CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS

1.8K 100 35
                                    


(Contenido delicado. Leer bajo tu responsabilidad)

Este capítulo contiene escenas explícitas de violencia +21. Las acciones descritas no las promuevo y no deben de ser practicadas.


(1/3)

Cameron Knight.

Aparco el auto a unos cinco minutos de la casa de los Stanley ya que me es imposible aparcar cerca por todos los autos de policías que hay, he tenido que dar varias vueltas porque algunos impedían el paso. Mis manos tiemblan en el volante, he tenido que parar varias veces ya que no podía parar los temblores, tomo varias bocanadas de aire pero el aire nunca llega. Tengo los nudillos manchados de sangre y suciedad pero el dolor no se compara con el que tengo en el pecho.

Abro la puerta del auto pero cierro los ojos al sentir un pequeño mareo, mis deseos de caminar hasta su casa y encontrarlas allí son tan grandes que en un momento pienso que me voy a volver loco. Camino ido, chocando con las personas e ignorando sus quejas o insultos, el cielo ya está oscuro y mis ojos viajan hacia ese satélite que ilumina las calles de Londres y quiero creer que ella también lo está observando.

La puerta está abierta con policías entrando y saliendo, llevan chalecos antibalas junto a varias armas en la mano, sinceramente no sé si sea buena idea traer armas aquí ahora cuando todo el mundo está desestabilizado y tampoco sé porque los señores Stanley trae a los policías cuando tienen una comisaría a diez minutos de aquí pero no me preocupo por ello en lo más mínimos, es más, me importa una mierda lo que hagan.

Entro a la casa aun cuando varios policías me han dicho que no puedo pero sus pedidos me los paso por el culo. No sé si haya sido buena idea venir ya que la tensión que hay en esta casa se puede cortar con el filo de las tijeras, los llantos me dan dolor de cabeza y las voces las escucho lejanas, tengo varios ojos encima pero hago caso omiso a quienes me llaman por mi nombre, subo las escaleras y abro la puerta de la habitación de mi novia.

—¿Cameron, qué haces? —me pregunta Amaury cuando estoy adentro, lo miro por encima de mi hombro pero no digo nada y siento que le ha impactado mi mirada ya que dos pasos atrás pasmado.

Camino como un zombie por su habitación y una parte de mi tenía la esperanza de que estuviera aquí, echando sus siestas matutinas y que me mandase a la mierda cuando la despertaría solo para molestarla. Quería verla aquí junto a Amaia y que me recibieran con una sonrisa cuando llegaba del trabajo, como una familia feliz; una familia que me arrebataron.

—Cameron, sé que estás mal y que esto es muy fuerte para ti, pero necesitas controlarte —dice Amaury en voz baja, como si temiera que perdiera el control.

¿Y si ya lo perdí?

Lo escucho pero no volteo a verlo, acaricio la tapa del teclado con un dedo y mis oídos recuerdan la vez que ambos creamos una de las mejores melodías con nuestros pulsos aquí mismo, siento cada nota acariciar mis oídos como si ella misma lo estuviera tocando mientras me daba una de sus miradas cómplices.

—Estoy calmado, Amaury —respondo con voz monótona después de un rato en silencio—. ¿Temes que explote?¿Temes que vaya a hacer alguna locura?

Me giro sobre mis talones para observarle, lleva el uniforme de policía con su chaleco antibalas, el cinturón táctico policial en donde lleva dos de sus armas con algunas cosas más qué me son indiferentes. Al ver dónde se dirigen mis ojos, por inercia tapa sus armas con las manos, una sonrisa irónica aparece en mis labios.

La Musa de mis CancionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora