CAPÍTULO DIECIOCHO

2.8K 167 23
                                    


Cameron Knight.

Una vez mi nana me dijo que las mentiras siempre, pero siempre, te llevan a una consecuencia, tarde o temprano y la mía fue que la mujer de la que estoy interesado y que sin ella, mis días son aburridos y monótonos, dejara de venir a visitarme.

Nunca antes había sentido esa necesidad de estar al lado de una mujer por mucho tiempo, siempre estuve yendo de un lado a otro, acostándome con mujeres día y noche, yendo de fiesta cada que podía. Mis días se basaban en eso y para el Cameron de hace dos meses y medio era totalmente divertido pero todo cambió con la llegada de una morena de ojos mieles que quiera o no, me cautivó desde la primera vez que la vi estando yo, en el escenario.

La diversión que tenía meses atrás no se compara ni un por ciento de como es ahora, antes me divertía pero por dentro me sentía vacío, sin ninguna emoción, ahora lo hago y me siento pleno, lleno y por fin mis risas y sonrisas son completamente verdaderas. Nunca supe hasta ahora lo que es divertirse viendo una película, jugando a juegos de mesa o incluso correr por las calles cada vez que esa mujer se volvía loca y le daba por correr.

Al decirle a Brigitte que me besé con Valentina y que para el colmo me gustó, sé que no era una de mis mejores decisiones, pero sí de las más necesitadas. Cuando vi como me evitaba la mirada, la poca emoción en sus ojos y como intentaba recomponerse sentí una pequeña satisfacción, para buena o para mal.

Es cierto que Valentina me besó, pero yo me aparté casi al instante y por un momento quedé sorprendido, no por apartarla, sino por no sentir nada. Valentina solía robarme besos desde que lo dejamos y yo siempre notaba un cosquilleo en mi estómago, siempre tuve atracción por ella pero cuando me besó ese día, no sentí más esa sensación.

Y utilicé eso a mi favor, darle una pequeña mentira a Brigitte y poder confirmar que ella podría estar interesada en mí y al ver sus reacciones estoy noventa y nueve por ciento seguro de que al menos por muy poco que sea, tiene cierto interés en mí y yo con eso estoy más que satisfecho. El uno por ciento llega siempre de la mano con la mala suerte.

Pero como digo, cada mentira llega con una consecuencia, Brigitte dejó de visitarme, una semana y media sin verla. A veces hablamos por chat pero tarda ratos en responder o suele responderme un poco seca. Desde ese día dejó de preguntarme si podía ir a mi casa o si podía ir a recogerla, ya no me pide más que la cante y por momentos me arrepiento de haberle dicho aquella mentira, las mentiras nunca traen nada nuevo.

– ¿Se puede saber que te pasa? .- La voz de Isaac me sacó de mis pensamientos haciéndome pegar un respingo.

Lo miro hundiendo las cejas.

– ¿Qué me pasa?

– No sé dímelo tú, estás haciendo unas muecas muy raras.

– ¿Qué muecas?

– ¿Quieres dejar de preguntarme como si pudiera estar leyendo tu mente? .- expresa con fastidio.- Te estoy preguntando a ti y me vienes a mí, preguntándome lo mismo.

– Es que no sé qué me quieres decir.

– Por unos momentos tienes una sonrisa en la cara, otros estás serio, otros curvas los labios hacia abajo.- hace las muecas y suelto una pequeña risa.- ¿Tienes un cúmulo de emociones en tu cabecita de pez o qué?

Me encojo de hombros y me pongo a colocar unas carpetas mientras Isaac escribe algunas cosas en un papel.

– La vida es muy dura.

– Pero más dura...

– Es la polla de un cura.- termino e Isaac suelta una profunda carcajada.

Por el rabillo del ojo veo como Alonso viene hacia nosotros y le doy un zape a Isaac para que se mantenga sereno, nos enderezamos en nuestras respectivas sillas y nuestras vistas fijas en el papel mientras Isaac finge que escribe, yo finjo que estoy leyendo algo.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now