CAPÍTULO SIETE

3.8K 177 17
                                    

Brigitte Stanley.

Corro por las calles de Londres sin mirar atrás, cruzando carreteras sin paso de peatones con probabilidades de ser atropellada y tropezando con personas sin poder pedir perdón. Miedo. Eso es lo que tengo mientras estoy corriendo intentando librarme de unos desconocidos que me persiguen.

Cruzo callejones desconocidos para mí, siento que me falta el aire pero cuando escucho unas voces detrás de mí, me alienta a seguir corriendo. No sé a donde ir, no se como mierda librarme de ellos. De un momento a otro me meto en un callejón sin salida y maldigo mil veces, veo por todos lados para hallar alguna escapatoria pero todo lo que veo son ladrillos y ventanas cerradas.

Me lamento por no llevar el coche antes al mecánico y estropearse en medio de una carretera, por suerte o desgracia, apenas pasan coches por ahí, así que no tuve problema con eso y la grúa lo llevó una hora después. Mientras caminaba para ir a la universidad a entregar unos papeles, ya que ese día era feriado y no había clases por ningún lado, notaba como me observaban y cuando me daba la vuelta no había nadie, hasta que empecé a alterarme y volverme paranoica. Mis pasos tornaron más velocidad y cuando volví a girar la cabeza me encontré a dos tipos a cada lado siguiéndome. Presa del miedo empecé a correr lo más que pude, aunque tuviera los músculos entumecidos, no quería estar con hombres y mucho menos con ellos.

Con lágrimas en los ojos y escuchando pasos acercándose, me apoyé en la pared tapando la boca con la mano intentando controlar mis sollozos. Cuando aparecieron aquellos hombres con armas, mil imágenes aparecieron por mi mente y una era peor que la anterior.

Un hombre alto y calvo, bastante robusto me jaló del cabello para que lo mirase a la cara y esbozo una sonrisa que era de todo menos bonita. Sollocé ahora sin poder controlarme y recibí mi primer golpe en la mejilla cayéndome al suelo, el dolor fue inmediato pero ni siquiera me inmutó. Todos los recuerdos de aquellos años vinieron a mi mente como si fueran fotografías. Me arrastre lejos de ese hombre como pude hasta que me tope con los pies de otro de los hombres. Este me jalo de los brazos y me puso contra la pared.

- El señor quiere verla.- Me dice uno de ellos.

Me empezaron arrastrar fuera del callejón sin poder articular alguna palabra y empecé a pensar de qué persona estaba hablando y porque quiere verme a mi.

- ¿Q-Qué señor? .- pregunto balbuceando.

Me jalaron con más fuerza del brazo y de pronto estaba apuntada con un arma detrás de la espalda claramente en forma de amenaza, estuvimos caminando por más de 5 minutos hasta que me llevaron a un callejón en el que no había ni una mosca.. Lágrimas incontrolables rodaban por mis mejillas y esperaba lo peor.

El hombre que me llevaba casi arrastras soltó una risa sin gracia y me miró con desprecio mientras seguíamos caminando.

- Créeme niña, lo conoces perfectamente.- me dice y yo lo miro confundida.

Antes de que pueda decir algo, aparece un coche blanco y se para donde estamos nosotros. Me retengo gritando para que no me metan en aquel coche y me llevo una patada en el abdomen lo que hace doblarme sobre mi misma y soltar pequeños quejidos mientras empiezo a toser sin poder controlarme.

- Está bien, déjenla.- Escucho una voz desgraciadamente conocida y mi pulso se dispara con temor.

Alzo la vista deseando que esa voz haya sido producto de mi imaginación pero para mi desgracia lo veo ahí. Mi verdugo. El hombre por lo que fui destruida, lastimada y que me dejo con un vacío que no creo que pueda sanar. El protagonista de mis pesadillas, el antagonista de mi vida y el hombre que odio con toda mi alma.

Sonríe con suficiencia de verme así y yo me esfuerzo por mirarle como nunca lo he mirado, asco, desprecio y un odio muy profundo. Veo como da unos pasos hacia mi y retrocedo negando con la cabeza sin poder decir ni una sola mirada, asimilando que él está aquí,, pero choco con un cuerpo robusto y me retiene por los codos para que no siga dando más pasos. Este se acerca y se queda a unos centímetros de mi.

La Musa de mis CancionesTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang