ha abandonado al parecer...— se empezó a burlar Vernon dejándola, empujándola a la cama de golpe.— Niña estúpida.

A ese punto, Leah solo quería desaparecer. Sentía tanto dolor y decepción por parte de Harry... que la poca confianza que llegaba a tener, se había esfumado completamente. Vamos Harry, ¿en serio? ¿Dónde diablos estabas?

—No nos faltaras más el respeto, ¿entendido?— le dijo este, tomándole del cuello, amenazante, y creyéndose superior a ella. Y es que en esos momentos, desgraciadamente para Leah, lo era.

La niña intentaba decir que si, que entendía sus reglas y que no intentaría hacer nada más, ni molestarlos, pero era imposible, no podía articular palabra pues su corazón aún en shock, estaba más que roto. Estaba decepcionado, tenía miedo.

—¡Te estoy haciendo una maldita pregunta! ¡¿Lo has entendido?!— seguía diciéndole ,ás fuerte, apretando más y más hasta tal punto que Dudley tragó hondo, ya ni siquiera apoyando a su padre pues le estaba empezando a dar miedo.

—Papá... creo que es suficiente.— murmuró este intentando separarlo de la chica la cual ya ni le quedaban fuerzas para gritar.

Vernon, miró a su hijo asustado, y le hizo caso. Se apartó de la niña y antes de irse de allí y cerrar la puerta con llave, le escupió, tal como ella lo había hecho anteriormente.

Leah no supo hacer otra cosa que abrazarse a si misma, intentando controlarse, ella y sus llantos. No podía estar sufriendo así constantemente, si dijo a si misma. No merecía ese trato... ¿o si?

Nero el cual veía a su dueña llorar desconsoladamente no quería que eso continuase. Fue directamente al escritorio de la chica y tomó la carta negra, para ir de nuevo con Leah la cual no se movía de su cama.

Al ver la carta, la chica la cual no tenía fuerzas de nada, se puso a llorar más de rabia pues, que tonta había sido. La razón era simple. Aquella carta era una invitación a la casa de Theo a pasar las vacaciones, pero claro, era solo ella. Harry no estaba invitado.

¿Cómo había sido tan estúpida de no ir? Leah no quería dejar solo a su hermano, y mira lo que había acabado consiguiendo. Era sin duda toda una traición que le costaría demasiado olvidar.

—¡Bienvenido Harry!— exclamaron los señores Weasley abrazándolo como un hijo más.

Tanto Ginny, Hermione y los gemelos bajaron a recibir a los Potters, no obstante se llevaron una gran sorpresa cuando faltó ella.

—¿Dónde está Leah?— preguntó George, el más preocupado de todos sin duda.— ¿Por qué no está aquí?

Las miradas cómplices de Harry y Ron eran muy obvias por todos. Sabían ambos que si decían la verdad les iba a caer una bronca bien gorda.

—No quiso venir.— respondió el pelirrojo encogiéndose de hombros con naturalidad.
—Eso me lo creo.— murmuró Hermione más tranquila acariciando a su gato.

—Y una mierda, están mintiendo.— replicó George comenzando a enfadarse.— Creo que nadie se traga lo de que, no ha querido venir.

—Si, realmente Harry, vivís en un infierno, no creo que se haya quedado por voluntad.— apoyó a su gemelo Fred cruzándose de brazos.

Ginny bajó la cabeza pues Leah no era de su desagrado, y Harry, suspiró algo cansado, de toda la situación.
—Vale, la dejamos allí, pero fue porque tardaba demasiado y teníamos que irnos, además, creerme que le gusta estar sola, la iremos a buscar mañana.— explicó finalmente.

Tanto Fred como George se miraron entre si viendo lo poco que el azabache cuidaba a su hermana, su única familia. 

—Lo único que consigues es que se aleje más de ti, pero allá tú.— sentenció molesto el gemelo menor.— Me largo.
—Y yo te acompaño.— terminó por decir Fred siguiendo escaleras arriba a George.

¿Tan mal lo había hecho? Harry pensaba eso mientras cenaba tranquilamente en la madriguera preguntándose que estaría haciendo Leah.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora