CAPÍTULO VEINTIOCHO

3.3K 168 35
                                    


Cameron Knight.

Me remuevo sobre la cama mientras mi conciencia se va despertando poco a poco y abro los ojos lentamente cuando ya estoy del todo despierto. Miro hacia el techo para luego fruncir el ceño al darme cuenta de que este no es el techo de mi habitación, esta no es mi habitación.

Giro mi cabeza lentamente y pego un pequeño respingo al encontrarme con unos ojos mieles observándome divertida. Su cuerpo está apoyado en la cama sobre el codo y la palma de la mano lo tiene en el rostro, la miro con confusión mientras su sonrisa iba creciendo.

—Buenos días dormilón —murmura y en su voz ya se puede notar que ha estado despierta desde hace un buen rato.

—Veo que estabas entretenida observándome mientras yo dormía —digo con la voz ronca para después aclararme la garganta.

Me froto los ojos con el cansancio encima aunque sé que he dormido lo suficiente o incluso más de la cuenta.

—Me gusta verte dormir.

—Acosadora.

Abre la boca indignada y me da un golpe suave en el hombro.

—No soy una acosadora, tu eres el acosador que me acusa de ser una acosadora.

La miro y una sonrisa aparece en mis labios.

—Menudo trabalenguas te has marcado, ¿no?

—Se lo voy a mostrar a mi profesora a ver si deja de joderme —musita mirándose las uñas con indiferencia.

Suelto un bufido y estiro mi cuerpo dándole en la cabeza con mi mano para después hacerme el tonto.

—¡Oye! —se queja.

—¿Qué pasó?¿Qué?

—Me despeinas.

Giro mi cabeza para mirarla elevando una ceja y mis ojos se dirigen a su pelo. Observa mi reacción y suelta un resoplido tumbándose de nuevo en la cama.

—Más de lo que ya estoy —corrige con un amago de sonrisa en el rostro.

—Yo no dije nada —me defiendo.

—Pero seguro que lo piensas.

Me callo y recibo un golpe en el abdomen por respuesta. Antes de que quite las manos, las cojo y arrastro su cuerpo en mi dirección juntando su abdomen con el mío y nuestros rostros demasiado cerca. Su risa inunda mis oídos y es lo único que necesitaba para despertarme completamente.

—¿Y mis buenos días? —cuestiono casi en un susurro.

—Ya te di los buenos días —murmura intentando soltarse de mi agarre—En cambio, tu no lo dijiste.

Le doy un corto beso en los labios pillándola desprevenida y mi sonrisa ladina aparece.

—Buenos días, ojitos bonitos.

Ella sonríe y junta de nuevo nuestros labios para después separarse dejándome con ganas de más.

—Buenos días.

—No sabía que había buenos despertares, aunque puede haber mejores —musito y Brigitte eleva las cejas.

Una sonrisa pícara se asoma por su rostro y se mueve sobre mi cuerpo quedando a horcajadas sobre mi todavía con su cuerpo pegado al mío.

—Está Amaia durmiendo al lado, lo sabes ¿no? —avisa aunque creo que lo dice más para si misma.

—Tiene el sueño pesado, no creo que despierte.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now