28

3.6K 384 44
                                    

⚜️⚜️...⚜️

—Es tan... ¡Merlín! No hay palabras para describir a este niño.— gritó Leah mientras se peinaba, mirándose en el espejo que tenían en su habitación del mundo mágico.

Harry se colocó sus gafas y frunció el ceño.
—¿Quien?— preguntó este algo confundido.

—¡Draco! Cuanto tiempo amigo.— exclamó Blaise yendo a abrazarlo.

El platinado acababa de llegar con sus maletas para pasar una semana de vacaciones con el moreno y su madre ya que sus padres tenían asuntos que arreglar.
—Si... veo que esto no ha cambiado nada.— admitió mientras inspeccionaba el gran comedor de la mansión.

—¿Por qué iba a cambiar? Wow, si hay algo que ha cambiado es tu pelo...— dijo este desordenando y despeinando al chico.
—Muy gracioso Zabini.— respondió este rodando los ojos.

El moreno sonrió por lo bajo captando la atención de este.
—¿Que te pasa ahora?— preguntó este.
—Oh, nada... sigamos, te enseñaré donde dormiremos, ¡que claramente no lo haremos porque va a ser la mejor pijamada del mundo mágico!

Cuando ambos chicos entraron al cierto de Blaise, Draco abrió los ojos para ver lo desordenada que estaba.
—Zabini, ¿es que acaso no tienes elfos que te limpien todo esto?— preguntó el chico entrando con cuidado de no pisar alguna rosquilla mordida o Merlín sabe que.

—No, mi madre dice que la mierda que producimos nosotros la tenemos que recoger nosotros. No tenemos elfos esclavos, tenemos personas.— mencionó este.— Pero solo para la cocina y limpieza de la mansión.
—Y esto no incluye a la mansión.— murmuró el platinado.

—Exacto. Tienen prohibida la entrada aquí.— mencionó este tirándose en su cama.

El platinado aguantó las arcadas que le producía ver los calcetines malolientes de su amigo junto con potes de comida y bebidas rancias.
—Yo... no puedo.— dijo empezando a levitar las cosas con su varita y a recoger todo.
—¡Oye!— se quejó el moreno rodando los ojos.

Draco recogía todo como podía, sin darse cuenta de que estaba usando la magia y era realmente bueno. Libros... a la estantería, ropa al armario y basura... al cubo de la basura.

Blaise frunció el ceño al ver todo más ordenado miró hacia su ventana.
—No sabía que había una ventana.— mencionó este viendo lo espaciosa y bonita que era su habitación.

El platinado terminó con el trabajo y de un suspiro guardó su varita, viendo como en el suelo quedaba solo una carta blanca.
—¿Que es esto?— preguntó tomándola.
—No, no deberías... ay Merlín.— dijo esté cerrando los ojos.

—Por qué te hablas con... ¡¿ella?!— dijo este leyendo el propietario, o en este caso... la propietaria.

—Leah, por favor, llevas días, ¡días! hablando solo de lo molesto que es. En serio, ¡para ya!— gritó Harry tapándose las orejas con su cojín.

—¿Pero sabes que es lo que más me molesta? Esa sonrisita... ¡ahg! Se la quitaría con un cuchillo yo misma, y después se lo enterraría en el culo.— seguía diciendo esta mientras hacía su cama.

—Leah, ¿por qué de repente te importe lo que haga o no Malfoy?— le preguntó el azabache sin entender nada en absoluto.

—En serio, Draco... ¿por qué te importa tanto que hable con Leah?— le preguntó el moreno a su amigo furioso leyendo como la chica hablaba abiertamente con él.

—¡Porque lo odio!

—¡Porque la odio!

Harry rodó los ojos al escuchar la respuesta de su hermana y bufó.
—No lo parece. Y no lo quieres admitir.— murmuró entonces este.— Le tienes aprecio, y aunque me cueste decirlo, Malfoy también lo tiene por ti. Así que cállate.

—Si tanto la odias, ¿por qué te sigues preocupando tanto por ella?— explicó Blaise ahora quitándole la carta de las manos.— Vamos Draco, no soy tonto, veo que le tienes cariño.

—¿Yo? No seas idiota Zabini, yo no le tendré cariño nunca. Como si se muere, me da igual, además, por si no lo recuerdas lo estoy haciendo por ti. Los Potter son unos traidores.— explicó mientras llevaba sus maletas con el dentro de la habitación.

—Sabes que Leah es diferente a Harry. Ella es nuestra amiga. Y si no... ¿por qué llevarías la pulsera que ella te ha regalado?

El platinado paró por completo para recapacitar y contraatacar a Blaise. No obstante, no pudo.
—No cambiaras mi opinión con ella.— dijo y sin dejar Blaise responder, fue directo al baño de la habitación de este.

—Joder Draco... eres un cabezota.— dijo finalmente el moreno saliendo del cierto y dando un portazo, dejando al chico solo.

El platinado subió un poco la manga de su camisa pudiendo ver la pulsera que Leah le había regalado por su cumpleaños.

¿Por qué la llevaba? Ni él lo sabía con claridad, pero no quería tirarla, ni perderla.

Mientras, en la casa de los hermanos, estos se peleaban cada vez más, y más fuerte pues como hermanos que eran, además de diferentes, no se llevaban bien.
—¡Cállate!

Leah empujó a Harry lejos de ella, consiguiendo que este se cayera a la cama.
—Déjame en paz.— murmuró mientras intentaba mantener la compostura.

Hedwig, la lechuza del azabache, iba a atacar a la chica no obstante, Nero, el cual estaba pendiente de todo, se abalanzó a este, asustándolo mucho.
—¡No!— gritó Harry quitando bruscamente al gato de encima del pájaro.

—¡No toques a Nero!— saltó la chica tomando al felino en brazos.— ¿Te queda claro?
—Pues que tu gatucho no se acerque ni a mi ni a Hedwig.— soltó este mira sola mal.

—Oh, créeme que si pudiera me iría de aquí y lejos de ti, idiota.—mencionó ella saliendo del cuarto, dando un portazo.

Harry rodó los ojos cansado de la tonta de su hermana. ¿Por qué tenían que llevarse tan mal? ¿Por qué no podían estar unidos como los Weasley? Estaba seguro de que sus padres hubieran querido eso para ellos. Que se quisieran y estuvieran juntos como la única familia que les quedaba. Al fin y al cabo solo se tenían a ellos, y lo estaban estropeando.

Leah por otra parte bajó las escaleras de golpe encontrándose con su primo el cual la miraba con asco.
—¿Qué miras payaso?— dijo esta con superioridad, cansada de tenerles miedo a todos.

—¿Qué me has dicho niñata?— preguntó el chico amenazante empujándola con fuerza hacia atrás.— Olvidas que aquí mando yo, sucia.

Leah, con Nero en sus brazos aún, estaba dispuesta a atacar al plasta de su primo no obstante vio como Vernon y Petunia se acercaban a ella, así que decidió esperar. Por si acaso, no quería que le confiscaran su varita.

—Mamá, papá, la sucia de Leah me está molestando, decirle algo.— se quejó inmediatamente este acusándola con cierta sonrisilla maligna.

—Eres un mentiroso, tu si que me das asco.— respondió ella, dejando que Nero se fuera escaleras arriba, y levantándose, quedando cara a cara con el niño el cual se encontraba furioso.

—Que suerte que tus padres no estén aquí para verte.— le susurró con intención de herirla.

Y claro que lo hizo, claro que hirió a Leah, no obstante ella sabía que si mostraba una pizca de debilidad, les estaría dejando ganar en su propio juego. Por lo tanto, no pudo hacer otra cosa que escupirle en toda la cara a Dudley.

—¿Quién es el sucio ahora?— preguntó ella, sin embargo, fue algo inesperado cuando Vernon le tomó del brazo con brusquedad, supo que estaba más que muerta.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora