CAPITULO CINCUENTA

3.1K 141 59
                                    

Brigitte Stanley.

—¡Es hoy!¡Hoy es mi cumpleaños!

Frunzo el ceño al escuchar una voz chillona tan lejana mientras siento cómo mi cuerpo rebota contra algo blandito. Una sonrisa tira de mis labios cuando ya no sé escucha esa voz tan aguda y me acurruco más abrazando a la cosa que me proporciona calor pero de nuevo se escucha esa voz interrumpiendo mi sueño con Leonardo DiCaprio.

Demonios, estábamos a punto de hacer la escena del titanic.

—¡Vamos, despierten! —mi cuerpo seguía dando pequeños saltitos y no sabía porqué—. Cam, Cam, tienes que despertar. Ojitos bonitos tu también. ¡Ya basta, despierten!

Refunfuño antes de abrir los ojos lentamente sintiéndolos pesados, mis ojos detallan toda la habitación hasta llegar a una niña demasiado emocionada dando saltitos en el centro de la cama. Una sonrisa soñolienta se asoma por mis labios viendo a esa niña sonriente con su pijama de una pieza y su muñeca de la princesa Mérida, su pelo rubio despeinado.

—¿Todavía tenemos tiempo para devolverla? —inquiere Cameron con voz ronca haciéndome cosquillas en mi abdomen.

Y es cuando me doy cuenta que no encuentro la cara de Cameron a mi lado, sino que tiene la cabeza metida dentro de mi camiseta con una mano puesta en mis pechos mientras yo estoy prácticamente encima de él. Levanto la camiseta sin que mis pechos desnudos se me vean descubriendo a Cameron dando pequeños besos en mi vientre.

—¿Has dormido así? —pregunto frunciendo ligeramente el ceño.

—Es la puta gloria dormir así, ojitos bonitos —coloca una mano en mi trasero atrayéndome más a él para acariciar su nariz en mi abdomen—. Eres mi almohada favorita.

—No sé si tomármelo como un halago o señalarme como un objeto.

—Brigitte, ¿qué día es hoy? —pregunta la princesa tumbándose a mi lado aplastando en el proceso a Cameron que emite un quejido.

Finjo pensármelo pero antes de hablar, un bostezo me gana y me tapo la boca terminando de bostezar. Apenas he dormido y el culpable es el hombre que tengo devorando uno de mis pechos bajo mi camiseta.

—Hoy es sábado veintitrés de marzo y...—alargo la consonante para darle más emoción—. ¡Es el cumpleaños de mi princesa hermosa!

La atraigo hacia mi repartiendo besos por todo su rostro y su risa es una perfecta melodía que hace contraste con la de su hermano, mis sonidos favoritos. Subo a Amaia encima mía haciendo que Cameron saque la cabeza de debajo de mi camiseta de mal humor murmurando que quería alimentarse un poco más, como si no lo hubiera hecho en toda la noche.

Abrazo a Amaia con fuerza, todavía sigo sin acostumbrarme que esté aquí de nuevo, despertándonos cada día con su voz aguda y su risa melodiosa, o bueno, las veces que me quedo a dormir aquí. Llevamos casi dos semanas con ella y han sido las dos mejores semanas que he tenido hace mucho tiempo, la casa de Cameron faltaba ese brillo que emana Amaia y ahora está iluminada cada día y noche.

—Feliz cumpleaños a la princesa valiente más bonita de todo el universo —ella sonríe mostrándome ese hueco que tiene en su dentadura—. Felices siete añitos, preciosa.

—Gracias, ojitos bonitos.

—Ahora quiero muchos besos —murmuro haciendo puchero.

Se abalanza hacia mí dándome besos por toda la cara causándome la risa pero de un momento a otro es separada de mis brazos. Amaia suelta un grito cuando es alzada por Cameron, la sienta en el abdomen y yo me pongo de lado apoyando mi codo en el colchón que a su vez apoyo la cabeza en mi puño.

La Musa de mis CancionesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant