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Era Navidad, y como era costumbre, los alumnos a partir de tercer año, con un justificante firmado por un tutor, podían salir a pasear por Hogsmeade.

—Da igual chicos, no hace falta que os quedéis aquí por mi. Estaré bien.— dijo esta con tranquilidad mientras veía a sus amigos prepararse para salir.
—Te traeremos dulces.— mencionó Goyle amablemente.

Pansy y Daphne se despidieron de ella con un abrazo mientras que Blaise le dio un achuchón casi tirándola al suelo.
—Puedo quedarme contigo, ¿seguro que no...?— empezó a decir Theo no muy convencido de dejar a la chica sola. Quien sabía que iba a pasarle, conociéndola.

—No, ni que se fuera a morir. Andando.— interrumpió el platinado, ignorando a la chica y yéndose junto con Theo.
—Que idiota...— murmuró para si misma mientras se giraba para ir a su sala común.

Fue casualidad que casi se tropezara con el buscador de Hufflepuff.
—Oh, disculpa. No te vi.— dijo esta dispuesta a irse de allí.

—No pude decírtelo antes pero felicidades por la victoria del otro día. Realmente juegas increíble.— admitió este con humildad y amabilidad.
—¡Es cierto! Tienes talento para el quidditch.— dijo una chica a su lado. A juzgar por sus pintas, Leah dedujo que era Ravenclaw.— Oh, me llamo Cho Chang, soy la nueva buscadora de Ravenclaw.

—Un gusto conoceros, me alegra saber que Hufflepuff y Ravenclaw no tengan esa rivalidad como Gryffindor.— dijo ella cruzándose de brazos a causa del frío.

—Suele pasar, pero solo los cursos más pequeños, los cuales es normal que tengan más rivalidad todo eso de la copa de las casas, en el primer año se vuelven locos.— explicó la chica.

—Si, luego cuando llegan a quinto año, se dan cuenta de que todo eso es una mierda, y que realmente no sirve de nada... solo una putada que impone Dumbledore para fomentar el odio entre las casas.— opinó Cedric claramente en desacuerdo con el método del director.

—¿Señorita Potter? ¿Que hace por aquí sola? Pensaba que usted estaba en enfermería... o con sus amigos en Hogsmeade.— dijo por detrás la voz de la profesora de transformaciones.

Um... profesora McGonagall, no tengo el permiso para salir.— respondió con algo de vergüenza al tener que admitirlo delante de personas tan populares como lo eran Cho y Cerdic.

—¿Cómo que no tiene el permiso? Su tutor me lo entregó a último momento.— explicó esta con una pequeña sonrisa.— Así que vaya, diviértase.

Leah no podía creerlo. Estaba claro que Vernon no firmaría, ni Petunia... así que, ¿cómo es que tenía otro tutor? ¿Acaso lo conocía?
—Nosotros iremos a dar un paseo, pero nos veremos por ahí.— se despidió la Ravenclaw amablemente con la chica quien asintió.

Aw, que par de tortolitos... ¿no le parece adorable Minnie?— exclamó esta una vez la pareja se había ido, sorprendiendo a la profesora quien la miró de manera divertida.

—Lo mismo podría decir de usted y el señor Malfoy, ¿no cree?— soltó esta provocando una risa demasiado exagerada en la Slytherin.— Si, si... ríase, pero James y Lily eran iguales a vosotros dos.

Leah miró a la mujer esperando una explicación pues nunca, de los jamases podría pensar que alguien como ella acabaría con alguien como Draco Malfoy.

—Me parece que usted y yo tendremos que discutir ese tema algún día de estos.— bromeó la chica haciendo rodar los ojos de la profesora.— Que tenga un buen día.

Y así, la chica se fue de lo más contenta en busca de sus amigos mientras que McGonagall la miraba con cierta nostalgia. James se reiría de la situación si estuviera ahí, pensó.
—Así que Minnie...— dijo la voz de Remus colocándose al lado de la mujer también con una sonrisa divertida.— Igualita a su padre.

—No sabe que eres su tutor, ¿cierto?— preguntó informalmente ahora con un tono más serio.
—No se como decírselo, además... es injusto que Harry...— empezó a decir este, provocando que la mujer alzara la mano para que guardara silencio.

—No podemos hacer nada, y lo sabes bien Remus. Supongo que Leah ha tenido algo más de suerte al tenerte de padrino.— explicó esta dada por finalizada la conversación.

—No pensarás como los demás, ¿cierto?— dijo el hombre llevando sus manos a los bolsillos. McGonagall bajó la mirada por otra parte, sin saber que decirle.— Canuto se decepcionaría de ti. Y eso que eras su profesora favorita.

Por otra parte, Leah caminaba feliz por la nieve, con algo de frío pues no tenía mucha ropa de abrigo, la había dejado en casa de sus tíos, aunque en ese momento, no le importaba nada. Era feliz, y se sentía libre.

Con Vernon y Petunia, siempre había sido estar en casa. Nunca había ido a la nieve, ni había podido disfrutar del clima más que en su ventana. Era todo precioso hasta que sintió como la empujaban.

—¡Aparta de mi camino!— le gritó la irritante voz del platinado, seguido de Crabbe y Goyle corriendo como si hubieran visto nada más que un fantasma.

—No puedes matar a alguien Leah, paciencia.— dijo para si misma mientras se sentaba en el suelo, congelándose más de lo que ya estaba.— Me las pagará... luego.

Cerró los ojos por un momento y no sabía en que instante a su cabeza se le ocurrió estirarse y empezar a hacer un ángel de nieve. Calmando el estrés.

Paz y tranquilidad hasta que escuchó a alguien reír. De nuevo, la chica no dijo nada, simplemente esperó a que se fueran esas voces que la atormentaban, aunque eso no ocurrió, no ocurrió pues sintió como alguien se estiraba a su lado y empezaba a hacer un muñeco de nieve.

La Slytherin no evitó sonreír algo tímida al ver a Ron intentar hacer un muñeco de nieve. Harry y Hermione por otro lado solo disfrutaban ver a su amigo.
—¿Cómo has salido?— preguntó ella a su hermano el cual le mostró la capa de invisibilidad.

—¿Cómo has salido tú?— preguntó este con curiosidad.
—Digamos que tengo un tutor. No me preguntes quién es, porque yo tampoco lo sé.— explicó ella.

—¿No te da curiosidad saber quien es?— dijo ahora Hermione.— Personalmente si Leah tiene uno, estoy segura de que Harry también, por lo que podríais descubrirlo y en vez de quedaros con vuestros tíos, ir con vuestro tutor.

Leah no prestaba atención a lo que había dicho la castaña, estaba ocupada tirándole nieve al pelirrojo el cual casi se ahoga. Después de eso se levantó y miró a los tres Gryffindors, analizándolos curiosamente.
—¿Qué miras?— preguntó Harry frunciendo el ceño.

—Habéis asustado a Malfoy, ¿cierto?— preguntó esta haciendo que los tres asintieran.— Me tendréis que enseñar porque ha sido una pasada. Ha salido corriendo y creo que hasta ha llorado.

—Te has peleado con él de nuevo.— asumió el azabache sin evitar una sonrisa burlona.

—Eso no es asunto tuyo miope, ahora, si me disculpáis, tengo que irme o me voy a resfriar.— dijo finalmente la chica para irse de allí dejando al trío de oro algo confuso.

Era confuso de vez en cuando ver a Leah amable y divertida, y no como una enemiga o simplemente una Slytherin. A veces, a Harry se le olvidaba que era su hermana.

you're my story (Draco Malfoy)Where stories live. Discover now