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—Si, George esta bien... algo preocupado por ti pero bien. Fred y él han sabido llevar el negocio de maravilla.

Leah asintió consiguiendo la información que necesitaba escuchar y sonrió mientras miraba curiosamente de reojo al platinado.
—Tengo que ir al servicio, ahora vengo.

La Slytherin sabía que cuando tuviera la oportunidad, Draco le haría cualquier cosa al pelirrojo, y quería ver de que era capaz. Había esa opción, o la opción de seguirla.

Se lavó la cara, refrescándose las mejillas rojizas por la calor que tenía y suspiró hondo preparándose para salir.

Para su sorpresa, al volver, no estaba ni Draco ni Ron. La habían dejado plantada ambos.
—Hombres.

La chica salió finalmente algo confundida con la actitud de ambos, no obstante lo entendió todo cuando escuchó el grito de Hermione.

Fue hacía el lugar del crimen viendo como el pelirrojo convulsionaba como podía mientras que la castaña gritaba para que Harry hiciera algo.
—¡Ron! Aguanta, aguanta...

Leah frunció el ceño y algo preocupada se acercó a ellos, colocándose a la altura del pelirrojo y poniéndolo de lado, para que no se atragantara con su propia saliva.
—Lo han envenenado.— dijo al oler mínimamente su aliento.

La Slytherin observó el panorama fijándose en la única cabellera platinada alejándose rápidamente de allí.
—Que hijo de puta...— susurró ella misma mientras se levantaba de allí dejando al trío de oro y siguiendo a la serpiente.

Estaba ciertamente molesta. Ron no era un peligro como para que hubiera reaccionado así.
—Malfoy.

Este no le hizo caso alguno, seguía caminando con rapidez mientras intentaba llegar a su habitación.

Al no sentir que nadie le seguía, miró hacia atrás confirmando que Leah ya no estaba detrás suyo.

Se apresuró en llegar a su sala común y rápidamente entrar a su cuarto, cerrando así con llave para que nadie entrara.

Al girarse, se llevó un susto al ver que Leah estaba de brazos cruzados delante suyo con cara de pocos amigos.
—¿Cómo has llegado antes?

—No puedo creer que le hayas hecho tal cosa a Weasley. ¿Podrías dejar de ser tan inmaduro por una vez?

Draco no la miraba, sabía que había actuado impulsivamente pero no iba a admitirlo delante de nadie, menos de ella.
—¿Desde cuando te preocupas tanto por ese?

Leah alzó las cejas mirándolo fríamente.
—Debes aprender a controlar tus celos, ni que fuera a besarlo. Dime, ¿te has puesto celoso?— preguntó burlonamente mientras se apoyaba en la pared de brazos cruzados.

—Claro que no, ¿acaso piensas que yo estaría celoso de alguien como Weasley?— respondió este.

La Slytherin negó con la cabeza. Inspeccionó las pintas de vagabundo que llevaba el chico y sintió lástima por él. Se notaba que le estaba matando hacer aquel trabajo para Voldemort.
—¿Necesitas ayuda?

—¿Qué?

Leah se acercó a este y le sorprendió cuando abrió sus brazos para abrazarlo.
—No estás solo, ¿vale?

Al principio, se sintió raro y algo incómodo en cuanto aquella muestra de afecto, no obstante, fue acostumbrándose hasta el punto de enterrar su cabeza en el pecho de esta. Ahora la asombrada era la chica quien acariciaba con cuidado la espalda de este.
—Voy a ayudarte. Lo prometo.

Draco empezó a sollozar. Se escondía en Leah para que ella no lo viera, aún así, la chica podía sentirlo.
—Déjame acabar el trabajo por ti. Necesitas descansar.— fue lo primero que se le pasó por la cabeza al no saber cómo lidiar con aquella situación.

En ese instante el chico se tensó. Segundos más tarde se separó de ella completamente serio.
—Tengo que ser yo quien acabe el trabajo. No puedes ayudarme con esto.

—No puedes hacer esto tu solo. Seamos realistas, ¿para qué crees que Voldemort quiere la muerte de Dumbledore?— dijo de repente esta.

El Slytherin estaba confundido. ¿Que clase de pregunta era esa?
—Sin Dumbledore le será más fácil conquistar el mundo mágico.

Leah frunció levemente el ceño. Estaba claro que su mente y la de Draco pensaban totalmente diferentes. La chica creía con firmeza que el señor tenebroso estaba usando al platinado como carnada para conseguir la varita de Dumbledore.
—¿Que ocurre?

—Yo... tengo, tengo que hacer algo.

Dicho aquello, Leah se fue dejando al chico muy confundido. Su cabeza era un caos y ahora no conseguía entender el comportamiento de la chica.

—¡Harry!

El azabache miró a su hermana acercarse. Este se encontraba en el gran comedor algo preocupado por su amigo pelirrojo.
—Harry... yo, tengo que decirte algo.

—No tengo mucho tiempo Leah. ¿Que quieres?
—Es sobre... Dumbledore.

Inmediatamente, el Gryffindor clavó la mirada en su hermana. Sabía que nada bueno saldría de su boca si se trataba del director.
—Ahora que.

La chica se sentó a su lado y con un trozo de papel y una pluma que sacó de su bolsillo dibujó un símbolo de lo más curioso. Un triángulo dividido en dos por la mitad seguido de un círculo en el interior de este.
—¿Que es esto?

—No me preguntes como, pero son las reliquias de la muerte. Lo leí en un libro que saqué de la zona prohibida. No sabía muy bien que significaba este símbolo pero creo que ahora lo sé.

Harry suspiró no muy convencido y apoyó su cabeza para escuchar a su hermana.
—Verás, hay una vieja leyenda sobre las reliquias de la muerte, el caso, es que son reales. El círculo, que simboliza la piedra filosofal, el triángulo que simboliza la capa invisible y por último... la varita de saúco.

—Y que me quieres decir con esto. Leah no quiero perder el tiempo en tonterías.
—No lo son, no te lo contaría si no fuese importante. Escúchame, creo que Voldemort está buscando la carita de saúco, y una vez la tenga ira a derrotarte.

—¿Que tiene de especial esa varita?
—Es la mas poderosa de todo el mundo mágico. Si acaba en manos equivocadas... no quiero imaginarme que pueda suceder.

Harry estaba demasiado abrumado. Quería creer que Ron estaba bien y que todo estaba bajo control, pero no era así.

Cuando quiso responderle, vio como Draco se acercaba a ellos y toda su mente se nubló por los estúpidos celos de hermano que tenía hacía este.
—¿Por qué no vas a explicarle esto mejor a tu novio o lo que sea que es?

Leah notó la mirada penetrante de Draco y suspiró pesadamente. Este por otra parte se sintió demasiado incómodo para quedarse allí, decidiendo irse lo más rápido posible.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora