CAPÍTULO CUARENTA Y TRES

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Cameron Knight.

—No puedo esperar más, debo decirle a Cameron que él es mi hijo, debe saberlo —escucho decir a Amaury detrás de la puerta y es como si todo se hubiera parado, se me corta la respiración paralizándome. Amaury se da la vuelta y el color de su cara se va tras verme al otro lado—. Cameron...

El aire abandona mis pulmones cuando no hago más que mirarlo, todo a mi alrededor da vueltas, la respiración se acelera. No...no puedo emitir palabra alguna, no reacciono pero quiero hacerlo, quiero preguntar, quiero creer que esto es una broma. Las emociones llegan a mi como un vendaval entrando a mi cuerpo y que no voy a poder controlar. Siento como el mundo a mi alrededor empieza a caer, empieza a caer un trozo de lo que tanto había construido.

Doy un par de pasos atrás como si esas palabras hubieran sido un disparo que ha llegado a mi pecho y ahora me arde. Mi respiración sigue acelerada y los latidos retumban en mis oídos. El corazón quiere salir de mi pecho, quiere ser desgarrado para borrar todas las sensaciones que llegan a mi.

Esto debe de ser una broma.

Claro que debe de ser una broma. No hay otra respuesta, no puedo creerme esto, pero una sensación extraña llega a mi cuerpo, algo amargo, algo agrio con un toque dulce. Las mismas sensaciones que me pasa cuando veo a Amaury y la misma sensación que apareció hoy cuando me quitó el pelo de la cara. Sin embargo, esto no es real, no puede serlo.

Me río.

Me río pero esto no me produce nada de gracia, quiero que ellos se rían conmigo pero no lo hacen. Quiero que alguien salga y diga feliz día de las bromas aunque no sea el día. Quiero que el señor que tengo a mi lado me diga que esas palabras son vacías, que no son ciertas, que él no puede ser mi padre porque yo solo tengo uno y es Thomás Knight.

Mis ojos viajan de Brigitte a Amaury y una mala sensación llega a mi pecho. Me ven desconcertados pero...¿qué otra cosa puedo hacer?. No puedo caer en sus mentiras, porque lo es ¿cierto?. Vuelvo a mirar a Amaury, que al parecer se ha quedado mudo observando mis reacciones, pero ni yo sé lo que estoy haciendo. Tengo la mente nublada, las palabras resuenan en mi cabeza como un disco rallado, simplemente, no me lo creo.

—Esto es una broma, ¿cierto? —inquiero soltando una risa seca y vacía que contiene desesperación en aquellas palabras—. Tiene que ser una broma.

Ninguno de los dos afirma lo que espero saber pero tampoco lo niegan dejándome peor de como estaba segundos atrás. Niego con la cabeza desconcertado, abro y cierro la boca un par de veces pero nada quiere salir de mi garganta. Me siento mareado, siento como todo lo que me rodea empieza a dar vueltas, siento como me está faltando el aire.

Debe de ser una broma.

—Cameron, debes calmarte —habla Brigitte pero no puedo escucharla, su voz es un eco en mis oídos, no puedo escuchar nada y tampoco sé si quiero.

—Decirme que esto es una broma. Nece-necesito saber que esto es una broma —murmuro en voz baja volviendo a mirar a Amaury suplicándole con la mirada que lo diga.

Presiona los labios y desvía la mirada hacia el suelo. Miro a Brigitte pero tampoco me lo confirma, solo sé me queda observando, analizando todas mis reacciones pero ahora mismo no siento nada, estoy en un bucle, todas las emociones colisionaron dejándome en nada.

—Cameron, hijo...—Amaury intenta acercarse a mi pero me alejo frunciendo el ceño alzando la mano interrumpiéndolo.

—No te atrevas, no me digas...—un nudo se me forma en la garganta impidiendo seguir hablando—. Solo quiero saber que esto es una broma, porque si lo es, no tiene ni una pizca de gracia. No me creo esto, es que...es imposible.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now