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—¿Como lo ha descubierto?— preguntó Leah saliendo de debajo de la cama.

—Estás hablando con el posible mejor cotilla de todo Hogwarts, supongo que tendrá sus trucos.— murmuró este cruzándose de brazos.— Ahora, ¿qué son esos papeles?

La chica los dejó sobre el escritorio y empezó con los primeros archivos. Era toda información de Hogwarts. Incluida la de Dumbledore.
—Viniendo de Umbridge, no me sorprende.— soltó la Slytherin pasando a otros papeles.

El platinado quien también quería saber, se acercó a ella colocándose a su lado, lo suficiente cera para que Leah se tensara.
—¿Tener toda tu información y la de tu hermano es normal?— preguntó ahora Draco viendo un historial.
—No, no lo es.

El platinado tomó el historial de la chica y leyó algo inusual. Algo que le dio demasiada curiosidad.
—¿Ataques de ira?
—No le des importancia.

Leah buscaba entre historiales y se dio cuenta de que había cierto patrón, solo que costaba descubrirlo.
—¿Que número tengo? En la esquina en rojo.— preguntó ella.
—Uno, ¿por qué?

Leah los separó todos, empezando por el uno seguido de los demás hasta terminar con el diez. Luego miró su historial y tragó hondo.
—Creo... que trama algo gordo.

Draco dejó el historial de la chica y la escuchó con cautela, le prestaba demasiada atención.
—A ver... Umbridge solo tiene los historiales de ciertas personas... personas que considera un peligro para ella.— dijo mostrándoles que la mayoría eran Gryffindor.— Y el ministerio.

—Pero... ¿por qué te tiene a ti?
—Por que represento un peligro, al igual que Harry, más al decir que Voldemort ha vuelto. Por eso Harry y yo tenemos el uno.

—¿Granger el dos? ¿Los gemelos Weasley el cuatro? ¿Luna Lovegood el ocho? ¿Que van hacer ellos?— preguntó sarcásticamente el chico.
—No lo sé, no he hablado con mi hermano para saberlo. Pero seguro están tramando algo por su parte.— mencionó ella guardando todos los papeles.

Leah no se equivocaba, era cierto que Harry y los demás estaban en algo. Ya que la profesora no les estaba enseñando a defenderse ante los peligros del exterior, ellos mismos lo harían.

Ahora diréis, ¿cómo es que Harry ahora pensaba en ello? Bueno, al igual que Dumbledore, ambos habían tenido pesadillas sobre el regreso del que no debía ser nombrado. Por lo que querían prevenir.

Dándole la razón a la chica.

El azabache con ayuda de sus amigos, habían creado nada más que el ejército de Dumbledore donde solo podían entrar los alumnos de confianza que ellos quisieran. Era completamente secreto por lo que nadie podía enterarse, ni siquiera Leah.

—¿Y que harás con los papeles?— le preguntó Draco al verla algo nerviosa.
—Obviamente se los voy a enviar a Sirius, no dejaré que todas estas personas salgan heridas. Por muy Gryffindors que sean... uno de ellos es mi hermano, y los Weasley... no se lo merecen.

Escucharla decir eso, le recordaba a la Leah que conocía. Draco sabía que ella no era fría ni egoísta. Nunca lo había sido, solo que siempre la han juzgado mal. Mayoría de parte, por juntarse con él.

Después de ponerse comprensivo, se dio cuenta de que estaban solos en su habitación. La miró de reojo y tragó hondo.
—Hoy toca patrullar. Te lo recuerdo.

—Cierto, y partido mañana, no soy tan idiota Malfoy, me acuerdo de todo lo que tengo que hacer.— mencionó ella con intención de irse.
—Si, claro... lo que tú digas.

Leah sonrió orgullosa y miró al platinado.
—¿Esa es tu manera de hablar conmigo? ¿Te acobardas o te da miedo?

—Que te jodan Potter, sabes perfectamente como es Blaise.— se quejó este ofendido, aunque más bien estaba avergonzado.

La chica levantó una ceja aún con aires de superioridad. Se acercó lentamente donde este hasta acabar completamente delante.
—Si, ambos sabemos cómo es Blaise.— murmuró mientras le arreglaba la corbata.

Draco no se movió, miró de reojo como ella le ajustaba la corbata para fijarse de nuevo en la chica.
—Entonces, no te ilusiones, lo hace con todas las chicas, para molestarme. No te veas importante.— siguió diciendo este de manera obvia.

Leah lo miró fijamente tratando de saber si era verdad o mentira. Sonrió de igual manera y se relamió el labio.
—¿Estás completamente seguro de eso? Vaya... si que debes ser todo un galán...

—¿Por qué pensarías que yo estaría interesado en ti? Te conozco perfectamente y con eso se que eres la clase de chica con la que nunca estaría.— explicó con tranquilidad, llevando sus manos a sus bolsillos.

Rabia era lo que sentía Leah en aquel momento. No sabía que era pero no le gustaba el hecho de que Draco le ganara en aquel juego.
—¿Ah si?

La chica se acercó más a él, consiguiendo que este respirara más rápido. Eso confirmó lo nervioso que estaba. Y también que mentía.
—Si.

Leah se acercó más hasta el punto en que Draco cerró sus ojos esperando que ella se lanzara y que le besara.
—No lo creo.

El platinado cayó en la trampa y al abrir los ojos, Leah lo miraba de manera burlona. ¿Cómo había sido tan tonto? Claro que ella iba a jugar con él de esa manera, claro que no iba a besarlo. Era Leah.
—Adiós Malfoy.— dijo ella finalmente yéndose de allí toda victoriosa, dejando al chico completamente solo, con rabia y aunque no lo quisiera admitir, demasiado tentado.

Por qué si ella estaba prohibida para él, ¿quería con tantas ganas que ese beso ocurriera?

Si, Draco tenía fama de que muchas chicas gustaban de él y que era inalcanzable. Seguramente eso no ocurrirá si supieran que Leah lo tenía como si fuera un perrito.

Al igual que el platinado, la Slytherin también sabía jugar sus cartas, y quisieran o no, era imposible negar que era de las chicas más solicitadas de todo Hogwarts.

Eso, sin duda interesaba a personas como Fred quien tampoco le había quitado el ojo de encima desde que bailaron juntos en el baile.
—¡Leah!

Ella quien iba caminando lo más rápido posible para enviarle aquellos informes a Sirius a través de alguna paloma mensajera, escuchó como su hermano la llamaba no obstante lo ignoró completamente.
—Leah te estoy hablando.

—Y yo te estoy ignorando, deja de perder el tiempo.— contestó ella sin ni siquiera mirarlo.
—Venía a desearte buena suerte mañana en el partido. No entiendo por qué eres así conmigo.

La Slytherin frunció el ceño y finalmente miró incrédula a Harry el cual actuaba como si nada hubiera pasado.
—¿Te crees que soy tan buena como para perdonarte por todo lo que has hecho? Una cosa es que seamos hermanos, otra diferente es ser tonta.

El azabache miró al suelo.
—Siento haber dicho todo eso, tenías razón, puede que Voldemort si haya vuelto.— murmuró un poco arrepentido.
—Bien por ti. Ahora... tengo prisa.

Algo pasaba con Leah. Últimamente estaba tan cansada de que la trataran de mentirosa, de que pensaran que estaba loca, y gente como Harry no la apoyara.

Tenía un conflicto interior. Las palabras de Voldemort resonaban en su cabeza, y cada vez se planteaba más su propuesta.
—No seas tonta Leah, céntrate.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora