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Era por la mañana y al despertarse algo cansada, la chica recordó que tenía práctica de quidditch.
—Por todos los trolls. ¿Por qué tanto ruido?— preguntó Pansy al ver como Leah buscaba algo.

—¿Te puedes creer que haya perdido mi chaqueta y no la encuentre desde el curso pasado?— preguntó mientras la buscaba sin parar.
—¿Y que hay se esa?— mencionó Daphne señalando con la cabeza una que había encima de su cama.

—No... esa no es mía. Draco me la dejó y quiero devolvérsela, por eso busco la mía.— explicó ella concentrada en la prenda de ropa.

—¿Acabo de escuchar lo que acabo de escuchar?— pregunto la peli negra mirando a la rubia.
—Parece ser que le estás cogiendo cariño...— murmuró Daphne riendo.

—¿De que habláis?— preguntó ella confusa.
—¿Desde cuando lo llamas por su nombre?
—¿Desde cuando eso ha importado?— preguntó ahora con intención de irse de allí.

—Si, lo que tú digas... pero por lo que veo, ya os lleváis mejor entre vosotros.— admitió Pansy con una pequeña sonrisa.

Leah rodó los ojos y vestida de quidditch se fue de la habitación con la chaqueta de Draco puesta por mucho que no quisiera.
—Buenos días señorita...— la saludó Theo mientras caminaban por los pasillos.— ¿Que haces vestida así?

—Um, no se Nott, a lo mejor va a cagar con estilo. ¿Que te parece a ti?— preguntó Blaise de manera irónica haciendo sonreír tanto a Theo como Draco el cual no había hablado.

—Lo cierto es que...
—¡Felicidades por volver al equipo!

Aquella voz que asustó a la chica y la tomó desprevenida. Fred la abrazó delante de todos sin importarle que estuviera con sus amigos.
—¿Vuelves a jugar?— preguntó Theo asombrado, al mismo tiempo que miraba a Draco.

El platinado por otro lado no se paró a ver como la chica era afectuosa con otros. Solo siguió caminando hasta desaparecer de la vista de sus amigos y fue directo al campo.

Al llegar, vio que había varias personas en las gradas viendo las prácticas de quidditch, entre ellas, el grupo de Slytherins.
—¿Donde se ha metido Leah? Tenemos que empezar a entrenar antes de que Gryffindor nos quite el sitio.— dijo el capitán subido a su escoba.

En el momento en que Draco se subió a su escoba, sonrió al ver como la chica corría hacia el campo. Trató de no reír y para no causar sospechas, alzó el vuelo.

Flotó encima de la Slytherin escuchando como buscaba alguna excusa barata para explicarle al capitán que había llegado tarde.
—No cambiará nunca...— dijo uno de los cazadores viéndola.

El platinado, mirándola, se dio cuenta de que llevaba su chaqueta del curso pasado y se sintió mejor.
—Hay que admitir que es buena.— dijo sin más.
—Eso no te lo discuto.

Cuando al fin la chica se subió a su escoba y alzó el vuelo, miró a Draco el cual apartó la mirada y se fue con los demás.
—Raro.

"He escuchado que le gusto a Draco."

"¿Lo habéis visto?" "Este año está más guapo que nunca."

"Me ha mirado, chicas, me ha mirado."

Leah con cara de confusión miró al grupo de chicas que gritaban cosas sobre lo guapos que eran los jugadores. Entre ellas, la mayoría hablaba del platinado.
—Muy bien, practicaremos las jugadas pendientes que tenemos. Se acerca el partido contra Gryffindor y no quiero ninguna distracción.

Leah sin hacer absolutamente nada se quedó observando a Draco sin ningún tipo de disimulo. ¿En serio habían tantas chicas enamoradas de él? ¿Y el? ¿Él a quien miraba?

Se fijó detalladamente y empezó a darse cuenta de que realmente era atractivo. ¿Por qué todo lo que usaba le quedaba tan bien? Si era cierto que tenía buena figura, por lo que era fácil verse asombroso con todo.

Más si jugaba al quidditch. Y era listo... y sabía hablar con superioridad y un poco de egocentrismo. Por no hablar de sus ojos...
—Vale, Leah. Centrarte joder.— se dijo a si misma bajando de la escoba y empezando a hacer flexiones en el suelo.

Pronto, los jugadores de su equipo la miraron algo raro. Era gracioso pero nadie sabía porque de repente se había puesto a hacer físico.
—¿Se encuentra bien?— preguntó el capitán.

El platinado desde su escoba la miró divertido mientras se acercaba respectivamente y llamó su atención.
—Hey, ¿que haces?— preguntó este ahora asustando a la chica.

Leah lo miró completamente confusa y embobada. Su pelo, su nariz, sus preciosos ojos, diablos, ¿que le ocurría?
—Yo... necesito despejarme. Dile que entrenaré el doble mañana, o esta noche, no se, dile a Peregrin que necesito respirar.

Dicho eso, el Slytherin frunció el ceño mientras volvía al campo pensando en las palabras de la chica.
—Ha dicho... que necesita ¿respirar? Me ha dicho que entrenará el doble.— explicó al capitán el cual asintió entendiéndolo.

Una vez Leah paseaba por el castillo tratando de aclarar sus ideas, vio como al final de este, se encontraba Umbridge. Suspiró y mientras se acercaba a la profesora, apuntó a un niño con una manzana y pronunció "accio manzana" consiguiendo así la fruta.
—Buenos días profesora, le he traído un pequeño detalle.— mencionó ella.

La mujer con una sonrisa tomó la fruta.
—Buenos días señora Potter. ¿A que se debe su inesperada visita?— preguntó mientras dejaba de escribir en su portafolio.

—Bueno, me preguntaba si hay algo en que la pueda ayudar. He terminado todos mis ensayos y tengo tiempo libre, acabo de venir de la práctica de quidditch así que... ¿hay algo que pueda hacer por usted?
—Que chica tan aplicada...

Leah sonrió algo avergonzada.
—Es mi deber como estudiante, profesora.
—Como debe ser. La verdad es que hay algo que me preocupa ciertamente...— dijo ahora hablando más bajo para que no la escucharan.

—¿Que és?
—La disciplina que tienen los alumnos de este colegio, y el profesorado. Me temo que el ministro tendrá que hacer varios cambios... y yo tendré que informarle.— explicó esta.

—Bueno, es cierto que el director no hace mucho. No se implica con nada.— murmuró ella llamando la atención completa de Dolores.

Si, la mujer pensaba que estaba manipulando a la chica cuando lo que no sabía en realidad era que estaba siendo manipulada por Leah.
—Creo que usted y yo seremos grandes amigas. ¿Por qué no pasa después de clases a mi despacho para hablar?— propuso esta con emoción falsa.

—No podría haber escuchado algo mejor. Ahí estaré profesora.— le respondió la chica mates de irse de allí saliéndose con la suya.

La Slytherin estaba orgullosa de sí misma ya que sería un trabajo fácil de realizar. Dolores parecía alguien inofensivo.
—¿Acaso quieres subir corriendo las escaleras?

—¿Eh?— preguntó la chica viendo como Ron y Seamus corrían por sus vidas.
—¡Tenemos adivinación!— le gritó el más bajito provocando que la chica empezara a subir con ellos las tantas escaleras hasta llegar al aula.

Ir a la clase de adivinación eran como unos diez minutos de subir y no parar las escaleras. Cuando los tres chicos llegaron, abrieron la puerta encontrándose con la clase ya empezada.

Leah se miró y vio que no le había dado tiempo ni a cambiarse, seguía con la ropa de quidditch.
—¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos! Siéntense en algún sitio libre... por favor.

La chica tomó asiento junto a Daphne y Theo los cuales no querían ni preguntar qué estaba haciendo la chica anterior a aquello. Se miraron entre sí y rodaron los ojos.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora