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Al acabar la clase, Leah tomó sus cosas rápidamente y se fue sin esperar a nadie, dejando un suspiro de parte de Draco quien también recogía sus cosas.
—¿Qué le ocurre?— preguntó Pansy viendo como se iba.

—Como si yo lo supiera, vamos. Algo me dice que ver como muere ese bicho me hará sentir mejor.— dijo Draco de manera ignorante.

La verdad es que Leah buscaba a Remus. Si, algo le decía que el hombre sabía sobre el patronus del perro, y también sabía que pasaba algo. Como él le dijo la primera vez que hablaron, tenía que ir a buscarlo.

—¡George Weasley te necesito!— dijo al verlo, haciendo que este se señalara a si mismo muy sorprendido por el comentario de la chica.—Si, tú, único e irremplazable.
—Me alagas, ¿Qué puedo hacer por ti nena?

—Necesito ver el mapa, necesito ver el mapa de los merodeadores.— dijo esta con prisa, haciendo que el pelirrojo la llevara a la sala común de Gryffindor.

—¿Para qué lo quieres?— preguntó con curiosidad, entrando a su cuarto y dejando pasar a la chica la cual decidió quedarse en la puerta apoyada viendo todo el desorden que tenían.

—Necesito saber donde está el profesor Lupin, es urgente.— dijo mirando en el mapa con cierta angustia.— Por cierto, ¿sabes donde está mi hermano y Ron? Supongo que Hermione estará con ellos... y Malfoy.— empezó a decir confusa.— ¿Qué hacen esos juntos?

—¿Celosa?

Leah vio que Remus estaba caminando hacia fuera de Hogwarts así que cerró el mapa con rapidez, le dio un abrazo rápido al pelirrojo y antes de irse lo miró divertida.
—¿Yo? ¿celosa? Nah.

Dicho eso, corrió por los pasillos como podía para alcanzar a Remus el cual parecía también apurado. ¿Por qué? Leah tenía sus sospechas creadas.
—Profesor Lupin, lo estaba buscando.— dijo esta colocándose a su lado.— Aunque supongo que eso ya lo debe saber... ¿no es así Lunático?

El hombre paró completamente de andar para mirar a la chica la cual sacó el dibujo del perro, el patronus que la había salvado.

—Tuve bastantes dudas sobre esto pero creo que se lo que está pasando.— dijo muy segura de si misma.— Los dementores buscan al fugitivo Sirius Black, ¿por qué ir al tren? Quizá estaba allí, quizá él me salvó y quizás no sea tan malo como todos piensan.

—¿Cómo deduces todo eso?— preguntó este volviendo a caminar, dirigiéndose hacia la casa de los gritos, ahora con Leah de compañía.
—Yo, solo tengo el presentimiento. Lo he podido ver en sus ojos profesor. Usted conoce a Sirius Black, y estoy segura de que también sabe que está aquí.

Remus miró hacia otro lado, intentando no verse muy vulnerable.
—Lo conozco demasiado bien como para saber que ahora mismo está aquí.— respondió con tristeza.— Leah, escúchame. Debes saber algo, importante y es que... yo, con tu padre y tu madre... éramos amigos.

—¿En serio?— preguntó ella confusa. El hombre por otra parte se agachó a su altura y suspiró hondo antes de darle la noticia.

—Verás, yo tengo que decirte la verdad, y es que yo...yo soy... tu padrino.— dijo finalmente sorprendiendo a Leah quien negó.— Si, si lo soy, y canuto es el padrino de Harry... pero eso no importa, yo...

—¡Claro que importa!— soltó ella más molesta que alegre, eso preocupó a Remus quién retrocedió.— ¡Eres mi tutor! Podría haberme criado contigo, podría haberme evitado todo ese sufrimiento, podría... ¡por qué me dices esto ahora!

Y ahí estaba el mayor temor del hombre. Estaba claro que no podía decírselo aún. Si Leah supiera que era un monstruo y que había luchado tanto para tener la custodia de la niña, pero por su condición no le habían dejado... era triste, pero la chica estaba en su derecho para enfadarse.

—Siento que todo haya sido así.— dijo este muy arrepentido.— Yo... he estado mucho tiempo intentando conseguir...

—No, ahora no por favor. Remus, he pasado toda mi vida pensando que la única familia que he podido tener es Harry y mis tíos. Ahora me dices que eres mi padrino y que no puedes tener mi custodia... ¿por qué?

Fue en ese instante cuando de la casa de los gritos, salieron nada más que el trío de oro, junto con Snape, y dos hombres de los cuales Leah no tenía ni idea de quienes eran.

—Pero mira que grande y hermosa... tienes la misma expresión que tu madre...— empezó a decir uno acercándose a la chica.
—No te atrevas a tocarla, Peter.— dijo el otro desconocido apartándolo de golpe.— No tienes derecho a hacer semejante cosa después de todo lo que has hecho.

—Sirius.— murmuró Remus ahora fijándose solo en él. Después de eso, no tardaron en abrazarse haciendo rodar los ojos del pocionista.

—Así que usted es Sirius Black. Usted es canuto.— dijo Leah entendiendo todo.— Usted me salvó en el tren de los dementores, ¿cierto?
—Así es pequeña, es un gusto verte y conocerte al fin.— dijo contento, viendo los ojos de James en la chica la cual le sonrió tímidamente.

—Sirius no fue el que traicionó a papá y mamá.— dijo ahora Harry.— Fue Peter, quien fingió morir para salvarse él.
—Me imagino que es colagusano.— soltó ella entendiendo todo.— Hay que entregarlo para que Sirius quede fuera de todos los cargos.

—Lupin.— dijo de repente la voz gruesa de Snape llamando la atención de todos.— ¿Te has tomado la poción?

—¿Que poción?— preguntó Leah mirando al hombre algo preocupada, viendo como este claramente no se encontraba nada bien.
—Remus, lunático, este no eres tú, por favor, contrólate. Por favor.— empezó a decirle Sirius acercándose a él y tratando de calmarlo.

Hermione miró a la luna llena y abrió los ojos, pues sus sospechas eran ciertas.
—Así que mis sospechas eran ciertas, el profesor Lupin es un licántropo.— dijo Hermione fascinada.— Lo sabía desde que vi su boggart.
—¿Un qué?— exclamó Ron empezando a retroceder junto a Harry.

—Hombre lobo.— dijo Leah viendo en lo que se estaba transformando su supuesto padrino. Pensó que quizás, no hubiera sido su culpa no poder acogerla. Podía ser que Remus si le hubiera dicho la verdad.

—¡Atrás de mi!— gritó Snape protegiendo al trío de oro.— Potter...
—¡Quejicus llévate a los niños!— dijo Sirius convirtiéndose en el mismo perro negro que había Leah dibujado durante todo el curso.

La chica, para comprobárlo, sacó su papel y miró cono Sirius, trataba de despistar a Remus, ahora con forma de hombre lobo y supo que sería peligroso.
—Vamos Leah, piensa piensa...— se dijo a si misma.— Vale, tranquila, todo estará bien.

—¡¿Leah que haces?! ¡Vuelve aquí!— gritaba Harry intentando seguirla.

La chica por otra parte se puso a correr hasta llegar a una distancia considerable. Luego, por libros y películas que había visto en el mundo muggle, se puso a imitar los aullidos de lobo atrayendo a Remus a toda velocidad.
—Ahora es la parte donde te vas, bien.— dijo empezando a correr como nunca.

Como no conocía el terreno, había un barranco y como no, cayó por él sin poder controlar su cuerpo y golpeándose mientras rodaba hacia abajo quedando casi inconsciente.

El hombre lobo bajó también como pudo y en el momento de atacarla sin piedad, otra voz aulló provocando que Remus fuera en busca de aquel aullido dejando a Leah en paz.

Si, estaba a salvo pero herida. No sabía si podría levantarse después de eso.
—No te duermas, no cierres los ojos, ¿me escuchas?

La chica escuchaba voces pero no fueron suficiente. Ya se encontraba desmayada en el suelo.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora