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—Harry, détente.

El azabache no dudó en desobedecer a su hermana y guiarse a través de su instinto. Tenía rabia y quien mejor que el platinado para enfrentarse.

Leah cada vez estaba más nerviosa e inquieta. Si su hermano le hacía algo a Draco, no sabría como actuar. Si, el platinado había envenenado a Ron pero, ¿que tan fuertes eran sus sentimientos hacia el Slytherin como para defenderlo?

El platinado por otro lado llegó a los baños del último piso donde no solía haber nadie. Se apoyó en el lavamanos viéndose a sí mismo como un monstruo delante del espejo, pensando que había sido del Draco Malfoy que alguna vez existió.

¿Cómo había cambiado todo de un momento a otro? Draco buscaba culpables... Harry, su padre, Voldemort, Dumbledore... hasta él mismo. Negó al pensar en Leah.

Ella siempre había estado ahí. Leah Potter siempre había tenido un papel importante en su vida. Como amiga, enemiga, compañera... y finalmente, se había dado cuenta de que no podía controlar sus sentimientos a ella. Eran demasiados e intensos. Quería mostrárselo, pero no sabía cómo. No ahora que estaban en aquella situación.

—Eres un cobarde.

Aquellas palabras que siempre había oído no solo de un tonto como Harry sino de su padre y de mucha gente como Snape o los mortifagos.

Casi llorando y con la respiración entrecortada miró con cierto desprecio a Harry el cual se encontraba en la puerta mirándolo fijamente. ¿Cómo era posible que aquel engendro fuera hermano de Leah?
—Y tu que sabrás.

El azabache dio un paso adelante pero, justo al realizar la acción, la chica apareció interviniendo entre estos, colocándose en medio mirando fríamente a su hermano.
—¿Quieres hacer el favor de parar? No somos niños como para tener este tipo de conflictos.

—Al principio pensaba que eras alguien en quien podía confiar plenamente, al fin y al cabo eras mi hermana, ¿sabes?

—Oh, no te hagas la víctima. Harry, aquí nadie es un santo. Ahora vete, yo me encargo.
—¿Y dejar que este idiota se vaya sin más? Se que ha sido él quien ha envenenado a Ron. Se que ha sido él, y tu.

La chica alzó las cejas al ver como su propio hermano la apuntaba.
—Dumbledore si que te ha comido la cabeza por lo que veo. ¿Es que no te das cuenta de todo lo que está sucediendo?

—No te atrevas a decir una palabra de él. Se que eres una mentirosa y una mala persona.
—Di lo que quieras, no vemos las cosas de la misma manera al parecer.

—Y sabes que estoy en lo correcto, pero para ser la diferente de la familia y que te presten atención tienes que montar todo este espectáculo.

Draco quien escuchaba sin saber si intervenir o no frunció el ceño ante la tonta acusación del azabache. Miró como Leah ahora fijaba su vista a la nada y sintió pena. Lástima.
—¿Porque pagas toda tu ira con ella?

Harry ahora se molestó aún más con toda la situación. Sin duda el culpable de que su hermana esté tan cegada era ni más ni menos que el platinado.

Apartó a la chica bruscamente de su camino y apuntó a este decidido.
—Vas a confesar lo que has hecho Malfoy.

—¡Harry para!

Ahora Leah apuntaba a su hermano, el cual se sentía más que traicionado.
—¡Flippendo!
—Expelliarmus.

Rápidamente el azabache se apresuró a recoger su varita la cual acababa de ser desarmada por Leah la cual fue con Draco rápidamente.

Harry se sentía humillado. No soportaba que Leah le ganara, simplemente odiaba la idea de que la chica fuera mejor que él y se saliera con la suya.

Tenía tanta rabia que no pensó cuando apuntó hacia los dos Slytherins gritando Septumsempra sin tener idea de lo que iba a pasar a continuación.

El platinado, el más afectado en el suelo, lleno de cortes que empezaban a sangrar por todo el suelo, creándole un dolor intenso muy grande, mientras que Leah quien había sido apartada algo tarde de un empujón, también recibió del hechizo cayendo al suelo inconsciente.

Se sintió tan fuerte e intenso que lo último que vio la chica antes de desmayarse por completo, fue a Draco llorando del dolor en el suelo a unos centímetros de ella.

El mareo era intenso, hasta que se todas esas vueltas e imágenes sin sentido, acabaron juntándose dejando ver Hogwarts. Leah no entendía nada, no entendía como había llegado ahí en términos de segundos.

Se miró a sí misma y se vio con una bata de hospital.
¿Pero qué? ¿Donde están todos?

Era oscuro, casi de noche, y la chica pudo presenciar como el edificio en si, había perdido su encanto. Siendo más siniestro y de color gris.

Sin duda algo había pasado, pues cuando miró a su lado, su corazón se heló al ver a l mismo Voldemort y su séquito de mortifagos y criaturas andantes pretendiendo atacar el castillo.
Señor...

Parecía no escucharle, como si no estuviera. Leah grito al sentir como Voldemort pasaba a través de ella como si fuera un fantasma. ¿Acaso estaba muerta?

Volvió a acercarse a este tocando su brazo para ver si era una ilusión o un sueño o descifrar algo que le ayudara a entender.

Parecía que no, pero la chica juraría que el señor tenebroso percibió algo pues su rostro lo decía todo.
¿Que está pasando?

De repente, vio una explosión azul, una capa que envolvía el castillo, que poco a poco se creaba, dando a luz un escudo.

"—Maldita traidora... ¡Voy a matarte Leah Potter! ¡Tu y tu penoso hermano vais a acabar igual que vuestros padres!"

Leah tragó hondo y llena de miedo empezó a alejarse de ahí al escuchar la amenaza. El corazón le latía rápido. Y se empezó a poner tan nerviosa que empezó a sudar.
Quiero irme de aquí, quiero salir de aquí... ayuda, por favor...

Pensaba que a lo mejor alguien la escucharía. A lo mejor no estaba todo perdido... a lo mejor no estaba muerta y era todo una pesadilla.
Despierta, Leah, ¡despierta joder!

—¡Estoy despierta!

En aquel momento, la chica muy alterada miró a su alrededor encontrándose en la enfermería de Hogwarts. A su lado, Draco le tomaba la mano algo asustado sin saber que decir.

—¿Algo que contar?— preguntó este viendo como la chica seguía sin soltarle la mano.
—Yo... ¿que ha pasado? ¿Harry...?

—Snape nos encontró, y nos trajo a enfermería. No se donde está tu hermano.— dijo este sabiendo por donde iba la pregunta.— Leah, has estado diciendo cosas muy raras mientras dormías.

La chica negó. Vio la mano que sujetaba el chico y dibujo una pequeña sonrisa.
—De verdad Draco... buscas la mínima excusa para acercarte a mi, ¿eh?

El platinado inmediatamente soltó y se alejó rodando los ojos. Sabía que estaba evitando el tema, aunque tampoco pensaba presionarla a hablar.

¿Había sido solo una pesadilla?

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora