CAPÍTULO CINCUENTA Y SIETE

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Cameron Knight.

Los ojos que tanto anhelé ver por más de un mes, esos ojos que me cautivaron desde el escenario, esos ojos miel verdosos a los que me volví adicto. Esos ojos por los que escribí mi primera canción para ella y terminé haciendo un álbum completo llamándose por el apodo que le puse al ver más de cerca sus ojos.

Esos ojos que ahora me ven de una manera totalmente diferente.

Ya no puedo apreciar ese amor que nos prometimos para siempre, ya no veo el cariño en esos ojos con el que siempre nos veíamos.

Soy un completo desconocido para ella, es así como ahora me ve.

Y estuve preparándome para aquello, porque una parte de mi sabía que la mujer que amo me olvidaría, olvidaría lo que éramos nosotros. Pero por más preparado que estuviera, el dolor ha sido el mismo. Escuchar esas dos malditas palabras han sido como dos balas que impactaron directamente a mi pecho clavándose en mi corazón.

Todos los presentes se quedan en silencio ante esas dos preguntas, mientras Brigitte busca respuesta en cada uno de ellos. Yo solo puedo observarla, con ganas de que me vea como antes, que me de una sonrisa y que me diga mi amor como burla, pero nada de eso sucede. Sus ojos vuelven a clavarse en mí, ahí puedo ver recelo, desconfianza y cosas que ya no quiero descifrar porque esto me está matando.

—¿Por qué estoy aquí? —cuestiona de nuevo esta vez mirando a su padre y hace una mueca de dolor cuando se toca la cabeza.

Milán sacude la cabeza y se dirige a Brigitte dándole un beso en la frente.

—Debes calmarte, cariño —murmura dejando más confundida a Brigitte—. Tienes que estar tranquila, todavía estás muy débil.

—Solo...solo quiero saber porque estoy en el hospital —intenta levantarse pero su madre le vuelve a acostar—. ¿Por qué demonios tengo un pie escayolado?

Adhara fija sus ojos en mí mirándome con tristeza, cuando veo que va a abrir la boca, niego con la cabeza levemente. Necesito procesar que mi novia no me recuerda, que ahora soy un cero a la izquierda en su vida o eso es como ahora mismo me ve.

—No sabes cuánto me alegra que estés despierta, hermanita —Adhara se acerca a Brigitte dándole un beso en la frente.

—¿Despierta? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?¿Alguien va a decirme algo? —hace un sinfín de preguntas comenzando a irritarse al no obtener respuesta—. ¿Por qué me duele todo? ¿Mamá qué ha pasado?

Me froto la cara con las manos sintiendo mis mejillas húmedas, disimuladamente me limpio las lágrimas que no me había dado cuenta que estaban cayendo. Un suspiro entrecortado sale de mis labios y alzo la cabeza cuando siento unos ojos intensos quemando cada poro de piel.

Mi mirada se encuentra con la suya a lo que alza las cejas haciendo que mi corazón empieza a latir con velocidad.

—Tú...Tú eres ese cantante famoso del que mi hermana pequeña está obsesionada —suelta con un deje de asombro en su voz.

El hecho que me recuerde por ser el cantante favorito de su hermana y no por lo que éramos, no sé cómo deba de sentirme. Una sonrisa triste tira de mis labios mientras me levanto del sillón acercándome con pasos lentos a ella.

Sus ojos no dejan de detallarme, viendo con desconfianza y con cada paso que doy siento como el nudo que tengo en el pecho empieza a intensificarse. Cuando estoy enfrente de ella, tomo una respiración profunda y le tiendo la mano conteniendo las ganas de acunar su cara y besar sus labios tentadores.

—Un gusto, soy Cameron Knight —trato de esconder la tristeza que hay en mi voz pero me resulta demasiado complicado.

—Cameron...—niego con la cabeza cuando Evelyn trata de hablar.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now