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Leah rápidamente bajó las escaleras de la torre y se dirigió hacia el gran comedor donde Umbridge se encontraba junto con el ejército de Dumbledore.

Al llegar, vio como todos se encontraban sentados, al parecer escribiendo algo, como si fuera un castigo de un niño de cinco años.
—Ahí está señorita Potter, al parecer tenía razón. Su hermano ha estado conspirando junto con Albus Dumbledore en contra del ministerio...

Todos los castigados se giraron a ver a la chica la cual estaba confusa. Ella no había participado en eso, ¿o si?
—¿Qué?

—No sea modesta, gracias a su colaboración hemos podido encontrarlos a todos. Gracias por su ayuda, recibirá créditos extra para sus TIMO's.
—Yo...

Leah miró a Harry el cual no tenía ni una pizca de felicidad en su rostro. Más bien rabia, al igual que la mayoría como Ron o Fred. George por otro lado, no podía ni mirarla.
—Esto, no está bien. ¿Por qué torturarlos?

La chica se fijó en la marca grabada que se les estaba quedando grabada en la mano de todos.
—¿De que habla? ¿Acaso cuestiona mis métodos?

—No, no los cuestiona.— interrumpió Blaise.
—Si, ¡eso es tortura!— soltó la chica acercándose a Umbridge.

—Aléjese de mi, ahora.— le interrumpió la mujer apuntándola directamente.
—Quiero hablar con Dumbledore, ¿dónde está?— preguntó ella haciendo reír a Dolores.

—Oh cielo, Dumbledore no está. Ha sido substituido, ya no es el director.— explicó está con una sonrisa burlona.

Leah miró a Harry el cual ahora estaba algo confuso sobre la postura de su hermana. ¿Estaba con ellos o en su contra? Nadie lo sabía realmente.
—A veces uno debe saber cuando ha perdido, ahí es cuando uno debe retirarse, ¿no cree? ¿O le gustaría tal vez acompañar a su hermano?

—Bien.— murmuró ella finalmente yéndose de allí furiosa, sin saber que hacer.

Salió del castillo sin avisar a nadie y se fue al bosque ya que no sabía a donde poder estar tranquila sin que nadie la molestara.
—Hace una buena tarde, ¿no cree señorita Potter?

Leah miró cómo Dumbledore se encontraba de pie observándola atentamente.
—Demasiadas buenas para usted, por lo que veo.— respondió ella sin mostrar ninguna confianza.

—Entiendo que no te transmita confianza para contarme las cosas, pero... Leah, todos estamos en el mismo lado.— empezó a decir.
—Si sabe que no me agrada en absoluto, ¿por que querer acercarse a mi? ¿Por qué después de hacerme creer que estoy loca va y dice al público que Voldemort ha vuelto?

—No tenía idea, cuando Harry vino con las pesadillas, supe que algo iba mal. Digamos que tu hermano tiene una fuerte conexión con el señor tenebroso.
—¿Y por que no está protegiéndolo? Porque ahora mismo lo están torturando, al igual que a los demás, por su culpa.

—No Leah. Las cosas tienen que suceder, todo tiene un significado oculto, no podemos alterar el tiempo.— explicó este.
—Y una mierda, esto no tendría que suceder, dice que se preocupa por nosotros pero no le importamos en absoluto.

El anciano miraba a la chica y se dio cuenta que al igual que Harry, Leah también tenía demasiado parecido a Tom Riddle, o a lo que algún día fue. Entendió que la chica también debía ser una parte crucial de todo para poder acabar con Voldemort, o al menos acabar con el problema.
—Tengo que pedirte un favor.

No podía creérselo, la Slytherin no podía creerse que Dumbledore elle estuviera pidiendo su ayuda.
—¿Y que es?

—Necesito... que Voldemort confíe en ti.

—¿¡Qué!? ¡No voy a hacer eso!— exclamó la chica negándose por completo.

El anciano sabía que Leah iba a negarse de primeras, luego, la niebla que había en el ambiente empezó a recrear imágenes, ahí fue cuando la chica algo confusa se quedó en silencio mirando.

Lo que estaba haciendo Dumbledore, era enseñarle imágenes sobre lo que iba a suceder si no hacía lo que el decía. En pocas palabras, la estaba intentando manipular emocionalmente.
—¿Qué es esto?— preguntó ella sin poder dejar de mirar.

—El futuro, o al menos lo que puedo llegar a descifrar... es bastante indefinido dado que es de alta dificultad crearlo.— explicó este.

Muertes, Harry en el suelo, Voldemort gobernando, los Weasley como esclavos al igual que muchos otros magos y brujas.
—Esto no puede ser cierto.
—Lo será si no me ayudas.— murmuró este mirándola de reojo.

Cuando Leah vio a sus amigos infelices, sufriendo, no pudo seguir viendo, no obstante los gritos de cierta persona la hicieron volver a ver.
—Vale, vale, lo haré, lo haré.— aceptó finalmente.— Por favor, pare.

—Espero que entiendas lo importante que es esto para el mundo mágico, todos dependemos de ti, Leah.
—¿Pero que debo hacer?— preguntó ella.

—Deberás ganarte su confianza, deberás hacer que todos desconfíen de ti para poder conseguir su punto de debilidad. ¿Entiendes?
—¿Y como se gana la confianza de Voldemort? Ni siquiera se donde está. ¡No se nada!

El anciano miró fijamente a Leah la cual empezó a ponerse nerviosa. Suspiró para luego hablar con calma.
—Si, creo que Draco Malfoy puede ayudarte con eso.
—No voy a usarlo y menos para algo tan peligroso. No voy a caer de nuevo en sus trucos y trampas.

—Piénsalo bien Leah. Eres lista, sabras hacer lo correcto, pero que después no te arrepientas por tus decisiones tomadas.

La Slytherin no pudo más. Se fue de allí corriendo para llegar lo antes al castillo. Dumbledore por otro lado se quedó ahí. Pensando cómo siempre.
—No creo que haya sido lo correcto.— dijo la voz de Snape saliendo de unos árboles por atrás.— Has metido a la chica en un buen lío. Solo tiene 15 años.

—¿De que hablas Severus?
—Hemos pasado por esto Albus. ¿Es que acaso quiere que la maten?

El anciano miró al pocionista y no dijo nada simplemente le tocó el hombro en forma de apoyo y se fue de allí despareciendo, como siempre.

Severus por otro lado pensaba en lo mal que había hecho el director. ¿Perder a a Leah? La estaba guiando directamente a su tumba, ¿para qué? No lo sabía. ¿Con que finalidad? Tampoco tenía idea.

Snape empezaba a pensar que Albus Dumbledore estaba llevando a los hermanos Potter a cavar su propia muerte.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora